Basta con mirar tus ojos para saber qué las estrellas no son tan brillantes ni el mar tan azul.
Basta con sentir tus labios para saber que el helado no es tan dulce ni la seda tan suave.
Basta con tocar tu piel para saber que la electricidad de mil voltios no es tan potente ni el escalofrío de una noche fría de invierno es tan estremecedor.
Basta con conocer tu mente para saber que el universo no es tan inmenso ni el destino tan incierto.
Basta con entrar en tu vida para no querer salir jamás.