Sonríe.

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Charlotte era una típica chica quinceañera que le gustaba salir de fiesta, estar con sus amigos, etc...Pero todo eso cambió cuando quiso hacer cosas aún más locas de las que cualquier otro adolescente haría. Quiso tintarse el cabello y cambiar su total apariencia.

-Venga Katia, vamos a la estética. -dijo Charlotte feliz.

-No estoy segura Lottie, no creo que lo mejor sea que te tintes el cabello de azul, se burlaran de tí. -le dijo a ella su amiga.

-Por favor, más que sea acompañame, será divertido. -Charlotte se quejó.

-Vale de acuerdo, pero luego no digas que te lo advertí. -le informó su amiga.

Ambas estraron al salón de estética. Era muy grade, con paredes blancas y con adornos. Habían muchos productos, cosas que a Charlotte le fascinaban. Llegó el turno de Charlotte, ella estaba impaciente.

-Buenos días ¿Qué desea hacerse?-le preguntó la estilista.

-Quiero cambiar mi tono rubio por uno azul botella.-dijo ilusionada Charlotte.

-Vale espere un momento.-le dijo la estilista y ésta se fué.

Tras unos minutos era el turno de Charlotte. La llevaron a lavarse el pelo y luego a la silla dónde ocurriría todo su cambio. La estilista le separó el cabello en pinzas y luego comenzó a echar el tinte. Cuando hubo acabado juntó todo el cabello y le puso un gorro de ducha. Mientras esperaba cogió una revista de moda que se encontraba allí y comenzó a leerla mientras pasaba el tiempo.

Había pasado media hora de la aplicación así que ya tocaba quitárselo. La estilista llegó a dónde ella se encontraba, la llevó a dónde le lavaron el pelo anteriormente y le quitaron todo el producto para terminar su tarea. Cuando Charlotte se vió, se quedó perpleja. ¡No creía que le iba a quedar tan bien!

-Wow, Lottie...-le dijo Katia.

-Es genial. ¡Me encanta! -grita Charlotte.

-Venga salgamos.-le dijo Katia para que los demás pudieran apreciar lo mismo que ella.

Charlotte pagó a la estilista y se dirigió fuera de la estética. Mucha gente la miraban. Se les quedaba la boca en una perfecta O. Otros tantos cotilleaban sobre su nuevo look. Ella se sentía horrorizada, nadie nunca le había prestado atención, y ésto era nuevo para ella. Quería correr y desaparecer de allí. Por desgracia, Choë, su mejor amiga de la infancia, pero su mayor enemiga en la actualidad, estaba también allí, en la calle, y no dudaba en acercarse a Charlotte para reprimirle.

-Pero mira qué tenemos aquí, la preciosa de Charlotte Edwards en azul, ¿qué te pasó? ¿te convertiste en Pitufina? - se burló Choë.

Cuando Charlotte y Choë estaban en el colegio, ellas eran las mejores amigas, pero un día Choë se empezó a juntar con Ashley, una chica que nunca le había caído bien Charlotte, no tenía nada en contra de ella, sólo que nunca se quiso acercar a ella porque pensaba que era una nerd, así que Charlotte nunca le dió demasiada importancia hasta que le arrebató a su mejor amiga. Ella se encaró con Ashley y ésta simplemente se burló de ella. Poco después de aquello, Choë y Ashley empezaron a insultarle y a menudo a pegarle, en pocas palabras, le hacían bullyng. Ella sufría cada día, llevaba cinco años sufriendo ese remordimiento todos y cada uno de los días, no tenía escapada.

Cuando Choë le dijo eso, Lottie no le respondió las palabras, se marchó a su casa, quería desahogarse. Sin explicación, Katia no la siguió, se quedó con Choë, porque a pesar que era la mejor amiga de Charlotte, también era amiga de Choë.

Charlotte llegó a su casa. Se dirigió a su habitación y se encerró allí con llave. Sus padres no estaban en casa, sólo su hermano mayor, al que le tenía mucho rencor por hechos del pasado, casi ni se dirigían palabra.

Sonríe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora