I: Destino

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Había cosas que Jimin entendía, así como cosas que no.

Jimin entendía la belleza del amor real al ver a sus padres, el cómo Jiyong miraba con amor infinito a Hyuna, como la abrazaba y la hacía reír cuando besaba juguetonamente sus mejillas. El cómo Hyuna dejaba besos en los labios de su alfa y le arreglaba la camisa antes de que el alfa fuera al trabajo, riendo ante las quejas de su esposo por el labial que quedaba en sus labios, Hyuna sabía que en realidad no le molestaba.

Jimin entendía lo maravillosa que era la naturaleza, el patio trasero de su casa, el cual sus padres le habían permitido usar para hacer un jardín, uno que el omega cuidaba con mucho esmero y cariño cada una de sus flores.

Jimin entendía la pasión hacia el arte, amaba el baile, pese a sus dificultades debido a su peso, la danza era algo que adoraba con su vida, y mucho más cuando su hermano mayor cantaba mientras el bailaba en la sala de su hogar, ambos siendo observados por sus padres.

Pero luego estaban las cosas que Jimin no entendía.

Jimin no entendía por qué su padre seguía dejando su ropa tirada por todos los lugares de la casa aun si su madre lo regañaba constantemente.

Jimin no entendía el por qué su hermano se empeñaba en decir que no cantaba bien, aun cuando para él, Seokjin tenía una voz preciosa y poderosa, un diamante en bruto que debía pulirse.

El pequeño omega no entendía por qué era tan difícil usar su voz de manera tan delicada y hermosa como su hermano, se le quebraba y era agotador. Aun así, amaba cantar sus canciones favoritas cuando regaba sus flores o se movía al compás de sus canciones favoritas inconscientemente cuando hacia sus deberes.

Y, por último, Jimin no entendía por qué la gente era tan cruel con él.

Su madre le había contado hace años la historia de un alfa y un omega, donde el alfa, a pesar de los problemas del omega, de lo lastimado que estaba; lo había aceptado, dejó que aquel omega entrara en su corazón lentamente hasta ser la persona más importante de su vida. Y el omega también había aceptado al alfa, aun cuando el alfa era tan reservado, tan frio y huraño, con un pasado tan oscuro y desolado, el omega se había acercado poco a poco, consiguiendo que la historia de ambos sea una de amor verdadero.

— ¿Y ellos eran destinados? — preguntó un Jimin de entonces ocho años.

Hyuna sonrió y dejó un pequeño beso en la frente de su cachorro antes de arroparlo bien.

— No lo sé cariño, pero ellos no esperaron que el destino decida por ellos, ellos hicieron su propio destino.

Jimin frunció el ceño.

— ¿Entonces los destinados no existen? — preguntó confundido, sus padres eran destinados hasta donde él sabía.

Hyuna rio levemente.

— Existen cariño, pero uno elige si seguir su destino o cambiarlo.

"Yo quiero tener una historia así con mi destinado"

Ese había sido su pensamiento después de que su madre lo dejó en su habitación para que duerma.

Ocho años más tarde, Jimin aun soñaba con encontrar a su destinado, vivir aquella hermosa historia de amor donde estarían juntos sin importar que, donde ambos se aceptarían y amarían incondicionalmente.

Pero fue todo al revés.

Se había enamorado de Jeon Jungkook, un alfa fuerte y dominante, Jimin pensó que podría cambiar un poco su destino solo si era correspondido por el alfa.

Love ForgottenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora