Diamantes rojos en una noche de Halloween [Alyloé]

El mejor disfraz de la noche

—¡No se sorprenda, son las noticias! El alcalde André Bourgeois invita cordialmente a los ciudadanos de París a una noche de disfraces. [...] Tomando en cuenta los asesinatos que han estado tomando lugar estos últimos días, muchas personas son reacias a la "amabilidad" del alcalde, pero él asegura que el asunto se está tratando de la mejor manera y no hay de qué preocuparse. El evento tomará lugar en tres días, la noche del jueves en el hotel Le Grand Paris. Nos informan que...

Al posar la pequeña taza de café sobre la oscura madera que componía la mesa cuadrada, Alya miró a su madre. Ella mantenía su atención en el televisor que estaba al otro lado de la habitación, una no muy grande.

Tomó asiento a su lado mientras ella levantaba la taza y tomaba un sorbo de ella, y comenzó a masajear sus hombros como mejor sabía hacerlo. Su madre agradeció.

—Ha sido un día terrible hoy en el trabajo, no tienes idea. Parece que incluso con las muertes que están sucediendo, la gente no deja de ir al hotel. No lo entiendo —rió para soltar el estrés, su risa acompañada de un suspiro.

Alya sonrió por igual, acostumbrada y dispuesta a ayudar a su madre después de un día usual de trabajo duro. En el noticiero siendo transmitido, Nadja Chamack había desaparecido y dado paso a otro reportero que informaba sobre algo que a Alya verdaderamente no le interesaba demasiado. Tomó el control del asiento a su lado y empezó a cambiar los canales sin buscar ninguno en específico.

—¿Mamá? —Su madre respondió con un pequeño sonido nasal—. ¿Te importaría si acompaño a mis amigos a la fiesta que dará el alcalde?

Su madre la volteó a ver como si hubiera perdido la cabeza, y antes de que pudiera decir que no, agregó—: Sé que te preocupa, pero, será seguro, te lo primero. Incluso habrán oficiales de policía, sabiendo que es el alcalde. ¿Por favor?

Como era de esperar, la mayor hizo un gesto de desaprobación con sus labios, dándole a entender que no sería posible. Alya no esperaba nada más. No entendía la exageración de su madre en el asunto, siendo que la gente seguía saliendo a la calle igual que siempre y eso no había causado más muertes, pues estas siempre ocurrían bajo el atento ojo de la luna, ocultas por cuatro paredes.

Se puso de pie para salir del salón.

***

Claro que habían, al igual que habían personas opuestas a la idea que se había metido en la cabeza del alcalde de París, aquellos cuya preocupación pareció desaparecer al escuchar la palabra "fiesta". Pero, al final de cuentas, era un poco demente; ¿París estaba en peligro y quien debería estar haciéndose cargo de ello parecía pensar que lo mejor era bailar disfrazados?

Claro que Alya pertenecía al segundo grupo de personas mencionado, con la excepción de que ella nunca estuvo preocupada. Todo el asunto de "asesino serial" le parecía un poco exagerado: cinco muertes en esquinas opuestas de París ocurriendo durante la misma semana realmente no daba un patrón claro a seguir, y ella estaba segura de que, quienquiera que fuera el perpetuador de ellas, no iba a ser alguien que va a un lugar lleno de personas a arriesgar ser atrapado. Incluso dudaba de la teoría de que fuera una misma persona.

Los dos héroes oficiales de París habían recibido, por supuesto, invitaciones especiales entregadas personalmente por el anfitrión del evento, quien secretamente lo hacía para asegurarse de su asistencia por protección de los invitados. Estarían bailando como cualquier otro invitado a diferencia de estar preparados por si surgía un inconveniente no tan inesperado.

Y en el Françoise Dupont, los alumnos no dejaban de hablar de ello. Habían reacciones divididas, tal como las había en todo París; estaban quienes no pasaban de una buena fiesta y quienes ponían su seguridad por delante, pero aunque algunos se vieran muy seguros, en el fondo nadie se podía sacar de la cabeza la posibilidad de que algo sucediera. La adrenalina era lo que más impulsaba a unos a asistir.