El Día De Los No Muertos (I)

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Disclaimer : Harry Potter y todos los personajes y escenarios pertenecen a J. K. Rowling.

Nota importante:
AVISO DE NECROFILIA, aunque lo haré lo más leve y menos gore posible, si eres sensible mejor no leas.

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La primera vez que Harry Potter tomó conciencia de la belleza de Draco Malfoy fue un poco demasiado tarde.

Harry, deleitado y asombrado, admiraba la perfección del rostro juvenil, el brillo etereo de la cabellera plateada, la profundidad de los ojos grises, la sugerente suavidad de los labios rosados y el triste contraste entre las tersas mejillas arreboladas por el viento y el lugar donde la fotografía mágica se encontraba.

Sobre el féretro del heredero Malfoy.

Un féretro ricamente ornamentado, labrado y repujado en oro y plata. Un féretro digno del príncipe que había sido. Pero un féretro al fin.

Un féretro cerrado, ya que el adolescente había perecido a causa de la maldición punzante lanzada por un mortífago, cuando éste se había negado a luchar contra, precisamente, uno de los Weasley. Nadie lo vería desfigurado. Ni en su último momento luciría menos que perfecto.

Su madre, la mujer que había arriesgado su vida por mentir sobre Harry y que irónicamente no había podido salvar a su amado hijo, reposaba junto a él, víctima de la maldición mortal. Su bella figura parecía dormir en su ataud de cristal.

En medio de ambos Lucius Malfoy, estoico, impertérrito, tan elegante y atractivo como siempre, con el cabello recogido y túnica negra de duelo, miraba sin ver, ausente, ajeno. Sin un gesto o un sollozo, mientras lágrimas discurrían por su rostro.

-Era tan hermoso.

Ni siquiera era consciente de haber hablado en voz alta hasta sentir una mano, calida y pesada, en su hombro.

A su lado, su querido amigo y profesor, el último merodeador, Remus Lupin, lloraba en silencio a la madre del bebé adormilado que sostenía en brazos.

Muchos más habían muerto y el campo estaba lleno de dolientes familiares y amigos despidiéndose, cada uno a su manera, de sus seres queridos.

Sólo quería volver a casa, a dormir y olvidar, pero no sin antes ceder al impulso de mirar, al que fue su némesis, por última vez.

La sensación de anhelo, de añoranza, fue casi dolorosa y se obligó a apartar la vista.

Miró al único Malfoy, que asentía ausente a las palabras de pésame de otras personas. En un momento dado los ojos grises parecieron recuperar la consciència, cuando Remus Lupin le estrechó la mano y con lágrimas en los ojos murmuró "era un gran chico, fuerte e inteligente, lo lamento mucho. Y lamento también la pérdida de tu esposa"

No estaba preparado para ver a Lucius Malfoy acariciando la mejilla del pequeño Teddy mientras miraba intensamente a su antiguo compañero. "también yo lamento tu pérdida. Cuida bien a éste pequeño, es el último resto de sangre Black".

Como si no hubiera nadie alrededor, Remus tomó la pálida y temblorosa mano que acariciaba a su hijo. Lejos de apartarla, la acercó a sus labios, besando los dedos con reverencia antes de marcharse.

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Una corriente helada le recordó a Harry Potter el momento y lugar en que se encontraba. Hogwarts, finales de Octubre.

El verano había sido casi una tortura para el héroe del mundo mágico. Entre juicios, celebraciones y encuentros, a veces encontronazos, con la prensa, apenas habían tenido tiempo para si mismo.

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