Suave Toque 「 AU | EndeHawks」Oneshot

Suave toque

Despertó con el sonido del aleteo entusiasta de su amigo, no, amante, no, tampoco... ¿Qué eran al final? De todos modos no quería pensar en eso tan temprano en la mañana, por lo que quiso seguir durmiendo en el frío suelo donde pernoctó la noche anterior.

— Enji, Enji, Enji, Enji...—repetía la voz con tono juguetón.

El pelirrojo sabía que una vez que Hawks empezaba a repetir su nombre no se detendría hasta que se levantara.

Maldita la hora en que se le ocurrió enseñarle a hablar el lenguaje humano a ese pajarraco. Ahora cada mañana debía soportar esa costumbre molesta del rubio que se había vuelto rutina hace meses.

Aun así no lo cambiaría por nada.

Finalmente abrió los ojos para encontrarse con el harpía de rostro angelical que le miraba con adoración.

¿Quién iba a pensar que esta criatura mitad ave mitad humano se convertiría en una existencia tan importante en su vida?

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La primera vez que lo vio estaba casi en los huesos y moribundo a causa de sus heridas.

Las harpías ciertamente no tenían la mejor reputación. Su fama de ser violentas, feroces ladronas de comida, arruinar las cosechas y ser causantes de muchos males, provocaba que fueran tanto temidas tanto como odiadas. Tampoco era extraño que estuvieran en la mira de temerarios héroes y guerreros. 

Y al parecer Hawks se había topado con alguno de ellos.

La criatura apenas podía moverse, para Enji era la primera vez que veía una harpía de cerca y el primero que parecía de sexo masculino. En sus ojos color miel vio la dolorosa agonía y el miedo genuino cuando el pelirrojo se le acercó.

Su primer pensamiento fue acabar con una potencial amenaza, que luego mutó al fugaz pensamiento piadoso de acabar con su sufrimiento.

El sonido del arco tensándose con la flecha apuntando a su cabeza hizo que la criatura emitiera ruidos lastimeros, algo entre un chillido humano y un graznido, el que sonaba casi suplicante.

Su rostro y su expresión eran dolorosamente humanos.

"Sería más fácil si tuviera cabeza de pájaro" pensó el pelirrojo bajando el arco finalmente.

Por una vez decidió hacer algo bueno por alguien.

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El harpía hizo ademán de defenderse cuando Enji trató de curar sus heridas, pero ciertamente sus fuerzas flaquearon debido a su debilitado estado. En otros tiempos lo habría atacado sin dudar con las garras de sus manos o de sus poderosas patas. Aún así fue difícil al momento de quitar las flechas que se alojaron en su costado y ala izquierda.

Alimentarlo fue algo más fácil, pero no exento de problemas. Al parecer, el emplumado no había comido en días, y Enji sin darse cuenta había acabado dándole todas sus raciones.

Los siguientes días empezó a recobrar la vitalidad perdida y comenzó a arrastrarse... para robarle la comida a Enji de su plato.

—Oye pajarraco, deja eso eso!— pronunció con tono autoritario a la tercera vez.

Pero la criatura no hizo caso y volvió al ataque con más entusiasmo.

Enji a esas alturas estaba molesto por lo que no dudó en empujar al emplumado lejos de su plato. El harpía soltó un quejido de dolor y luego su rostro cambió a una mueca triste.