EL LAGO ROJO

1.3K 61 18
                                    


l

Isabell tenía un mal presentimiento, algo iba a pasar, no sabía qué, pero sentía que no era algo bueno, se encontraba lavando la ropa de sus hijos en el lago cercano al pueblo, todo estaba en silencio, tranquilo, el aire expresaba una soledad inmensa, los árboles estaban totalmente quietos. Isabell miró hacia el horizonte, escuchó ruidos provenientes del pueblo, recogió la ropa aún mojada y fue corriendo hacia el pueblo, llegando oyó ruidos provocados por disparos de escopeta, se apresuró para llegar a su cabaña donde estaban sus hijos, Jack de once años y Dalia de ocho, todas las personas corrían de un lado para otro, sin hallar que hacer, cuando entró gritó:

-¡Jack!, ¡Dalia!

Los niños corrieron hacia su madre a abrazarla, ella los observó y percibió en sus ojos el pánico de los niños

-Vayan a dormir, no pasa nada.

-No te vayas mamá- le dijeron con los ojos llenos de lágrimas.

-Tranquilos, estaré aquí.

Los niños fueron a dormir, minutos después oyeron un estruendo, parecía ser una granada, Isabell corrió al cuarto de los niños, cuando entró percibe que los niños no estaban, su corazón se aceleró y empezó a temblar, miró debajo de la cama y allí estaban, los abraza y les da un beso en la frente a cada uno.

-Alisten ropa -dijo Isabell- y sus cosas necesarias, sólo cosas necesarias.

Fue a la cocina a recoger algo de comida y la guardó en un bolso, miró el retrato colgado en la pared de Raymond, su esposo, que murió en combate contra Alemania cuando trataron de sofocarlos para que no intentaran tomar Europa, al ver la resistencia de los alemanes decidieron retirarse, en ese momento lo hirieron en la espalda y su familia supo la noticia cuando él no regresó junto con los demás, Isabell guardó su retrato en la mochila y volvió a donde los niños, ellos estaban listos.

Hicieron una oración, seguían cayendo granadas y se oían disparos. Todos estaban temblando y sentían frío. Salieron de la casa con mucha precaución, Isabell trataba de calmarlos diciéndoles que no pasaría nada, no sabían hacia donde ir, fueron al lago, pero se dieron cuenta que habían muchos soldados. Se escondieron entre los arbustos, de pronto vieron pasar un carro tanque y cuatro camiones llenos de soldados, decidieron marcharse, caminaron aproximadamente dos kilómetros hasta que aparecieron tropas con otro uniforme diferente al de los hombres del lago, estos tenían una banda roja y el símbolo nazi en el brazo izquierdo, la familia se escondió entre los arbustos, una persona iba al frente, parecía ser el Capitán, de pronto se detienen súbitamente enfrente a Isabell y sus hijos, pero ellos estaban bien escondidos entre los arbustos, iban unos cien soldados caminando detrás del Capitán, tenían fusiles de largo alcance y los carros equipados con ametralladoras.

-¡Revisen la zona!- gritó el Capitán.

Isabell y sus hijos corrieron adentrándose al bosque, los soldados lograron escuchar y tres corrieron tras ellos, Isabell cargaba en hombros a Dalia y Jack corría a su lado, la angustia los tenía dominados, metros después llegaron a un barranco extremadamente inclinado, siguieron corriendo en la bajada, Jack tropezó con un arbusto y cayó rodando con golpes estrepitosos, cuando llegó al fondo dando vueltas chocó con una gran árbol, áspero y alto, su mamá lloraba y gritaba, cundo llegó abajo, notó que él estaba inconsciente, y le corría un hilo de sangre en la frente, se oyó un disparo, Isabell subió a sus hombros el cuerpo inconsciente de Jack, ahora corría Dalia.

Poco más de un kilometro después Isabell miró hacia atrás para asegurarse de la presencia de los soldados, para su sorpresa habían dejado de perseguirlos, tuvieron suerte esta vez pero no se sabe como terminará la próxima, disminuyeron la velocidad de la caminata y cuando observaron una pequeña cabaña abandonada, decidieron descansar ahí, Isabell miraba Jack y percibió que respiraba, trató de dormir pero la abordaban pensamientos de todas las cosas que había abandonado en casa, los acontecimientos de su infancia en Abridge donde había nacido y vivido hasta hace una horas, miró el cielo despejado, habían pocas estrellas.

EL LAGO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora