CAPÍTULO 2 1/?

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VIVÍA CON LUKE, mi hermano mellizo. Y nadie más.
Teníamos apenas diecisiete años y era ilegal que viviéramos solo, pero nadie hacía nada al respecto.
    Nuestros padres eran artistas: John y Joelie Iris White.
Nos querían, pero más querían el arte.  Se habían marchado a Europa en el otoño, en busca de musas en cafés y castillos... Mientras se gastaban lo poco que quedaba de la fortuna familiar.  Yo esperaba que regresarán pronto, aunque fuera solo para que quedará dinero suficiente como para que yo pudiera asistir a una buena universidad. A algún lugar bonito, con jardines verdes, columnas blancas, bibliotecas inmensas y profesores con parches en los codos.   
   Pero no contaba con que eso sucediera.
   Mis abuelos habían sido empresarios industriales de la Costa Este e hicieron muchísimo dinero cuando eran condenada mente jóvenes. Invirtieron en ferrocarriles y en fábricas: cosas que entusiasmaban a la gente en aquella época.  Y le dejaron todo el dinero a un abuelo que nunca llegué a conocer.
   Mis abuelos habían sido los más ricos de Eco en aquellos tiempos, aunque no significaba mucho ser el "más" algo de Eco. Freddie me contó que los Glenship tuvieron una fortuna más grande, pero, para mí, todos los ricos eran iguales. Mi abuelo construyó una gran casa al borde de un acantilado, dond  rompían las olas. Se casó con mi salvaje abuela y la trajo a vivir con él y tener hijos al borde del Atlántico.
   Nuestra casa era señorial, elegante, inmensa y hermosa.
   Y también descuidada, cubierta de maleza, azotada por el viento y manchada por la sal, como una bailarina de avanzada edad que se veía joven y ágil desde dejos, pero,  de cerca, tenía canas en las sienes, arrugas al rededor de los ojos y una cicatriz en la mejilla.

ENTRE EL DEMONIO Y EL PROFUNDO MAR AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora