Estoy caminando por un pasillo. Sólo veo barras, que parecen jamás terminar. Estoy caminando, con una policía atrás. Tiene el pelo rubio, ojos cafés y se ve como alguien de 30 años, definitivamente más alta que yo y se le nota en los ojos que ha visto más cosas que un sabio. Estoy atado de las manos. ¿Quién soy?, ¿Qué pasa?
- Disculpa, pero, ¿Dónde estamos?
No responde a mi pregunta. Tal vez no entendió--
- ¿Dónde estamos?
- Deja la tontería.¿Qué? ¿Por qué me está tratando tan mal? ¿Es esto una prisión?
Llegamos a una celda que parece una caja fuerte gigante. La policía me deja ahí y me desata las manos. Tan pronto las desata, cierra una puerta metálica con un candado lleno de polvo, diría que de los años 60, y una llave enorme. La celda está llena de polvo y telarañas, no quiero saber hace cuánto tiempo no la limpian, pero ese es el menor de mis problemas. Las paredes, el techo y el suelo son blancos. Estoy totalmente solo. Aprovechando a que la policía está cerrando la puerta, voy corriendo hasta la puerta que tiene una pequeña ventana por la que apenas puedo ver nada.
- ¡Oiga! ¿Qué hago aquí? ¿Qué está pasando?
Grité en un desesperado intento de saber lo que andaba ocurriendo. La policía me ignora por completo.Me pego a la ventana, y segundos después, logro escuchar una conversación:
- ¿Cuánto falta para [...]?
- [...] minutos. Pídele [...] a comer. ¿Algo raro [...] prisionero?
- N-no, solamente lo ví un [...] mientras lo llevaba a la celda repentinamente. Me preguntó sobre [...]
- Lo veré yo mismo.Me pongo a pensar sobre las frases que logré escuchar, y después de unos pocos minutos me doy cuenta: ¡Tiene sentido! Voy a ser ejecutado, van a darme mi última comida y estoy por supuesto en prisión. Pero, ¿Por qué no recuerdo nada? ¿Qué me pasó? ¿Qué hice? ¿Cómo salgo de aquí? ¿Acaso maté a algui-
- ¿Qué desea para comer?
Era una voz masculina, bastante grave, de alguien jóven. Se notaba tan sólo con la voz que era alguien experimentado, y que había visto a varias personas morir.
- Umm, un momento...
Me acerqué a la puerta tan grande de metal y me asomé por la ventanilla para luego ver a un hombre moreno, ojos azules, al cual se veía muy seguro de sí mismo y de lo que hacía. Tenía una pistola en mano, preparado para disparar a cualquiera que le hiciera enojar.- Le juro que no sé ni siquiera quién soy. De verdad, ayúdeme.
Le digo al policía, con un ánimo ligeramente deprimido. A este punto ya estaba seguro de que me iba a ignorar.Y sorprendido me quedo, cuando el policía responde:
- Te pido perdón. Esto ha sido mi culpa.
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¿Quién pensó que los sueños se podían hacer realidad?
General FictionBenito se encuentra en una gran aventura, después de un desafortunado incidente en el cual recibió un poder parecido de película. En esta historia, Benito tendrá que pasar por dificultades en las que ninguna persona querría pasar. Conocerá personas...