"Fuego"

Nathan

- Mamá ya te he dicho que como mucho les enseño la ciudad, no voy a hacer de guía para tres niñatas de 15 años solo porque papá quiera tener contento a su socio.

- 17 , Nathan 17 años.

Cierro la puerta de mi habitación con violencia y me hundo en la cama. Este verano lo único que voy a hacer es ir de fiesta en fiesta. No voy a hacer de canguro de nadie y menos de la sobrina del jefe de mi padre y de sus amigas. Les enseñare la ciudad en una tarde y luego cada uno para su casa. Como mi padre tiene la menor parte de las acciones de la empresa siempre le esta lamiendo el culo a su socio William Whitemore.

Con todos estos pensamientos en mi cabeza me meto en ducha. Tengo que prepararme para la fiesta de esta noche. Es el cumpleaños de Jason mi mejor amigo y los 21 no se olvidan, Yo personalmente he sido el organizador de la fiesta. Estará ubicada en una mansión junto a la playa y tendrá temática hawaiana, ya que Jay nació allí. El vino a los ángeles con 5 años y fue de mis primeros amigos. Hemos pasado mucho tiempo juntos desde entonces y creo que se lo debo. Va a ser la mejor fiesta de la historia, y eso que para mi, Nathan Collin el listón esta muy alto.

Ya preparado cogí mi 4x4 negro y me dirigí hacia la mansión. Todo estaba saliendo según lo planeado y la verdad estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho. Beer pong, barriles de cerveza, Dj, y la compañía de mas de 5 equipos enteros de animadoras. La verdad es que Jay no se puede quejar. La fiesta comenzaba a las 10 pero sobre las 9 el sitió ya estaba lleno de gente. De repente un mensaje de mi madre me dejó helado.

-"Las niñas ya están aquí, ¿ te importaría llevarlas a tu fiesta? Es que nosotros tenemos una cena y los señores Whitemore están de viaje y no vuelven hasta el domingo."

No es posible. ¿¡PERO COMO QUIEREN QUE LES TRAIGA A LA FIESTA!?

-Ven a recogerlas en 30 minutos, si no vienes te quedas sin coche.

Lo que me faltaba. Una amenaza. ¡De mi propia madre! Noté como la rabia me invadía todo el cuerpo y apreté los puños con fuerza. Las venas de mis brazos comenzaron a hincharse. Todo lo que había trabajado en esta fiesta para que vengan ahora unas niñas y me la echen a perder. Lo único que se es que tengo que mudarme cuanto antes para no estar bajo el mando de mis padres. Ya soy un adulto, no tengo por que aguantar niñerías ni que me castiguen como si tuviera tres putos años.

En media hora ya estaba en la puerta de mi casa listo para recogerlas. A penas las miré. Tras una breve presentación de mi madre nos subimos a mi coche. Con tono tajante dije:

- Esta noche no me conocéis. Habéis venido por vuestra cuenta. Tomar dinero para el taxi que os traiga de vuelta. ¿ Pero a mi no me habléis entendido? No me pidáis nada, ni dinero, ni la hora, NADA. Y tampoco os acerquéis a mis amigos , ni al alcohol, ni a nada que tenga que ver con la fiesta. Quedaros sentadas esperando y cuando se acueste mi madre volveréis a casa. Espero que haya quedado claro.

Dos de las tres chicas se quedaron cortadas con lo que les dije. Estaban con la mirada baja y asintiendo con la cabeza. La tercera saco un paquete de tabaco de su bolso, cogió un cigarro y se lo metió en la boca.

- ¿Tienes fuego?

¿Pero con quien se cree que esta tratando esta niñata? ¿ No ha escuchado lo que le acabo de decir? Con un movimiento rápido le quito el cigarro de la boca y lo tiro por mi ventanilla.

- ¡Pero que cojones haces tirándome el cigarro! Y quien te crees que eres para decirnos lo que podemos o no podemos hacer en una fiesta.

Sujeto el volante con fuerza. La rabia me esta invadiendo. Decido ignorar su comentario y a partir de ahí continuamos todo el trayecto en un extraño silencio.