Lee TaeYong, 20 años de edad, amante del Daddy Kink, en especial de los trajes que utilizan los Baby Boys.
Estaba visitando su tienda favorita en la cual vendían trajes eróticos, y los que más le gustaban.
Hoy lo haría.
Ni bien había entrado al local, había visto un conjunto; el cual consistía en un par de medias que se conectaban con una tanga mediante tirantes de cuero. Y más encima de su color favorito, rosa.
Se acercó hasta donde lo había visto e intentó tomarlo, pero debido a que estaba muy alto no llego ni haciendo punta de pies.
Llamo al peligris que trabajaba ahí (aka su Crush) y espero paciente a que este terminara de atender a otra clienta.—¿En qué puedo ayudarlo? —preguntó amablemente cuando estuvo parado frente a Lee.
Podrías ayudarme a llegar a un orgasmo justo ahora.
—No puedo alcanzar ese conjunto. ¿Podrías bajarlo por mí? —pidió. Hizo un puchero al final de la petición, lo cual le resultó realmente erótico al empleado.
El peligris no dijo palabra alguna y solo se limitó a bajar el pedido, lo entregó y Lee quedó mirándolo fascinado.
—¿Puedo probarme las medias? —el empleado volvió a asentir y acompañó al pelirrojo hacia uno de los probadores. Cuando llegaron, corrió la cortina de terciopelo rojo e hizo un gesto con la mano, indicándole al otro que entrara.
TaeYong se probó las medias y, mierda, amó como le quedaban. Sin duda compraría el conjunto.
Es ahora o nunca.
—Vamos, TaeYongie, tú puedes. —susurró varias veces para sí mismo, alentándose. Corrió un poco la cortina y solo sacó la cabeza, busco al peligris y lo vio unos metros más lejos del probador. —Hum, disculpa... Oye... —volvió a llamar cuando no recibió respuesta. —¡Oye, tú! —el empleado al fin volteó a verlo y se acercó de inmediato.
—¿Necesita algo? —preguntó, mirando hacia otro lado. Había visto a través del espejo al pelirrojo sin boxer y vaya que le había gustado.
—Dame tu opinión sobre esto. —pidió, fingiendo timidez. El peligris asintió y Lee le hizo una seña para que entrara.
Ahora sí. Pensó TaeYong en cuanto el otro entró.
La primera vez que TaeYong había visto al peligris, había venido a comprar otras cosas que también vendían en el local (dildos, para ser exactos). Cuando lo vió, pensó que era el ser más perfecto que había visto. Y lo era, era más que perfecto y no había palabra para describirlo.
Desde que ese chico empezó a trabajar en esa tienda, Lee frecuentó su visita, más por el chico que por los artículos.
—Bueno, es que no estaba muy seguro de cómo me quedan las medias y quería saber la opinión de alguien. —lo miró con falsa inocencia. —¿Qué piensas? ¿Me quedan bien? ¿Debería dejar estás y buscar otras? —hizo tantas preguntas que el peligris a penas y sí pudo pensar en la respuesta de una.
—Bueno... T-tienes muy... Bu-buen cuerpo, sobre todo u-un-unas piernas lindas y... —paseó su mirada desde las perfectas piernas del contrario y fue subiendo, fijó su mirada en esa parte y volvió a hablar. —Te quedan perfectas. —dijo seguro de sus palabras. Cuando examinaba las piernas del chico, al llegar a su entrepierna, pudo ver el miembro del pelirrojo, se acordó que este no traía boxer.
—¿En serio? Entonces debería comprarlas, ¿No? -El peligris asintió efusivamente, subiendo su mirada desde el miembro contrario hasta llegar al rostro de Lee. —¿Pasa algo? Has estado mirando esa parte por mucho tiempo. —empezó a acercarse al chico, acorralándolo contra el espejo de cuerpo completo.