Quiero ser libre

Nunca me imaginé verlo así, descubrir aquel lado suyo, esa parte de él de la que tanto huye, pero termina abrazando al final, eso de lo que tanto teme pero termina aceptando. Yo no tenía idea de que cuantas cicatrices habría dentro de él, que tan mal se sentía, cuan quebrado podría estar, que tan herido podría estar su corazón, cuanta niebla había en su mente, cuanto peso tenía que cargar sobre sus hombros, pero lo que más me lastimaba a mi es no haberme dado cuenta antes, me duele recordar la manera en como sonreía a pesar de estar sangrando por dentro, recordar como él me animaba cuando él era el que necesitaba de alguien que le dijera lo importante y especial que era. Más para

Éramos amigos, no éramos tan cercanos, pero tampoco tan lejanos, nuestra relación era simple, pero ambos la tomábamos enserio. Pasábamos mucho tiempo juntos, había veces en las que excedíamos nuestro límite, pero eso era lo de menos, al salir de la escuela, siempre nos íbamos por rumbos que no conocíamos para perdernos y luego descubrir nuevos lugares, aunque nuestro verdadero objetivo siempre fue encontrar nuestro espacio especial, el único que podríamos llamar nuestro.

Hansol, ese era su nombre. Parecía ser una persona optimista, tenía energía, una gran mente, una personalidad carismática, tenía una meta muy peculiar que cumplir, la cual se tomaba muy enserio, él decía:

"­­-Tengo que realizar todas las cosas inimaginables que el yo de antes nunca huera hecho, no importa si son ilegales, pero tengo que hacerlas antes del 7 de Agosto.                                                                                         -Pero ese día es tu cumpleaños, ¿por qué quieres hacer de todo antes de ese día?- le pregunté.                                                                                       -Porque cumpliré 19, haré un viaje especial.                                     -Oh ¿viajas?, ¿puedo ir contigo?                                       -No creo, mi destino está muy lejos de aquí.- respondió con cierta melancolía en su voz.                                            -Pero seguiremos en contacto ¿verdad?- le pregunte con una sonrisa.                                             -Eso nunca lo dudes, yo siempre voy a estar aquí presente a pesar de mi ausencia.- dijo él con voz cálida señalando mi corazón confirmando lo que había dicho.- Después de que me vaya, si tú sigues yendo a nuestro lugar de siempre, te prometo que ahí podrás sentirme, tanto que parecerá que estoy ahí.- añadió para luego finalizar.

Después de aquella conversación muchas cosas empezaron a cambiar, Hansol comenzó a cumplir lo que había dicho, inició perforando su cuerpo, se puso pircings en las orejas, en la nariz y su labio inferior, se hizo varios tatuajes, nunca me dejó verlos, se tiñó el cabello de muchos colores, comenzó a beber y a fumar, de vez en cuando fumaba marihuana, las consecuencias de sus cambios terminó afectando a otros, incluyéndome. Muchos decían que estaba loco, desde mucho antes, solo por tener una manera de ser y de pensar diferente a otro adolescente común al cual ya estamos acostumbrados a ver, pero yo pensaba distinto, yo creía que Hansol era un genio, solo que nadie sabía apreciarlo. Junto con todos sus cambios, llegó uno por mi parte repentinamente, Hansol había comenzado a gustarme, no había ciencia cierta o una explicación concreta o específica que dijera porque, simplemente era así, quizá el sonido de su voz, su mirada directa y segura, su manera de hablar, las formas que utilizaba para hacerme sentir mejor al estar triste o su manera de sonreír después de darme un discurso del porque tengo que seguir adelante. No sé, quizá fue todo eso en conjunto.                                                           Su sonrisa. Me pregunto cuanto dolor tuvo que soportar para dedicarme esa sonrisa tan linda que tanto me enloquecía. No podía dejar de mirarlo, cada vez que lo hacía, lo notaba aún más atractivo para mis ojos.