ENAMORATE DE MI

Hacer el amor con ella es maravilloso, su aroma me embriaga, sus ojos celestes son el cielo, donde me lleva cada noche. Sus labios hacen un buen equipo con los mios, sus senos caben perfectamente en mis grandes manos, esas piernas con la que me enrosca cada vez que me hundo en ella son tan perfectas, largas y hermosas, me aprietan exigiendo más y más de mi, y no se lo puedo negar, ella es mi vicio. El orgasmo es la mejor parte, la siento vibrar debajo de mi, y su respiración se calma poco a poco. Ambos terminamos sudados por el gran placer que nos hemos dado esta noche. Una vez relajados salimos de la cama y nos metemos a bañar y bajo la regadera nos envolvemos en pasión de nuevo. Salimos de la ducha y nos ponemos algo de ropa y nos metemos abrazados a la cama de nuevo para caer rendidos en los brazos de morfeo. Una vez dormidos puedo escuchar una dulce vocesita decir "mamá" que me hace despertar de inmediato y en un susurro llamo a mi dulce compañía que se despierta rápidamente y se levanta, se pone una camiseta y su pijama de conejitos y ami me avienta un short y una camiseta, nos vestimos rápidamente, y escuchamos que unos pasitos están cada vez más cerca de la puerta, mi amada corre a abrir la puerta y entre la oscuridad de la noche veo a una pequeña de cabellos rosados con una pijamita blanca, viene descalza, con una mano sujeta a luna pelota y con la otra manita se talla los ojitos, indicando que esta asustada, seguramente por una pesadilla.

-Ven aquí pequeña, duerme con mamá- la acuesta en medio de nosotros, yo me quedo embobado viendo a ambas, las mujeres de mi vida, simplemente las amo. Mi pequeña se duerme inmediatamente por la comodidad de estar entre nosotros. Veo a mi esposa que antes de dormir me da un abrazo y me besa con pasión y le correspondo de la misma, cuidamos de no despertar a nuestra pequeña, pero es imposible decir que no a sus besos, le acaricio la mejilla y la sigo besando, su lengua se apodera de la mía y no puedo parar de seguirle el ritmo, me suelta y me riega besos por toda la cara.

-Oh Serena..- gimo de placer por sus besos. Abro los ojos.

-Mushi... ¡Que asco!- No, no era Serena. Era mi perro. Mushi me lambió toda la cara, y me despertó del hermoso sueño. ¡Rayos, estoy Humedo! y agitado aún por el sueño erótico. ¡No puede ser¡ Volví a soñar con ella!. Volví a desnudarla y a hacerle el amor. Esto es todas las noches desde que la conocí. Mi despertador indica que es hora de levantarme, esta bien, aquí voy. Me levanto y me meto a bañar, me miro en el espejo para afeitarme y no puedo creer lo que veo ¡pf! esto va de mal en peor. En mis sueños soy un hombre muy guapo con una sonrisa encantadora que derrite a cualquier mujer que me mira y el pelo alborotado, me luce muy bien, mi ropa me hace ver muy atractivo.

Pero en la realidad me doy asco. No puedo alborotarme el cabello porque parezco puerco espín, hasta ellos lucen mejor que yo, mi sonrisa no derrite a nadie, porque tengo braquets, y mi cara es aún peor, tengo manchada toda la cara por los barritos que aparecen diariamente. Alto si soy, pero musculoso no, ni una pizca de músculos, lo que hace que mi ropa parezca muy grande para mi flacucho cuerpo.

Es lunes y tengo que ir a la universidad, salgo de mi recamara y me preparo un café y unos huevos revueltos para el desayuno. Antes de salir me hago mi peinado como si un dinosaurio me hubiese lambiado y me coloco mis anteojos de intelectual, a quién engaño, sólo soy el nerd de último grado.

Casi al llegar a la universidad volteo a ver el otro lado de la acera y veo caminar a la mujer de mis sueños con sus amigas, sigo caminado y mis ojos no se despegan de ella, es tan hermosa sus coletitas vuelan con el viento, lleva unos jeans celestes que combinan perfectamente con sus hermosos ojos, una blusa estraple negra que le enmarca su perfecto abdomen, cintura y sobre todo sus senos y encima de sus hombros esta cubierta por una chaqueta rosa que combina perfectamente con sus botas altas y su bolso de mano que cuelga en su hombro derecho. en sus manos lleva una carpeta. Es tan perfecta que no me canso de admirarla. En mis sueños la he hecho mía una y otra vez, la he besado y he recorrido cada parte de su cuerpo con mis manos y con mis boca y mi lengua ¡Dios! ¿Algún día se hará realidad? ¿Algún día seré dueño de su boca y su cuerpo? Si sólo una vez me pudiera dedicar una de sus dulces sonrisas me daré por bien servido, si de su hermosa boca pudiera salir mi nombre ese día me sentiré en la gloria, y si me correspondiera me sentiré el dueño del mundo.