Minatozaki Sana es una chica común y corriente de origen japonés, a sus 25 años ha aprendido a hablar de manera fluida el inglés y el coreano, este último por el simple hecho de que hace un par de años tuvo que dejar Osaka junto a sus padres ya que al patriarca le habían ofrecido un buen puesto en uno de los hoteles más famosos de Seúl, pues según las palabras de su padre, la familia dueña de ese hotel tiene una cadena de otros hoteles ubicados en otros países del continente asiático, sin mencionar el hecho de que quieren expandirse a Europa, y al tener uno úbicado en Corea del Sur, tarde o temprano tendría la oportunidad de ofrecerle un puesto; Sana siempre ha pensado que su padre confía mucho en sus dotes como Gestor Estratégico, aunque siendo sinceros, alardea mucho y puede que un día le salga el tiro por la culata, pero Sana espera que eso nunca pase.
Lleva cerca de medio año trabajando en un Call Center y viviendo sola en su departamento, ya que en su búsqueda por ser independiente de su padre así como el deseo de sentir un poco la soledad que te brinda el hecho de vivir sola, fue lo mucho a lo que se podía dar el lujo.
Estaba en su último año de terminar su carrera como abogada, por lo cual la presión de parte de su padre era cada vez más notoria, esa es una de las pocas razones por las cuales decidió vivir sola, necesitaba un respiro de todo aquello. Pero a su padre no le pareció mucho la idea a lo cual le dijo que abonaría la mitad del pago mensual a la Universidad este último año.
Sana abrió los ojos en par en par, es decir ella iba a correr con los gastos de su departamento, y ahora su padre en medio de su pataleta decidió dejarle la mitad de los gastos ese último año, pero bueno, si lo pensamos bien la mitad hace la diferencia, y al menos agradecía eso ya que al tener un padre idealista tuvo que ir a una Universidad privilegiada, sí, ¿por qué no?
Si tenía la suerte de encontrar un trabajo con una paga decente podría vivir un poco tranquila, cosa que logró, aunque consumía más de su tiempo del que esperaba.
Su trabajo era sencillo, atender las llamadas y ayudar al receptor en su ubicación por toda Corea del Sur, recordemos que Corea del Sur es muy conocida, por lo que cada vez la taza de turistas va en aumento, en pocas palabras el Call Center al que presta sus servicios también ofrecía servicios direccionales.
No podía quejarse, era algo que en menor medida le gustaba ya que podría poner en práctica su nivel de inglés y de paso incluir el japonés, porque a decir verdad, no le estaba sacando provecho en nada a su inglés y si dejaba de practicarlo podría afectarle un poco y no quería eso.
Ya era el medio día, su turno estaba a poco de comenzar, caminando por las calles paró frente a un edificio, entró saludando al guardia que se encontraba ahí y siguió su camino hasta el ascensor, donde presionó el botón con el numero respectivo de su piso; esperó unos segundos hasta que este se abrió saliendo unas cuantas personas de el.
Entró observando después como las puertas se cerraban, miró a su lado hacia el ventanal, la posición del ascensor le daba una buena vista de una parte de la ciudad. Suspiró recostándose en la pared del mismo, las cosas no iban tan mal después de todo, aunque sus compañeras siempre le recordaban que algún día se terminaría matando por el doble esfuerzo que hace.
-¡Hola Sana! -saludó una de sus compañeras al verla salir del ascensor.
-Hola Eunha -se sentó en su cubículo luego de dirigirle una sonrisa a la chica- ¿Y Mina? -preguntó luego de recorrer el lugar con la mirada.
-En el baño -de su bolso sacó una paleta para llevársela a la boca luego de despojarlo del plástico que lo protegía.
-Ya veo -murmuró regresando la vista a su monitor mientras se posicionaba los auriculares.
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Se alejó con un leve empujón haciendo que su asiento se moviera sobre sus ruedas para poder estirarse. Dejó escapar un quejido y suspiró sintiéndose realizada, hacer sonar su espalda era la cosa más placentera que podía hacer en esos momentos.
Su compañera rió levemente al ver su acción, pareciera que le diría algo cuando recibió una llamada dejando todas esas intenciones atrás.
-Luego del trabajo ¿quieres ir a cenar con nosotras? -preguntó Mina desde atrás acercándose hacia Sana gracias al empujón que se había dado con la mesa.
Sana le sonrió tristemente aludiendo que tenía proyectos que terminar, cosa que a Mina no le sorprendió, regresó a su lugar inmediatamente esperando atender a otro cliente.
La japonesa se sobresaltó al ver que tenía una llamada entrante, respiró profundamente para luego dejar escapar el aire lentamente, carraspeó aclarando su garganta y apretó el botón.
-¡Hola, está usted llamando al servicio direccional de Seúl, habla Sana ! ¿En qué puedo servirle? -dijo aquello mecánicamente, se había vuelto una costumbre luego de repetirlo cientos de veces.
-Sí, bueno ¿dónde puedo encontrar una tienda de servicio Kia? -una voz de un chico joven sonó a través de la bocina.
-¿Dónde se encuentra usted? -le preguntó aquello pero en inglés, había notado el acento británico del chico sin mencionar que su coreano le faltaba ser pulido.
-¡Oh! Olvidé que era un Call Center -rió avergonzado hablando su lengua natal- estoy en el puente Banpo, en el río Han -aclaró a lo que Sana tecleó algo en su computadora, sabía perfectamente donde estaba el chico, pero tampoco era un radar como para explicar a lujo y detalle.
-¿Sabe como llegar a la estación de bomberos? -preguntó dudosa, explicar aquello le resultaba un poco confuso.
-Sí -respondió el chico amablemente.
-Bueno, unas 3 calles más arriba está ubicado el sitio al que quiere ir -explicó a lo que recibió un corto silencio por parte del chico.
-¡Oh ya recordé! Lo siento soy un despistado, muchas gracias señorita -agradeció para luego terminar con la llamada.
Miró a un lado su café expreso, lo llevó a su nariz para aspirar el aroma y sonreír, aquello le causaba una serenidad plena; llevó un poco a su boca pero entonces el teléfono volvió a sonar, dejó el café a un lado bufando a su paso.
-¡Hola, está usted llamando al servicio direccional de Seúl, habla Sana ! ¿En qué puedo servirle? -volvió a repetir la misma frase mirando fugazmente el reloj, eran las 5:56 de la tarde, en uno minutos y estaría libre.
Del otro lado de la bocina escuchó una voz femenina preguntando algo muy rápido en...¿ruso? No estaba segura, era un idioma al que aún no pensaba cursar.
-¿Disculpe...? -preguntó tímidamente, había un horrible ruido del otro lado que no dejaba escucharla hablar claro.
La chica volvió a hablar pero ésta vez en otra lengua, oh perfecto ahora hablaba en chino, conocía solamente lo básico por lo que ni loca hablaría en esa lengua.
-Mmh, no hablo chino -respondió titubeando a lo que recibió un pequeño silencio por parte de la chica.
-Que vengas, te quiero coger ya mismo -gruñó hablandole en coreano.
Sana se quedó muda ante aquellas palabras, reordenando sus ideas se calmó, había notado el tono oscilado lo que seguramente indicaba que estaba ebria o algo por el estilo.
-Disculpe, seguramente se ha equivocado, ahora con su permiso voy a terminar la llamada -trató de sonar lo más profesionalmente pero aquello la había descolocado de sus cabales.
-¡Espera espera espera! ¿No eres Solar? -se podia escuchar la angustia y la confunción en su voz.
Sana tomó un leve respiro y suspiró.
-No, usted ha llamado al servicio direccional de Seúl -contestó con toda la calma posible.
-Oh, shit.
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No sé cuando actualizaré pero no prometo nada (lo máximo que me tarde puede ser un mes, casos extremos 2).
Bueno si les parece la idea hagánmelo saber uwu
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Call Center |ヽSatzuヽ[G!P]
FanfictionDonde Sana recibe llamadas de una desconocida en el turno vespertino. Una llamada equivocada puede no significar mucho, de ser así...¿Por qué no le ha cortado?