TUS OJOS DE LLUVIA [KakaIru ♡]

TUS OJOS DE LLUVIA

ACLARACIONES: éste oneshot es la continuación de mi ff de tres capítulos  ''Girasoles para ti'', por lo que para entender las situaciones debes leer el otro (ﾉ◕ヮ◕)ﾉ ♥ ¡Gracias! 

🌻

Excelente. Perfecto; lo que me faltaba.

Kakashi recién llegaba de una larga misión; exhausto, apestoso a barro, sudor y sangre, y al bendito cielo se le ocurría caerse en pedazos justo en ése momento.
Como siempre, había optado por dejar para después la entrega del reporte y recorrió apresurado cada uno de los tejados camino a su hogar. Pero lo que al principio parecía ser una ligera llovizna pronto se convirtió en una torrencial lluvia veraniega. Bastante normal, ya estaban a principios de agosto y el clima empezaba a ponerse más húmedo y sofocante que de costumbre. Aún así no imaginó que la lluvia aumentara al grado de hacerle difícil el camino a casa.
En otras circunstancias no le hubiera afectado, pero iba cansado, herido y hambriento, no tenía las fuerzas suficientes para acelerar el paso.

Fastidiado, optó por guarnecerse en un pequeño templo que encontró por ahí abandonado y sucio. Cualquier lugar le serviría con tal de no mojarse más. Aún así no evitó que el agua humedeciera su uniforme, por lo que sintió frío nada más entrar. Ahh~ llegando a casa tomaría un baño caliente, comería algo y tal vez después se hiciera una paja. Llevaba semanas sin hacerlo y ya empezaba a sentir las bolas pesadas.
Se revolvió el cabello para quitarse el exceso de humedad y entonces lo vio: en la esquina más escondida del lugar, estaba sentado el instructor de la clase B de la Academia Ninja: Umino Iruka.

Nada más reconocerlo, el jōnin le dio la espalda, fingiendo no haberlo notado, ¿Qué hacía ahí también?

Ah, la lluvia.

Ok, ok, ¡¿pero por qué precisamente él, ahí?!

La Academia está cerca.

Maldición, probablemente el chubasco también le había alcanzado mientras caminaba de regreso. Y ahora se encontraba atrapado hasta que el agua menguara.

Los nervios de Kakashi se dispararon cuando le sintió moverse detras suyo, pensó que se le acercaría o algo pero afortunadamente no fue así.

 
Mierda, hacía ya tres meses de aquel casi encuentro en la Academia, desde entonces no le veía y sin embargo el instructor estaba igual que en aquel tiempo; la misma colita alta, el mismo uniforme pulcro -aunque ahora además mojado por la lluvia- y los mismos libros bajo el brazo. El moreno se aferraba a ellos, tiritando  por lo frío del ambiente con la cabeza gacha. Kakashi le dio una mirada disimulada desde su lugar, todavía sin poder creerse que lo tenía tan cerca, otra vez.
Sin quererlo volvió a sentir una nostálgica calidez en su pecho, ésa misma que había sentido tan fuerte en aquella ocasión.
Pensaba que tales sentimientos no existirían después de tanto tiempo y de haber evitado pensar en él, o que por lo menos habrían disminuido, pero los sintió tan intensos como antaño, descubriendo que solo habían estado dormidos a la espera de ver nuevamente ésa cara trigueña para despertar.

Suspiró despacito, para que el chunin no le escuchara y finalmente  volteó a mirarlo. Quizá no estaría mal saludarle, el otro seguramente había notado que le había visto y no quería parecer grosero. Se echó el cabello hacia un lado, dispuesto a hablar de una vez y entonces lo notó: Iruka no estaba temblando por el frío, estaba llorando.

🌻

Mierda, le había visto.

Aspiró rápidamente, con la mirada en el suelo y sus carpetas pegadas al pecho, disimulando los espasmos de su llanto. 
Jamás imaginó terminar su viernes sorbiéndose los mocos en un lugar como ése, con el cielo cayéndose afuera y el jōnin más famoso de la  nación como única compañía.
Pero bueno, tampoco esperó que la persona con la que llevaba saliendo por casi tres meses le botara ése mismo día, luego de haber mostrado su verdadero y horrible carácter. Le había engañado muy bien todo ése tiempo, actuando gentil y atento, pero lo había hecho solo por una despreciable razón. Recordarlo le dolió muchísimo, se sentía tan decepcionado, burlado.
Apretó los labios para evitar jadear, el pecho le punzaba y el resto de su cuerpo luchaba por dejar de temblar.