Y bien... ¿Cómo termina un mago en una invasión alienígena?

Prólogo

De entre los escombros del castillo del Rey Demonio, los rayos del amanecer caían sobre lo que fue el campo de batalla. Y de entre ellos, un joven se alzaba sin mostrar heridas graves; siendo su vestimenta, lo único que había sido maltratado.

Los soldados gritaron de alegría al saber que esta era la señal que tanto esperaron, la más grande amenaza de la humanidad había sido erradicada. Por su parte, el joven sólo dio un gran suspiro mientras parecía decaído.

—No pude conseguir ningún libro… —se dijo a si mismo mientras veía hacia el cielo con cara de resignación.

El era Fazil, quien después de ese día comenzó a ser conocido como "El Salvador" por su gran hazaña. Él logró convertirse en el usuario de magia más poderoso que se haya visto. Los elfos y los dragones, los mejores usuarios por naturaleza, siquiera podían soñar con rivalizar. Los únicos que estaban por encima de él, a palabras de los grandes sabios, eran los "Superiores", los entes que enseñaron a los seres vivos el uso de la magia.

La paz entre todos los reinos existentes en el mundo llegó, y la historia de Fazil, se extendía por cada uno de ellos de boca en boca. Esto convirtió a la humanidad en una raza respetada por las demás. Aquellas frágiles criaturas, a los ojos de otras, habían derrotado a aquellos caídos que heredaron el poder divino de los dioses; y lo corrompieron con su maldad, los demonios.

Pero Fazil, no era alguien que buscaba la paz, no era un héroe, sólo fue alguien cuya meta tenía como obstáculo el Rey Demonio.

¿Qué era esa meta que buscaba?

La respuesta era algo simple, y a la vez algo que nadie imaginaría, Fazil buscaba sus libros de magia demoníaca.

Cuando se trataba de obtener conocimientos, y más si tenían que ver con los "Superiores", Fazil era como un agujero negro devorando todo lo que se ponía en su camino.

Esa fue la sencilla razón por la que tomó partícipe en la guerra contra el ejército del Rey Demonio.

Años pasaron de aquel glorioso evento, y él no se detuvo en su búsqueda de conocimientos, y entender el "por qué" del mundo. Aunque había algo que ya lo inquietaba, a ojos suyos y de sus conocidos, esto ya se había salido de control.

«Salvador, necesitamos tu ayuda».

«Necesitamos que elimines esta amenaza, Salvador».

«Solo usted puede ayudarnos».

«Salvador.»

«Salvador.»

«Salvador.»

«Salvador.»

«¡Basta!»

La gente comenzó a depender de él, hasta para el más mínimo problema. Toda su vida siempre fue alguien que pasó desapercibido y aislado del resto, a pesar de su enorme poder mágico. Solo ayudaba a quien en serio lo necesitaba.

—Esto tiene que acabar, y lo hará con esto.

Una enorme sonrisa vino de él, después de mencionar esas palabras. Estaba en su habitación privada, donde siempre se encerraba para estudiar sus hallazgos en libros antiguos.

—Y con esto terminamos.

Símbolos extraños habían sido dibujados tanto en el suelo, como en las paredes de donde era la sala que Fazil usaba para crear rituales. En este lugar había ocurrido de todo, desde la transmutación de materiales, hasta la invocación de seres espirituales.

Dando unos últimos detalles a los símbolos, una cara somnolienta lo invadía mientras miraba que todo estuviera en orden.

Confirmando ese hecho, Fazil solo cayó al suelo muerto de sueño.

Ya no quería saber nada más, lo que estuvo investigando había llegado a su fin, y por la cara de satisfacción que tenía mientras dormía, se podía deducir que había sido un éxito.