c e r o

86 2 0
                                    

7:30 a.m, la hora en la que normalmente despierto para ir a trabajar, ser diseñadora de imagen en estos tiempos y con gente como la que trabajo, no es nada fácil, la exigencia de los productores y la impaciencia de los artistas me tiene con jaqueca en escala del uno al diez, un mil y una adición tremenda a la aspirina con café.

Después de una ducha con agua fría para despertar y tomar el último bocado de mi tostada con mermelada de zarzamora, di un pequeño beso en la frente a mi sobrino Eythan y después lo haría con mi pequeña sobrina Linnie, beso que fue interrumpido por el brusco abrir de la puerta principal del apartamento donde mi hermana, su familia y yo residíamos, Eythan procedió a esconderse detrás de mí y tomó mi mano fuertemente.

- No te preocupes, debes irte, se te va a hacer tarde, vamos a estar bien – dijo mi hermana al ver a su esposo tirado en el piso, había llegado ebrio a casa otra vez.

- Tu sabes que... puedo quedarme – respondí mirándola directamente a los ojos para mostrarle seguridad, Eythan solamente apretaba mi mano en señal de que no quería que me fuera.

- Eythan, suelta a tu tia, debe irse... - Mi hermana se dirigió al pequeño, el solo le daba una mirada llena de miedo.

- ¿Estas segura? – pregunte dudosa.

- Sí, no te preocupes, vamos a estar bien – Mi hermana me sonrió, sabía que la sonrisa era falsa, pero debía de confiar, simplemente caminé hacia la puerta para quitar la botella que estaba derramándose en el tapete y jalé a mi cuñado hasta una esquina donde no estorbara con la entrada, mientras iba cerrando le dediqué una sonrisa segura a los tres, las tres personas que más amo, esperando que sirviera de algo, o al menos pudiera reconfortar su espíritu. Caminé hasta el salón donde trabajo, mi vista lo único que buscaba era "Brad Mondo's salon" para que mi mente pudiera calcular a cada segundo cuantos pasos más tendría que dar hasta llegar ahí, y lo hice, 15 minutos después llegué, atendimos a varios clientes "regulares", así los llamaba Brad, el dueño de la compañía, o sea, clientes que no tienen millones de dólares en sus cuentas bancarias o millones de seguidores en instagram.

Pasaron las horas, la jornada de 8 horas cada día pasaba más lenta, cada hora parecían 24 y en un día acumulaba el cansancio de una semana de trabajo y más cuando salía de casa preocupada.

5:30 pm, más de media jornada, cuando llegó un cliente... no tanto regular, Holly Madison, la ex conejita de playboy, una cosa de vivir en las vegas es que podrías encontrarte con este tipo de personas por la calle o comprando patatas fritas en la esquina, era muy regular, pero a este paso ya no me sorprendía ver celebridades en cada esquina, necesitaba que le agendaramos por que iba a tener una portada de una revista donde hablaría de lo vacía que fue la vida de conejita ¿Quién lo diría? Algunos soñando con millones y otros soñando perder los millones para salir del infierno donde están. Mientras Brad platicaba con Holly sobre el look que quería y yo simplemente anotaba todo en el iPad, tocaron la puerta, sabía que Brad se iba a enojar.

- Una disculpa, Holly – Dijo Brad, apenado, ella solamente rodó los ojos y Brad se paró de su asiento para abrir la puerta bruscamente – Ya les he dicho que no me gusta que me interrumpan con clientes especiales – Dijo Brad sin fijarse quien había tocado la puerta.

- Es urgente, Brad – Dijo Kaitlynn, la recepcionista, estaba un tanto nerviosa

- ¿Qué es tan urgente? – Respondió el, un tanto molesto.

- Hay una llamada, es la policía – respondió Kaitlynn.

- ¿Qué quieren? – La voz de Brad cada vez se notaba más molesta y Holly comenzaba a ponerse de malas, así que solamente intenté hacerle la plática para distraerla del drama que estaba pasando.

- No es para ti, es para ella – Dijo Kaitlynn refiriéndose a mí, lo único que pude hacer es brincar de mi asiento y aventar el iPad en el escritorio, comencé a sentir una fuerte opresión en el pecho.

- ¿Qué pasa? – dije mientras salía de la oficina.

- Sal de aquí rápidamente y dejen de interrumpir – Dijo Brad molesto mientras cerraba la puerta, yo solamente corrí al teléfono a contestar.

- Hola, soy yo a quien buscan ¿Qué pasa?

- Buenas tardes, Señorita, le habla el comandante Tomas Hilton, se ha reportado un grave delito en su apartamento, necesitamos que venga – Dijo una voz grave a través del teléfono, la opresión en mi pecho era cada vez mayor.

- ¿Un delito?

- Si, un asesinato.

En secreto | Yoongi&tuWhere stories live. Discover now