Capítulo 4

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Capitulo IV
Miércoles 14 de Mayo, 2014.
Santiago Chile.
Dulcie

¿Recuerdas que la semana pasada te dije que hoy estaría New Jersey como el infierno? Solo procura usar bloqueador o te pondrás como camarón.

Jajajajaja.

Ríete.

Jajajajaja

Observo la hora de su ultima conexión y muerdo mi labio inferior con frustración al darme cuenta que si hubiera iniciado sesión cinco minutos antes lo hubiera encontrado conectado, de verdad que tengo mala suerte porque nunca estamos conectados a la misma hora y eso hace que no hablemos tanto como quisiera.

¿Qué tienes pensado hacer este verano?

Le pregunto por ultimo con una sonrisa en mi rostro para después llevar el puntero de mouse hacia su nombre, darle click e ir directo a su perfil y ver nuevamente sus fotografías.

Es una lastima que no publique muchas, la ultima que publico fue hace tres meses y es una donde se le ve parado frente a un espejo de cuerpo completo en el gimnasio que seguro atiende diario, trae pantalones cortos deportivos y una playera que cuando le hago zoom a la fotografía me deja maravillarme con esas piernas y brazos muy bien trabajos.

—¿Aun sigues babeando?

La voz de Olivia detrás de mi hace que me de cuenta que tengo la imagen de Hades ampliada por toda mi pantalla portátil, rápidamente me desconecto, cierro mi laptop y me giro a verla.

—Solo un poco. —ella sonríe mientras niega con la cabeza y entra a mi habitación, no me pierdo el detalle de que trae una bandeja con comida.

—¿Qué me has traído? —me siento en posición indio sobre la cama, observando lo que parecen ser unos panes blancos con algo rojo dentro y un vaso de alguna malteada. —lambo mis labios, con solo mirarlo, me ha sacado el hambre.

—Son choriquesos papá acaba de hacerlos y dijo que tenias que probarlos.

—Creí que tu papá odiaba cocinar.

—Lo hace, pero hace una excepción cuando sus antojos a los choriquesos llegan, dice que nadie puede hacerlos tan buenos como el, por eso no deja que mamá los haga, o compre unos en la calle. Las malteadas esas si yo las hice. —ríe.

Tomo uno de los panes y le doy una gran mordida, gimo cuando el sabor del chorizo y el queso se hacen presentes, sin duda esta delicioso.

—Veamos una película, ¿te parece? —asiento masticando.

—Si, veamos El viaje de Chihiro. —me levanto de la cama para ir hacia donde deje el control remoto para encender la tv.

—¿El viaje de quien? —pregunta Olivia confundida.

—De Chihiro, créeme la amaras.

Al parecer se me olvido cerrar la ventana anoche, un estúpido sancudo o mosca esta arruinando mi sueño. Paso nuevamente mi mano sobre mi oreja para ahuyentar nuevamente al animal pero esta vez soy capaz de presenciar algo distinto, algo duro combinando con una queja.

Es lo suficiente para hacerme abrir lo ojos y encontrarme con Mateo sonriéndome de lado, frunzo el ceño mientras me siento y giro rápidamente a mi lado para ver a Olivia aun dormida.

—Estoy preparando el desayuno—asiento mientras lo veo sonreírme una vez mas antes de verle salir de la habitación.

¿Qué hace aquí?

Puede que algunas cosas las olvide al instante que me las dijeron pero estoy segura que ni Olivia o alguno de sus padres dijo que Mateo estaría hoy aquí, y no es que no lo quiera aquí o algo así, es mas bien el echo que Olivia me conto hace meses que Mateo no venia a esta casa por un motivo que aun sigo sin conocer.

Salgo de la cama y coloco mis calcetines antes de bajar a la planta baja y tragar en seco cuando le veo cocinar, a mi siempre me atraen los hombres que cocinan.

—Huele muy bien ¿qué cocinas? —le pregunto mientras tomo asiento junto a la barra de la cocina.

—Pan tostado con palta, huevos y zumo de naranja.

Asiento mientras lo veo servir la comida en dos platos, para luego colocarlos junto con dos vasos con zumo de naranja en la barra, se sienta a mi lado y comienza a comer.

—Come rápido que se nos hará tarde.

—¿Se nos hará?

—Si, te llevare a un lugar.

—Pero tengo clas..

—En la tarde—termina por mi—te traeré justo a tiempo—asiento mientras comienzo a desayunar, lo hacemos en silencio y no me gusta porque nunca me han gustado los desayunos silenciosos.

—Y...—se gira a verme—creí que no venias por acá.

—Rocio no estará hoy ni mañana así que aproveche para venir.

—¿Por qué llamas a tu madre por su nombre?

—Rocio no es mi madre. —eso me toma por sorpresa.

—Oh, yo...lo siento, no sabia.

—No te preocupes, supuse que Olivia no te lo había mencionado. No nos llevamos bien, soy hijo de su ex mejor amiga, ya te imaginaras el drama.

***

No se si llamarle a esto una cita o solo una salida entre amigos, pero me esta gustando, Mateo decidió en llevarme a ese misterioso lugar en metro para que conociera un poco mas la ciudad y me gusta porque muy pocas veces lo he usado, siempre viajo en el auto de Olivia.

Nos bajamos en la estación Quinta Normal Línea cinco y al caminar puedo ver varias áreas verdes, y museos hasta que llegamos a una laguna y casi quiero brincar de la emoción cuando Mateo me dice que nos subiremos a los hidropedales.

Una ves dentro de uno comenzamos a pedalear pero a la vez Mateo comienza a hablar y no necesariamente de algo que me guste.

—Te iras pronto pero quiero...quiero decirte algo Dulcie.

—¿Cómo que? —sonrió nerviosa. Solo espero y no me pida que repitamos lo de la vez anterior.

—Me gustas—dejo de pedalear para observarlo fijamente a los ojos, el sonríe mientras muerde su labio inferior. —Se que te estas preguntando que como, si casi ni nos hemos visto pero...pero con lo poco que he visto de ti ha sido suficiente para que lograras llamar mi atención, y no es una forma solo de deseo sino de algo mas.

Me rio.

Llevo mis manos a mi boca para detenerme.

—Lo lamento, no me estaba burlando ni nada es solo que me tomaste desprevenida, no pensé que llegaras a decirme algo así, nunca—rio nerviosa—Hay que ser honestos, nos hemos visto como cuatro veces en todos estos pocos meses que he estado viviendo aquí, me iré a Estados Unidos muy pronto y la verdad creo que seriamos mejor como amigos.

—No te tomes esto mal pero me gustaría hacer algo antes de que te vayas y seamos amigos.

—¿Besarnos? —admito que un buen besador y un beso se vale. Me gustaría un beso.

—Besarnos, si pero también me gustaría darte de regreso lo que me diste aquella primera vez que nos vimos.

—Traigo pantalones—le hago saber—y muy apretados déjame decirte, batalle en ponérmelos y será una gran batalla quitármelos pero los uso porque se me ven increíbles.

El solo ríe comprendiendo que lo estoy rechazando nuevamente, comenzamos a pedalear y mas tarde cuando me lleva a conocer algunos museos la tención entre nosotros desaparece haciendo la mañana con una de las mas divertidas.

Irresistible [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora