Cinco

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El pelimenta se quedó de pie mirando fijamente la puerta del departamento del mayor.

Odió demasiado ver a su madre inclinarse frente a ese idiota, había sentido su humillación, y lo que más le dolió fue su rostro lleno de decepción, su mirada.

No pensó que él se defendería tan bien o que le llevaría con su madre, normalmente cuando intimidaban a alguien se dejaba por miedo y tiempo después huían, pero aparentemente el pelirrosa no lo haría.

Suspiró profundamente antes de llamar a la puerta, esperó unos momentos.

No quería ver su cara, quería romperle esos bonitos y regordetes labios por haber humillado de tal manera a su madre.

Aunque agradecía que no le cobrara sus estupideces a su madre, apenas si tenían lo suficiente para comer y pagar servicios con lo que ganaba en una empresa maquiladora.

-Buenos días- el pelirrosa abrió la puerta- es bueno verte- se hizo a un lado para invitarlo a entrar

El pelimenta entró ignorando el saludo del mayor, observó que el desastre permanecía donde lo habían provocado el día anterior.
Miró a su alrededor, encontrando en otro rincón algunas cosas mas relacionadas con el que parecía ser el trabajo del pelirrosa.

-Te dije que tenías mas dinero para comprarlo- metió las manos en los bolsillos de su pantalón- no sé porque te haces el sufrido

-No me hago el sufrido- respondió- esto es mi único trabajo, mi fuente de ingresos, lo que ves ahí- señaló las cosas- lo compré ayer con dinero que me prestó TaeHyung

-¿Y entonces? Se ve que ese maricón es súper rico, lo dice el auto que tenía ayer- sacó un cigarrillo y lo encendió

-Nada de cigarrillos hasta que no limpies- cerró la puerta y se acercó a quitarlo de entre sus labios- en el baño están la cubeta y lo que necesitas, andando- aplaudió un par de veces y llevó el cigarrillo a sus labios para dar una calada

YoonGi mordió su labio inferior con rabia, detestaba ser mandado por otros, esa fue la razón por la que le expulsaron de la escuela secundaria a los quince años, odiaba a sus profesores y compañeros, vivía peleando con todos hasta que el director harto lo expulsó.

Decidió no ingresar más a otra escuela para que su madre no gastara de manera inútil en alguien sin camino como él.

Sin querer había terminado uniéndose a JungKook y HoSeok cuando le defendieron de sus excompañeros que con resentimiento le buscaron para golpearlo.

Y desde esa edad la había pasado vagando por las calles, trabajando y ganando dinero de manera sucia al golpear a tipos que debían dinero a JungKook o a su jefe.

Tomó las cosas y volvió a la sala, donde comenzó a limpiar aquel rincón, observando fijamente de vez en cuando el retrato acomodado cuidadosamente en un rincón, recordaba las rosas pintadas en él, en bellos tonos pasteles, se veía como algo tan sencillo.

Escuchó ruidos proviniendo de la cocina, aparentemente el mayor estaba preparando el desayuno dado el agradable aroma que se percibía desde ahí.

-¿Desayunaste algo?- preguntó con voz dulce

-No- respondió tajante para continuar con su trabajo

-Ven a desayunar, preparé suficiente para dos- ofreció tranquilo mientras ponía la mesa

-¿Porque debería aceptar?- se incorporó para verle fijamente

-Porque soy tu mayor y debes aceptar la invitación de un mayor, además, hazlo, me lo debes por no haber llamado a la policía ayer- tomó asiento a la mesa

Sweet boy [JinSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora