4 Noches y un café

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Nota: Esta es la primera historia que escribo por lo que espero que les guste. Aún no sé ocupar muy bien la página por lo que puede que tenga algunos errores en la configuración y descripción. Y sin nada más que decir, espero que les guste y que dejen sus comentarios para saber en que debería mejorar en caso de siguientes historias. 

Derechos: Estos personajes no me pertenecen y son propiedad de Stan Lee, Marvel Studios, Disney, etc... Pero no míos. 

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Confundido y desorientado, esas eran las palabras con las que se podía describir a Steve Rogers en ese minuto. Recién despertaba en una habitación extraña, escuchando un viejo partido de baseball que estaban pasando por la radio, completamente solo, aunque no por mucho tiempo hasta que una atractiva mujer entró en la estancia. El resto es historia conocida, 75 años durmiendo en el hielo luego de estrellarse en una nave de Hydra. No podría decirse que el Capitán estaba pasando por un buen momento, no se le estaba haciendo fácil asimilar todos los cambios, todo lo que había dejado atrás, pero ahí estaba ahora, en pleno siglo XXI, encerrado en un gran rascacielos, rodeado por doctores examinándolo y agentes interrogándolo, ya incluso había perdido la noción del tiempo y no podía distinguir cuantos días habían pasado.

Entonces llegó él; el hijo de Howard Stark quien había heredado su gran fortuna y su negocio luego de su lamentable muerte. Había escuchado muchas cosas acerca de Tony Stark, en su mayoría no eran las mejores, se hablaba de su enorme ego y de su fama de playboy; por alguna razón pudo reconocerlo apenas entró en la habitación; un implacable hombre con traje de diseñador, de cabello castaño y unos penetrantes y brillantes ojos oscuros, se veía un poco más bajo que él y de aspecto menudo. Al parecer quería conocer al recién llegado.

- Hola "Bella durmiente" es un honor conocer a toda una celebridad.

Le había dicho con cierta gracia; realmente no estaba completamente seguro de si le hablaba con sarcasmo o sus palabras eran sinceras, pero por su fama podía asegurar que se estaba burlando de él, por lo que tomó de inmediato una actitud más a la defensiva.

- Tony Stark, supongo.

Respondió en seco, poniéndose de pie del sillón en el cual leía un libro, mostrando su imponente tamaño. En aquel entonces el ambiente era algo tenso, por lo que no se esperó lo que pasó después. Resultaba que el millonario había preparado una especie de "Sorpresa de bienvenida" para él y había ambientado todo un piso de la torre exclusivamente para Steve; "Para que se sintiera en casa", le había dicho. Si al despertar se sentía confundido, ahora lo estaba aún más. No estaba seguro de sus intenciones y menos de si quería conocerlas, pero ahí estaba, en un lujoso departamento ambientado a su época.

...........

Primera Noche.

Ya instalado en su "Nuevo hogar" y listo para ir a la cama, la puerta sonó, para su sorpresa, Tony Stark con una caja de donas y dos vasos de café Starbucks.

- ¿Ya te vas a dormir, Cenicienta?

Preguntó antes de entrar sin su permiso ante un atónito Capitán América.

- No esperaba recibir visitas.

Respondió todo lo cortés que pudo, aún no terminaba de agradarle aquel hombre, y le generaba bastante desconfianza, pues muchas interrogantes rondaban su cabeza. Quizás creía que por haber adecuado ese piso para él, tenía el derecho de hacer y deshacer en su vida, quizás el pensaba que le debía algo, quizás... Quizás muchas cosas. Pero a medida que pasaban las horas, la conversación se hacía más amena e interesante. Esa noche, pudo descubrir que Tony Stark era un hombre divertido y con una asombrosa capacidad de hacerlo reír con cosas simples.

Segunda Noche.

Aquel día para Steve había estado más tranquilo, ya estaba sintiéndose más cómodo y al fin lograba sentir que empezaba a encajar, por lo que estaba de buen ánimo y se había dispuesto a cocinar algo antes de ir a la cama. Entonces, escuchó los golpes en su puerta; nuevamente el millonario se presentaba en su departamento para hacerle una visita. Esta vez, si bien lo volvió a sorprender, no lo recibió con recelo, dejándolo entrar nuevamente.

- ¡Tony!... Estaba por preparar la cena.

Fue lo que dijo mientras el moreno pasaba por su lado. Al parecer venía hambriento, porque le pareció una gran idea preparar algo de comer. Esa noche se dio cuenta de lo divertido que podía ser cocinar y pudo descubrir que Tony Stark tenía muchos talentos, pero que entre ellos no estaba la cocina.

Tercera Noche.

Ya era viernes por la noche, el ambiente en la torre era mas bien festivo y todos se disponían a salir; por su parte, no tenía mayor plan que quedarse en casa, aunque puede ser, que subconscientemente estuviera esperando cierta visita, sin embargo, era poco probable que el conocido playboy quisiera pasar un viernes por la noche con un hombre que apenas conocía en vez de estar divirtiéndose en alguna excéntrica fiesta; pero ahí estaba, para sorpresa (y alivio) de Steve; Tony Stark volvía para hacerle compañía, solo que esta vez, no la pasaron encerrados, el hombre de hierro tenía un plan diferente para el primer vengador. Así que así fue como pasaron su noche de viernes, comiendo botanas y contando historias desde la azotea de la torre Stark, donde podían apreciar toda la ciudad a sus pies.

Esa noche descubrió que el cabello de Tony Stark olía realmente bien.

Cuarta Noche.

El Capitán América había pasado gran parte de la tarde entrenando, por lo que al volver a su departamento, tomó una refrescante ducha que le había servido para relajarse; no sabía si la rutina que hasta ahora había tenido con el castaño se repetiría ese día, pero quería estar preparado por si acaso. Aún era temprano, apenas y se había envuelto la toalla a la cintura cuando el "toc toc" en su puerta llamó su atención. Nuevamente, Tony Stark parado en suentrada, dedicándole una mirada que casi pudo sentir recorrer su cuerpo; fue algo instantáneo, como si ambos se hubieran puesto de acuerdo. No lo pensaron; a los pocos segundos el castaño rodeaba el cuello de quien apretaba su cintura contra su cuerpo, envueltos en un apasionado beso.

Entraron a tientas, cerrando la puerta tras ellos, devorándose el uno al otro, probando la suavidad de sus labios mientras torpes pies recorrían el camino a una cama pulcramente estirada.

Tony no perdía el tiempo, sus manos recorrían el cuerpo del Capitán, deleitándose con lo que el suero había creado, por otro lado, Steve era más torpe, aunque de tímido no tenía nada, pronto había tumbado al más bajo sobre el lecho y lo tenía bajo su cuerpo, liberando sus labios para recorrer aquel dulce cuello, al fin podía sentir el aroma de su perfume de cerca.

- Steve...

Jadeó el hombre de acero, sacando a Rogers de su "trance" quien de inmediato lo miró a los ojos.

- Sácame la ropa...

Le pidió con aterciopelada voz, a lo que el rubio no tardó en obedecer, lo hizo con delicadeza, casi como si estuviera desenvolviendo un regalo de navidad, con ilusión en sus ojos que llegaron a conmover al multimillonario.

Esa noche aprendió muchas cosas acerca de Tony Stark; descubrió que su cuerpo es suave al tacto, pero firme y bien trabajado, descubrió que su boca tenía un sabor dulce mezclado con café, también que el sonido de su voz gimiendo su nombre era como una sinfonía que no se cansaría de escuchar, aprendió como su cuerpo se encajaba a la perfección al propio y como el baile que ambos creaban lo llevaban a un frenesí que lo hacían sentir en el paraíso. Y descubrió como llevarlo al orgasmo se había vuelto una misión que cumpliría con gusto.

A la mañana siguiente pudo aprender aún más cosas de Stark, como el largo de sus pestañas mientras dormía y lo relajante que era su calmada respiración. Pero definitivamente la lección más importante de todas, era lo maravilloso que era pasar un domingo por la mañana con su Tony y como el café sabía mejor desde esa noche.



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