Quallicchio: "Despúes del Show"

120 6 4
                                    

Era Martes dos del mes de Octubre. La quinta función de Simona en Vivo en el Luna Park estaba a la mitad, y en ese preciso instante se estaba desarrollando la escena entre Junior y Blas. Las fans se encontraban enloquecidas; sin duda, la pareja "Blasnior", a la cual los actores Renato "Tato" Quattordio y Gabriel Gallicchio habían dado vida, era un éxito total. Muchas de sus seguidoras afirmaban que ellos habían "salvado" la serie con su hermosa historia de amor.
Pero lo que nadie sabía, o eso era lo que el menor de los dos actores creía, era que éste estaba profunda y completamente enamorado de su compañero de trabajo y amigo: Gabriel Gallicchio. Cuando comenzaron a grabar juntos, Renato no sentía nada más que admiración por su pareja de ficción, por cómo actuaba y por lo simple que era.
Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo y con éste las escenas entre sus respectivos personajes se fueron haciendo más serias y profundas, el menor descubrió que sentía algo más que esa admiración; al principio, quiso engañarse con que debido a su personaje los sentimientos se le habían mezclado y lo que creía sentir por Gabriel en realidad lo sentía por Blas. No obstante, no tardó mucho en darse cuenta de que, verdaderamente, sentía algo por el rizado.
Y ahí estaba Renato, arriba del escenario junto al mayor. Faltaban tan sólo unos segundos para que la parte del "casi beso" llegara; el menor odiaba y amaba ese momento de la escena, primero la odiaba porque no les habían permitido a su pareja besarse en ninguna función de la gira, pero al mismo tiempo la amaba, ya que tenía una excusa perfecta para nuevamente estar cerca de esos labios que lo volvían loco. Renato había detestado y se había enojado un poco mucho cuando le entregaron el guión de su escena junto a Gabriel y no había ni siquiera un beso pequeño. Sin embargo, a pesar de haber hablado con los guionistas, productores, y hasta directores de la gira, no había podido cambiar nada.
Finalmente, había llegado el momento tan esperado.

—Me encantan las sorpresas, pero mucho más me gustás vos porque te amo — pronunció el mayor, mientras se movía del lugar y acercaba su rostro al del menor.

Renato estaba seguro de sus sentimientos. Segurísimo, mejor dicho. Le gustaba Gabriel, le gustaba tanto que le dolía el saber que él tenía novia y que nunca lo vería de la forma en que el menor lo veía a él.
Mientras la escena continuaba, y sus rostros se íban acercando cada vez más, Renato tomó una decisión: se íba a arriesgar. Es cierto que no les habían permitido besarse arriba del escenario y que arruinaría completamente la línea del guión, pero Renato quería hacerlo, realmente quería hacerlo. Quería tomar el rostro del rizado entre sus manos y besar sus labios, volver a sentir toda esa magia que sólo ellos le producían. En esos escasos segundos que le quedaban antes de que Gastón, "Romeo", entrara en escena y los interrumpiera, rápidamente giró su cabeza y trató de besar al mayor. Éste se mostró un poco sorprendido ya que evidentemente no se lo esperaba, pero no lo besó ni acercó sus labios; al contrario, movió su cara hacia el otro lado lo que produjo que los labios de Renato se posaran delicadamente en su cuello.
Gastón entró al escenario y la escena continuó como debía, como si nada hubiera pasado; como si Renato no hubiera acabado de cometer el acto más valiente a su parecer, desafiando todo lo que había estado escondiendo hasta ese momento para arriesgarse y tratar de besar a su compañero.
La escena continuó, sí, pero el menor, a pesar de encontrarse ahí físicamente, no lo estaba mentalmente. Lo único que podía hacer en ese momento era pensar en cómo lo había rechazado Gabriel, en cómo había movido su cabeza cuando vio venir lo que Renato estaba por hacer, y en lo mucho que eso le dolía y lastimaba. La escena terminó, y ambos salieron del escenario. El menor aprovechó que su compañero había decidido ir a tomar agua para correr hacia el baño más cercano, necesitaba estar solo y pensar en lo que había pasado hace tan solo unos segundos atrás.
Renato entró al tocador, cerró la puerta y apoyó sus dos manos en el lavamanos, mientras se miraba al espejo preguntándose por qué lo había hecho, por qué había decidido casi besar a Gabriel cuando estaba claro que éste no sentía nada más que amistad por él, cuando éste tenía novia y estaba enamorado de ella. No podía parar de pensar, de maquinar. No quiso pero de sus ojos comenzaron a derrarmarse lágrimas; era tanto lo que sentía por el rizado, tanto lo que lo amaba que le hacía mal pensar en que él nunca lo vería de esa forma.
Justo en ese momento, el menor escuchó un golpeteo leve que provenía de la puerta del baño.

—¿Tato? ¿Estás ahí? ¿Tato?

El causante de que estuviera llorando en ese mismo momento, estaba llamando a la puerta. Gabriel. Antes de responder, procuró secarse las lágrimas con las mangas de su camisa y toser un poco así al hablar no se le íba a notar tanto que había estado llorando.

—Sí Gabi, soy yo, acá estoy. En un minuto salgo —Renato pronunció esas palabras pensando que así el rizado se conformaría y se iría para dejarlo allí encerrado por más tiempo. Pero no fue así.

—Dale, te espero acá afuera —había respondido el mayor.

—No Gabi, vos andá con los demás, yo ya salgo —el menor estaba desesperado para que se fuera y lo dejara solo. Estaba empezando a ponerse muy nervioso.

Renato escuchó el suspiro de Gabriel.

—No, te espero acá Tato, así vamos juntos para allá.

El menor hizo silencio. No quería ni sabía qué responder. Gabriel habló nuevamente, ahora susurrando. 

—Escucha, Tato, respecto a lo que pasó recién en el escenario...quiero decirte que no estoy enojado..., está todo bien eh, todos nos podemos confundir alguna vez. Seguro estabas pensando en otra persona y bueno, te mandaste. Pero...

Renato no podía ni quería seguir escuchando aquellas cosas. De repente, y para sorpresa del rizado, el menor abrió la puerta del baño, lo tomó de la remera y lo metió dentro junto con él. Luego, cerró la puerta y la aseguró. Gabriel, al ver el rostro de Renato, sus ojos rojos y su nariz de igual color, se preocupó y se acercó a él despacio.

—Tato, ¿estabas llorando?

Renato no se animaba a hablar. Ni siquiera entendía por qué había agarrado a Gabriel de esa forma y lo había metido al baño con él. Lo único que sabía muy bien era que ya estaba harto de fingir, que estaba cansado de ver fotos de su compañero con la novia y hacer como si no le doliera. Estaba harto, y todo eso íba a terminar, en ese mismo instante.

—Sí, estaba llorando —el menor comenzó a gritar—. Estaba llorando porque te quiero Gabriel, porque me gustas y aunque desearía que no fuera así, lo es. Estaba llorando porque sé que tenés novia y que estás enamorado de ella, pero no puedo evitar ponerme mal cuando veo alguna foto de ustedes dos juntos. Estaba llorando porque recién, en el escenario, me corriste la cara y me rompiste el corazón en mil pedazos. Así nomás, con ese simple gesto, me rompiste el corazón. Estaba llorando porque no es tu culpa, porque es la mía. Porque es mi culpa amarte tanto que me duele, y es mi culpa también quedarme estático casi siempre cuando me hablas por mirar tus ojos verdes. Todo eso es mi culpa, pero no lo puedo ignorar más, no quiero ignorarlo más. Te amo, Gabriel.

                                  FIN

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 07, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Despúes del show"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora