· Princesa calabaza ·

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· B I E N V E N I D O ·

Mi nueva historia tiene la misión de hacerte pasar un rato de felicidad y dulzura, pero sobre todo antojarte una rica tarta de calabaza. 

Se que es tarde, pero es mi pequeña contribución a la kiriasuweek 2018, entrando en el día 6  Vida Real. Una ocurrencia que tuve cuando comía calabaza.

Antes de iniciar solo queda decir ¡Ve y come calabaza en dulce! es deliciosa...

Por cierto aun sigo corrigiendo la historia, así que si encuentras pequeños errores lo siento de antemano.

Por cierto aun sigo corrigiendo la historia, así que si encuentras pequeños errores lo siento de antemano

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—Asuna ¿¡Ya te enteraste!?

—¿De qué? —preguntó confundida, poniendo la caja que traía en brazos, sobre un escritorio.

—El evento de Alfheim, la casa de terror para nombrar a la mejor guerrera —emocionada se subió sobre una silla y levantó las manos al aire, a la par que componía una sonrisa juguetona que hizo reír a más de una en el salón de clases.

—¡Ohh!... eso —se mordió el labio con nerviosismo y compuso su mejor cara para el momento.— Seguro que ganas Liz — se dio la vuelta y con tranquilidad comenzó a sacar los adornos de Halloween que había traído consigo.

—¡No, no, no, lo estas entendiendo mal! —gritó enfurecida— ¡Tenemos que participar!

—Creo que esa frase es un poco "ambigua" —aclaró su garganta— Además estaré muy ocupada con la administración del café escolar, alguien debe cerciorarse de que todo funcione a la perfección — la miró con seriedad— de esto depende que nos dejen abrirla de forma permanente y por supuesto que tenga dinero para mis pequeños caprichos.

—¡Tus padres son ricos!

—¡Mis padres, no yo!

— ¡Oh vamos Asuna!, si tu participas ninguna chica tendrá oportunidad de ganar contra la berserker no healer —sonrió

— ¡Liz! —con agilidad agarró un hueso de plástico, sacado de la caja; lo lanzó por los aires y golpeó la cabeza de su "querida" amiga.

—¡Ouuch! —se quejó la pecosa.

—Eso te pasa por molestar Asuna-san —las más pequeña se acercó hasta el escritorio y colocó una cesta con tartas de calabaza — ¡No lo toques! — golpeó la mano de Liz, alejando esas delicias de postre que recién habían salido del horno.

— Pe-pero...

— Nada de peros Liz, son para las demás chicas que si han estado trabajando — sonrió con dulzura ante la clase y descubrió el exquisito tesoro que emanaba un aroma sumamente embriagador —¡Hora de comer!

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