Jungkook estuvo toda la noche anterior divagando en la penumbra con rostros alargados, árboles y pepinos, si Freud tenía la razón y las cosas alargadas representaban genitales masculinos en los sueños, le apenaría decir que estuvo soñando con penes.
La mañana era un sábado nublado horrible, en especial porque esa noche era el baile.
Después de acomodarse el traje como pudo bajo las escaleras y su madre estaba esperándolo con el teléfono en mano para sacarle fotos.
—¿A qué hora viene Jimin? —le interrogó.
Jungkook no recordaba cómo se pasó la mañana, de pronto había parpadeado y el sol se había esfumado en el horizonte.
—Mamá.
—¿Si?
—Este año no iré con Jimin.
—¿Por qué no? ¿No es el último año de Jimin en el instituto?
—Se lo pedí a una chica —contestó cortante.
Su madre le miró con el ceño fruncido.
—Claro, eres guapo y tienes que escoger chicas lindas para ti. —Le alisó los hombros antes y le limpió pelusas imaginarias—. ¿Tu papá te dejo las llaves del coche?
Jungkook asintió.
—Diviértete y trata de llegar un poco tarde estavez —le alentó.
•──•─•──•✦•──•─•──•
A Jungkook no le gustaban los bailes, por ello Jimin le permitía irse temprano, Jieun en cambio desde que llegó dejo en claro que lo tendría amarrado por el cuello, no lo expresó con palabras, fue más allá arrastrándolo de un lado a otro y monitorizando los movimientos de Jungkook como una pulsera de tobillo para preso domiciliar.
Lo presumió a sus amigas, que tuvieron el descaro de hablar en frente de él de esa odiosa leyenda. Y fueron tan atrevidas para preguntarle al respecto.
En un momento terminó en un rincón oscuro observando la entrada, hasta que apareció Jimin luciendo como un bonito ángel vestido casi por completo de blanco, le fastidió cegarse con la intensidad, así que desvió la mirada al equipo entero de fútbol que estaban reunidos en un rincón gritando como enfermos mentales, alcoholizados.
Eran más de las diez de la noche. Los dientes de Jungkook chirriaron cuando apretó la mandíbula, cuando desvió los ojos de Jimin a la sonrisa malévola en el rostro de Taehyung, no creía que ambos estuviesen contando flores para llegar a esas horas.
—Debe ser divertido enfurruñarse en una habitación oscura —dijo una voz que se detuvo a su lado con un vaso en la mano. Era el amigo sensato de Jimin, Jungkook no hablaba con él, pero admiraba la tranquilidad que rodeaba al chico ante las idioteces diarias del resto de amigos de Jimin.
—Estoy esperando a Jieun para irme.
—No parece que ella esté pensando lo mismo. —Ambos miraron a la chica que saltaba de un lado a otro indiferente al provenir de Jungkook—. Podrías irte si quisieras.
—No es muy educado hacerlo de esa manera.
—Es muy agradable que estés cultivando esos buenos valores. —El chico le palmeó el hombro a Jungkook—. No era ni de cerca pintoresco ver a Jimin buscarte debajo de las piedras cada año con la convicción que esa vez no te largaste, le hablare de esta nueva costumbre tuya.
Jungkook no supo que responder porque una parte de él se carcomía de culpabilidad ante el recuerdo.
El chico, descubrió que se llamaba Namjoon, se mantuvo de pie a su lado hasta que un peli rosado escandaloso se lo llevo por las solapas del traje a bandadas. Jungkook se hundió más cerca de la pared dispuesto a desaparecer como parte de la pintura.
Jieun se mantenía lejos, así que decidió encaminarse en su dirección para decirle que tomaría el buen camino de vuelta a casa, ya habían pasado unas horas y se encontraba indispuesto a seguir allí como parte de la decoración.
Se paró en seco al ver a consciencia al equipo de futbol moverse a un rubio en específico. Bueno, ahora la culpa que estuvo en su pecho se empezó a disipar transformándose en algo muy feo para lo que no tenía ninguna etiqueta.
Al parecer Jimin no se lo pasaba tan mal sin Jungkook en el mapa, el equipo entero intentaba meterle mano, mientras él los incitaba con ese baile obsceno sazonado con un movimiento de caderas que muchas mujeres envidiarían.
Jungkook se exasperó por la desvergüenza que demostraban esos chicos cuando eran unos defensores de la masculinidad dentro de las aulas de clases, lo recordaba muy bien, en especial por las constantes burlas que recibía del mismo equipo. Le llamaban 'marica', sin embargo eran ellos los que se devoraban a Jimin con la mirada.
El inútil de Taehyung estaba intentando controlar el alboroto en el que se peleaban por Jimin. Jungkook rodó los ojos.
—Jieun... —llamó a la chica.
—¿Qué pasa? —preguntó deshaciéndose de un vasito de plástico que no olía a lo que estaban sirviendo en la fiesta, en sus ojos podía ver el alcohol brillando.
—Volveré a casa.
—Oh, Kookie, no seas mojigato. Ven a bailar conmigo —Intentó arrastrar a Jungkook a la pista de baile sin logar mucho—, de cualquier manera ya no hay nada bueno por aquí, iré despedirme para que me lleves a casa.
Jungkook no había considerado llevarla a casa. Espero en medio de las miradas molestas de los que deseaban bailar.
Cuando giró el rostro un poco atrapó a Taehyung cogiendo las riendas de Jimin por las mangas y llevándoselo lejos, antes que Jieun apareciera colgando del brazo de Jungkook para buscar la salida del lugar.
Encontró su coche aparcado, sujetó la puerta del copiloto para que Jieun entrara.
Al levantar la vista después de meter la llave en el orificio encontró frente a su línea de visión un par de cuerpos apretujándose contra un árbol.
—Wow —Se asombró Jieun mirando en la misma dirección—, ese Park Jimin no pierde el tiempo.
A Jungkook se le caería la paleta entera de dientes si seguía los seguía apretando con tanta fuerza. Encendió el motor.
—Tengo amigas que venderían algunos órganos por Kim Taehyung —Siguió hablando la chica—, me apena tanto saber que en realidad le gustan rubiecitos y con pene —se cubrió con la manos la risita ajena a la mano de Jungkook cerca del botón de apertura de su puerta, como era tan imprudente para no ponerse el cinturón y Jungkook era tan temerario para desquitar su enojo con el acelerador, si apretaba el maldito botón la chica saldría volando, al menos así no tendría que soportar su vocecita un minuto más—, no lo culpare Jimin, es alguien por quien me daría curiosidad de ese bando, ¿no lo crees, Kookie? —Sin embargo Jungkook no quería terminar en prisión por esa niña, si iba a tener un cargo seria por degollar a Park Jimin.
ฅ^•ﻌ•^ฅ
KuridaoreTaro
ESTÁS LEYENDO
SILKY • JIKOOKMIN
FanfictionA los siete años Jungkook vivió un evento traumático que lo marcó hasta la actualidad. Con dieciocho años aún no podía superarlo, había ido a terapia, pero el psicólogo le dijo que era una cosa minimalista que se arreglaría con el tiempo. Había hech...