Él era un señor alto, de porte brusco y ancho. En su cara se notaban los largos años de floreciente sabiduría, y, encorvado en su espalda, miraba a la gente pasar por los senderos del parque.
Me preguntaba qué hacía ahí. Me preguntaba por qué no se iba. Y me acerqué a él.-Oiga, señor - dije yo, llevada por un impulso - ¿Quién es usted?
-No tengo nombre- me respondió el amable anciano, von una voz desgastada y rota -.
-¿Y por qué está aquí?
- Vengo a compartir mi sabiduría. Después de todo no me quedan muchos años para usarlaEl viejo me sonrió. Era una sonrisa sincera, que escondía enormes cantidades de amor y apreciación.
Nuestra charla continuó un rato, y me di cuenta de que no tenía familia, no sabía su edad y no tenía idea de dónde había salido. Saber eso me rompió el corazón. ¿Quién sería capaz de dejar a un pobre anciano abandonado, desatendido, y solo en una banca de un parque?, Eso me lo quería responder. Quería decirle que todo estaba bien, pero no tuve oportunidad de expresárselo, ya que en el momento que abrí mi boca, él habló.-Sabes, yo solía tener a alguien.
-Eso es bueno de oír. ¿Quién era?
-Era una niña. No recuerdo nada sobre ella, sólo la recuerdo diciéndome "abuelito".
-Entonces ha sido padre y abuelo usted.
-Creo que así es.Sus iris mostraron melancolía y tristeza, y sus pupilas se mezclaban en el reflejo del bello sol del atardecer. Algo había pasado. Algo que yo no notaba, y que mucho menos entendía. Hablé.
-Usted debió haber vivido mucho tiempo. ¿Cierto? Sus ojos me lo dicen.
-No,no... Yo no tengo cuenta del tiempo, ya que el tiempo es sólo una representación fácil de interpretar de la vida. No todos saben lo que en realidad es la vida. ¿Acaso tú si?
-Porsupuesto. La vida es algo asombroso, te diviertes y ríes con los que amas.
-Jeje, eso solía decir mi nieta, pero yo le corregí. La vida es como una estación de trenes. El nacimiento es nuestro tren de llegada a la estación, nuestro tiempo de vida es la estancia en ella, y la muerte es el siguiente tren. Algunos deciden sentarse a pasar el tiempo, otros hacen actividades productivas antes de irse, otros se preocupan por la llegada de el siguiente tren, y otros quieren subirse en ese mismo instante.
-Entonces, ¿Por qué está sentado allí?
-Porque yo ya caminé por toda la estación, e hice muchas cosas en ella, y ahora me siento a esperar el tren. No me queda tanto tiempo como tú, jovencita.
-Ya veo. Usted tiene un sentido de la vida muy peculiar. Es una persona lista
-Lista no, sabia. Ser listo es ser un líder que puede todo con el fin de estar preparado para la vida, pero una persona sabia sabe cómo y cuándo hacerlo.El señor me miró, abrió su maletín y sacó un reloj de bolsillo. Parecía un artefacto muy viejo. Me dijo que el tiempo corría, que cada segundo contaba, y que yo debería ir a conseguir una pareja o a salir con amigos, disfrutar mi juventud, y que no tenía que estar hablando con él, con ese pobre anciano que yacía sentado en una vieja banca del parque.
Yo le respondí que no se preocupara, que por ese hecho de que me quedara mucho tiempo de vida yo no tenía prisa en hablar con él. Él solamente me dijo que mirara al cielo, al sol que bajaba por el horizonte, y me dijo que esperara. Se hacía de noche, y él se estaba durmiendo, o al menos eso parecía.Sonreí, y el me miró. Después de un rato el se llevó una mano al corazón, y se doblaba por un dolor que parecía intenso. Cayó al suelo. Yo me aterré y grité, pero no había nadie. Él solamente me calló con una sonrisa, mientras me decía: "Me parece que el tren ha llegado por mí". Y cerró sus ojos a la par que el sol se escondía, solo que fue para siempre.
Para mi abuelo, que siempre me llenaba de historias y conocimientos.
por: Akkisawa
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El parque
Short Story¿Qué es la vida? ¿Cuál es su significado? Un anciano sentado en una banca del parque me respondió esas preguntas.