Parte única

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Después de Venom recordé lo mucho que amo este tipo de relaciones, así que tengan este "especial de Halloween" corto pero hecho con amor. 


Conocía a Zed desde que era un niño huérfano recién llegado al pueblo. El albino era tan solo un adolescente cuando corrió a socorrerlo entre las llamas, los gritos y la muerte que se esparcia por el lugar. Aún podía recordar que la sensación más cálida que había sentido en su vida serían los brazos fuertes del joven. Ahora nuevamente podía sentirlos, pero ahora en su al rededor no había desesperación pura. 

--Kayn... --susurró jadeante después de su largo beso. Shieda mantenía los ojos cerrados, intentando recordar cada detalle. 

-- ¿Sí? 

-- ¿Podríamos ir a tu habitación? Siento que esa guadaña no deja de mirarme. --Kayn chasqueó con rabia, nuevamente era él. Miró al arma que reposaba en una esquina y la miró con rabia. Zed no entendió del todo eso, pero siendo sincero realmente le incomodaba que el ojo, supuestamente de vidrio estuviese viendo todo el acto, sentía... como si tuviera vida.

--Sí, vámonos... --Ambos fueron a la habitación del Shieda y éste cerró la puerta fuertemente. Pronto Zed lo empujó en la cama y empezó a besar su cuello, Kayn solo suspiraba por eso. Cuando su pareja estuvo a punto de bajarle el pantalón se escuchó un estruendo en la sala. 

-- ¿Qué fue eso? --Se apartó de Kayn y salió de la habitación, encontrándose con las tazas con las que él y Zed habían tomado té hace poco en el suelo y destruidas. 

--Debieron ser... las ratas. --Fue la mejor excusa que pudo pensar. Zed fingió sorpresa al ver el reloj de pared. 

-- ¿Viste la hora? Shen debe estar esperándome para preparar las clases. --dijo tomando su chaqueta. 

-- ¿Qué?  Apenas son las siete y cuarto. --Kayn intentaba rogar para que su amante se quedara. Lo tomó del brazo--. Vamos, será algo rápido, ¿qué te parece? --Juraría que el otro nunca se comportaba de una forma tan... cobarde, pero entendía muy bien el porqué. 

--Tengo trabajo, Kayn. --Dicho ésto el pelinegro se quedó en su lugar mientras el otro salía del hogar, cerrando la puerta rápidamente. Kayn pateó la primera cosa que vio (una pequeña mesa de madera que había aparecido de la nada) y luego chilló con frustración. 

-- ¿Es en serio? --preguntó mirando a la guadaña--. Pensé con que no trajera a chicas como Akali, Jinx o Evelynn sería suficiente, ¿pero esto? Vete a la mierda, Rhaast. 

--Vamos, solo quiero cuidarte... --Una voz sonó en su cabeza, oscura, perversa y sobretodo conocida. No había día en la que no la oía en esos dos meses en los que decidió hacer ese ritual. 

-- ¿Cuidarme de qué? ¿Del sida? --Kayn cerró los ojos y apretó los dientes--. No soy tuyo, que quede claro.

Cuando volvió abrir los ojos, la guadaña estaba frente de él. 

--Eres mío Shieda... Solo mío. --Sintió un aliento en su cuello pese a que se suponía que no había nadie. Kayn rodó los ojos. 

--Maldito sea el día en que decidí abrir ese portal. --Apartó la guadaña de un golpe y fue directo a su habitación, y se sentó en la cama, abrazándose a sí mismo (excusándose con que tenía frío)= 

--Sabes que sin mí serías un patético chico solitario... No tienes a nadie más, Kayn. Esos idiotas superficiales que siempre traes a casa solo te quieren para una noche, luego te desechan como la basura que todos creen que eres. 

Kayn sintió un conocido miedo, una soledad que lo perseguía siempre, desde que tenía memoria. Pero nunca le daría la razón al demonio con el que convivia. Imaginó como Rhaast sonreía (tal vez lo había hecho de verdad) y pudo sentir como alguien ponía una mano en su hombro. 

--Pero no importa Shieda Kayn, ¿sabes por qué? --Algó lo estaba abrazando, pero tenía la cabeza baja con los ojos cerrados como para intentar ver qué era--. No importa... me tienes a mí, solo a mí

Solo a mí [Kayn x Rhaast]Where stories live. Discover now