Ella siempre había sido diferente de los demás, sus padres sólo la decían que era especial o frágil, pero ella sabía cual era su diferencia, los demás no tenían a una pequeña mariposa morada siempre a su alrededor, los demás tenían amigos de carne y hueso, no insectos, a ella no le molestaban, de hecho su compañía le agradaba, las abejas, mariposas... lo único que le asustaban eran las avispas que se acercaban rápidamente a ella, un pequeño roce hacía que su piel se rompiera en pedazos mientras que los demás eran fuertes, la piel de los demás era lisa, la suya estaba adornada con flores, la más grande salía de su ojo derecho el cual permanecía cerrado desde su nacimiento, hermosos lirios blancos decoraban su blanca piel, su ojo azul claro combinaba con los tonos de aquellas flores y sus largos cabellos rizados y rojizos caían por su espalda creando hermosas ondas, ella no era como los demás, y ella lo sabía perfectamente, ella era Blume.
Su padre, un famoso diseñador de moda y su madre, dueña de una empresa de cosmética conseguían todo el dinero necesario para los tratamientos de su pequeña niña, habían pasado de un ático en el centro de la ciudad a una enorme casa a las afueras de un pueblo, donde el aire era más puro y no dañaría a su niña, un jardín inmenso donde ella podría jugar todo lo que quisiera y muchas niñeras que la cuidaban si sus padres no estaban.
En los días soleados ella se iba al jardín y se sentaba bajo un árbol con su libro de cuentos, leía cada historia y después se tumbaba en la hierba a dormir, tiempo después una niñera siempre la llevaba a la cama.
Hoy la pequeña niña de 4 años se despertó en su cama repleta de cojines y peluches, se estiró y frotó su ojo con su pequeña manita, en la palma de su mano había tres pequeños lirios por lo que tenía que ser extremadamente cuidadosa para no dañarlos, se sentó en el borde de su cama donde sus pies no llegaban al suelo, miró a su alrededor buscando a su pequeña amiga, sin embargo esta no estaba en ninguna parte de la habitación, ni siquiera en su pequeña casita en la mesita de noche, se levantó y salió de la habitación sin olvidar su peluche de totoro, fue a la cocina y allí cogió un pequeño taburete de madera, lo puso enfrente de la encimera y se subió a él para coger un pan de leche que había en el centro de la superficie, bajó del taburete y salió por la otra puerta hacia el salón, aquí se escondió detrás del sofá, tenía que ir con cuidado o sus niñeras podrían pillarla, se asomó por uno de los extremos del sofá y cuando vio que no había nadie fue corriendo hacia la puerta que llevaba al jardín.
Una vez fuera la niña por fin pudo relajarse, sus niñeras nunca pasaban por allí, el agradable olor de las plantas la envolvió por completo, fue hacia un gran árbol en un extremo del jardín y se sentó en un columpio que colgaba del mismo, aquel árbol llevaba años allí, era un hermoso sauce llorón, Blume pasaba todo el tiempo allí jugando con sus amigos insectos, su mejor amiga era una mariposa morada llamada Eli, Eli siempre seguía a todos lados a Blume, le encantaba posarse en el lirio del ojo de la pequeña, incluso vivía en su cuarto, pero de vez en cuando desaparecía y volvía unos tres días después, lo primero que hacia al volver era ir hacia Blume y posarse en el lirio de su ojo tomando el polen y alimentándose para después posarse en el hombro de la niña.
Empezó a columpiarse y sus largos cabellos rizados se iban moviendo al compás del columpio, su camisón blanco se movía dejando al aire pasar hacia sus piernas dándole a los lirios que siempre escondían todos sus vestidos y calcetines, entonces una pequeña mariposa morada se posó en el lirio de su ojo, ella paró de columpiarse, Eli se alimentó y después se posó en el hombro de la pequeña.- ¡Por fin viniste! ¿Qué aventuras tuviste hoy? - Dijo la pequeña, Eli movió las alas y las antenas como respuesta y Blume bajó del columpio dando un pequeño salto - ¡Vayamos a tener aventuras! - Empezó a correr hacia los rosales y los rodeó llegando a una zona en la que había tres bancos plateados, una fuente que tenía nenúfares flotando y dando vueltas lentamente, la niña se acercó a la fuente y ayudándose de sus brazos consiguió subirse, se sentó mirando al agua, metió sus dedos y empezó a moverlos creando pequeños remolinos, normalmente ella no solía estar en esa parte del jardín tan temprano porque el sol siempre daba de frente y hacia mucho calor, entonces el ruido de palitos partiéndose la sobresaltó, miró hacia el lugar de donde provenía el sonido y vio a una niña, tenía ojos azules oscuros y su cabello liso y oscuro caía hasta su cadera, su cara estaba llena de pecas, llevaba un pantalón verde y una camiseta blanca con estampado de rayas verdes, cuando vio que la observaba la niña esbozó una pequeña sonrisa.
- Hola - Blume la miró de arriba a abajo y la niña se acercó, subió a la fuente y se sentó a su lado.
- Hola, ¿quién eres? - Preguntó, nadie que no viviera en la casa entraba al jardín y ella nunca había visto a esa niña.
- Soy Valeria, soy hija de Anabel una de las que trabajan aquí - Ya sabía ella que esa niña se parecía mucho a su niñera.
- Anabel es mi niñera.
- ¿Entonces tu eres Blume, No?
- Si - La sonrisa de Valeria creció aún más, Blume no sabía que pensar, nunca había estado con personas de su edad, pero de alguna forma se sentía tranquila y cómoda con Valeria.
- ¡Genial! ¿Tu conoces el jardín? ¡Enseñamelo por favor! Así podremos jugar juntas - La cara de Blume se iluminó de alegría, pocas veces había podido jugar con alguien, la mayoría de sus niñeras solo cuidaban de ella pero no jugaban.
- ¡Claro! ¡Así jugaremos juntas! - Bajó de la fuente y empezó a seguir uno de los caminos de piedra, Valeria la seguía observando cada cosa que las rodeaba, Blume se paró y señaló un árbol del que colgaba un gran columpio en el cual podían sentarse ambas - Aquí podemos jugar - Valeria sonrió y se dirigió al columpio, se sentó y le dio unas palmaditas al sitio a su lado para que se sentara Blume, ella se sentó a su lado y ambas comenzaron a hablar, Valeria contando historias sobre el pueblo y Blume historias sobre su casa, Blume cada vez sentía más curiosidad hacia el pueblo, estaba deseando poder ir algún día, seguramente su nueva amiga podría llevarla allí.
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Flowery Fragile (ADVERTENCIA: Flower gore)
Romance"¿Quién eres?" "Blume" "¿Por qué tienes esas flores en tu cara?" "No lo sé" "¿Y por qué no te las quitas?" "Porque no puedo" "¿Y cuando se van a ir?" "Mis padres dicen que algún día formarán un jardín, así que supongo que cuando estén listas para ir...