Desperté. Ví a mi alrededor, rapida y frenéticamente. Paredes Grises me rodeaban, paredes grises con manchas de sangre, un poco fresca al parecer, deben de haber matado gente acá; luego de unos pocos segundos, me percaté de que estaba sentado en una silla de odontólogo, con mis brazos en los descansa-brazos, amarradas con cadenas de un metal medianamente grueso, oxidado, mis muñecas ensangrentadas y mi cabeza con un dolor punzante.
Vi a mi derecha, observe una mesa llena de objetos comúnes de un cirujano, solo que estás estaban oxidadas y manchadas de sangre; junto a ellas posaba un ojo, como si se lo hubieran arrancado a alguien, con sus venas y nervios congando de él, con un charco de sangre bajo de este..
Ví hacia arriba, el techo estaba enteramente compuesto por un espejo gigantesco, así que podía ver todo el cuarto. Ví mi cara, y mi corazón se detuvo unos segundos, mi ojo derecho no estaba, en cambio lo unico que había era un hueco con sangre coagulada, chorreando mi mejilla con sangre fresca. Supongo que el ojo que está en la mesa es mío, o era mío.
Inmediatamente supe que esto era un salón de torturás, ya que en la pared de mi derecha habían dibujos de ideas macabras. Quitar ojos, quitar uñas una por una, cortarte la lengua poco a poco con un alicate, cortarte los dedos uno a uno con un serrucho, etcétera.
Ya habían empezado con mi ojo, y no me cabe la duda de que seguirán.
Lo único que se me ocurrió para deslizar mi mano de las cadenas, fue llenar de saliva una de mis manos, pero cuando lo hize, noté que mi saliva estaba combinada con sangre, y había perdido unos cuantos dientes. No me importó, seguí, ya que cosas peores me iban a pasar si no lo hacía.
Logré sacar mi mano ensalivada con cierta dificultad, un poco de mi piel fue desgarrado de mi mano por la cadena, agarré un serrucho para metal de la mesa y empecé a cortar la cadena de mi mano izquierda frenéticamente. Luego de 5 minutos de corte contínuo la cadena cedió.
Me liberé y por suerte mis piernas estaban en un perfecto estado (con el simple hecho de poder caminar para mi es perfección) a pesar de todas las laceraciones y cicatrices sufridas, mi camisa es ahora de un color rojo oscuro, y mi pantalon es azul, con parches de sangre rojos.
De repente escuché una voz robótica decir “LOS EXPERIMENTOS COMENZARÁN DE 1 MINUTO”
Bien, tengo un minutos para salir de aca. Apagué la luz del cuarto y tomé un escalpelo, esperando a mi “verdugo”.
Me recliné en la pared a la par de la puerta, una gran puerta de metal, muy pesada al parecer, y escuhé los pasos de alguien. Luego ese alguien abrió la puerta y entró:
-No recuerdo haber apagado la luz cuando me fuí-Dijo el hombre, un hombre robusto y alto.
-¡Oye!-agarré su hombre y giró automáticamente, poniendose cara a cara conmigo; cerré la puerta con mi pierna atrás.
En cuestión de milisegundo, respieré hondo, y con todo el odio que tenía adentro de mí, clavé el escalpelo en su ojo izquierdo y luego en su garganta para evitar que gritara, y luego en su ojo derecho, haciéndolo caer sobre sus espaldas.
Me posé sobre su cuerpo tirado en el suelo, y empecé a clavarle una y otra vez el escalpelo, con mis dos manos, en su pecho y estómago, dejando salir una laguna de sangre.
Mi cabello estaba desordenado, me levanté, me levanté con mis manos y mis piernas llenas de sangre, con mi cara salpicada con sangre también, me arreglé mi cabello, y me dispuse a salir.
Justo cuando abrí la puerta, una luz me cegó…