Se cortó. La respiración, las maderas, las nubes contra los cerros; todo se cortó. Paciencia inmoral que intranquiliza el estado natural de las cosas, las cosas húmedas o cálidas, también terminan heridas y... No. No. Ya está, se cortó. Se cortó y hecho, otra habitación vacía; y listo, de nuevo el lamento empecinado.
Y entonces: que? Si estás ahí y te señalo desde el campo, atravesando el cuerpo de la habitación cerrada en donde te giras hacia las esquinas viendo pliegues y patrones absurdos. Y es así la frecuencia infernal, encerrado en la cúspide sin retorno al paseo lunar por el asfalto o el concreto... El pasto! Algo!! Todo se corta sin tocar! Se envuelve en flores para disimular una próxima traición del inconsciente.
