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—¡Oye espera! —el chico caminaba apresurado tras la figura femenina quien al escucharlo gritar volteo a verlo de una manera confusa.

Sostuvo el peso sobre sus rodillas inclinándose mientras trataba de recuperar el aire que había perdido en la pequeña maratón que había hecho. Tomó una gran bocanada de aire para luego soltarlo en un suspiro exagerado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

—¿Sucede algo? —preguntó extrañada de ver al chico tan errático.

El chico cambió su expresión a una más nerviosa seguido de una sonrisa tímida mientras jugaba con su corbata.

—Me preguntaba si quisieras ir a comer conmigo luego del trabajo —miró de lado a su compañera mientras jugaba con sus pulgares tratando de calmar su nerviosismo y parecer lo más serena-mente posible.

La chica frente a el suspiró mientras trataba de poner su mejor sonrisa.

—Sabes como son mis horarios...además los proyectos...—el chico alzó la mano frente a ella indicándole que parara su monologo. Ella hizo caso al ver la pequeña sonrisa en su rostro.

—Bueno no precisamente puede ser hoy ¿sabes?...—comentó apenado acomodándose el saco, carraspeó buscando no sentirse más abrumado por el nerviosismo— cuando estés libre ¿te parece? —sonrió de lado pero más que sonreír parecía una mueca del bochorno que sentía.

La chica frente a él lo pareció pensar detenidamente unos segundos, no quería declinar ya que el tipo le caía muy bien, se había portado muy amable y caballeroso con ella, sin mencionar lo educado que era, parecía tener buenas intenciones con respecto a ella; eso y que rechazar su oferta varias veces comenzaba a hacerla sentir mal, era un buen chico al fin y al cabo. 

Suspiró, levanto su rostro y le sonrió.

—Está bien Mark, tu ganas —sonrió al ver la cara de su compañero. No parecía una mala idea al fin y al cabo.

—Después de todo valió la pena tantos rechazos, eres difícil de conquistar Sana —bromeó comenzando a caminar a su lado.

La nombrada soltó una pequeña risa ante las ocurrencias del chico, Mark es un chico que trabaja en el mismo edificio, solo que en diferente piso y, gracias a Eunha ellos se habían conocido. Desde el principio Sana supo que le gustaba al chico, pero ella siempre trataba de dejarle en claro que ella no tenía los mismos pensamientos para con él.

—¿Y qué tal tu día ayer? —preguntó sin quitar la vista del camino.

La sonrisa de Sana entonces se borró, siendo sustituida por una mueca, había recordado la llamada depravada que había recibido antes que terminara su turno.

—Mmm bien, supongo...—respondió titubeando en si contarle o no.

—¿Supones? —el chico paró mirándola suspicaz.

Sana suspiró, una opinión de él no le vendría en mal.

—Pues...verás...

Flasback

Sana carraspeo ante el evidente silencio que se había tornado, aun podía escuchar la música estruendosa desde el otro lado de la línea, sin mencionar las emociones que habían estallado dentro de ella; estaba indignada, frustrada consigo misma por no ser capaz de colgar en el momento en el que aquel comentario se dio, molesta, avergonzada; no le había causado ninguna pizca de gracia aquellas palabras de las cuales al parecer, quien fuera que estuviera al otro lado, no se había disculpado.

—Jajaja lamento la confusión...—Minatozaki se calmó un poco al escuchar aquello, estaba a punto de responder pero la chica siguió hablando— aunque no me molestaría que vinieras a hacerme compañía, ya sabes, solo quiero desahogarme un rato —su voz acompañada de un tono de picardía, sin mencionar su voz temblorosa y algunas palabras mal pronunciadas gracias al alcohol el su sangre, hicieron que las mejillas de Sana se tornaran de un rojo vivo a causa del enojo.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2018 ⏰

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