Un arcoíris, lleno de tonalidades y con un gran resplandor, este, en vez de proclamar paz, declara una gran tormenta. Pero nadie parece notarlo. Intento, intento prevenir a todos sobre lo que se avecina, pero nadie parece darle importancia, me siento tan exasperada que no se que debo hacer. Lluvia, truenos, relámpagos y vientos fuertes toman ahora el control. Nadie me prestó atención y no obtuve ayuda para prepararme. Ahora esta tormenta me atrae con sus vientos fuertes y temo disiparme en ella y no ser capaz de escapar jamás. La tormenta es cada vez más recia y nadie parece percibirlo por lo tanto, no hacen nada al respecto. Ahora las inundaciones toman el mando. Ya no es el viento el que me acarrea, en este momento el agua es partícipe también de esto. Pretendo flotar, sostenerme de algo, pero la corriente de agua es tan fuerte que aparenta ser imposible. Cada vez me hundo más y carezco de aire. Así que con la escasa energía que me queda, inicio a solicitar a gritos ayuda. Gritos impacientes por ayuda. Pero nadie manifiesta consideración alguna , todos contemplan de lejos como me hundo y lo que puede decir algún individuo es que me apoye de algo. Pero nadie nota que me es difícil elaborarlo; que descuidé las fuerzas batallando para librarme del viento que me remolca y ahora ya no puedo sostenerme; que preciso a alguien que me ayude, alguno que se arroje al torrente de agua presto a apartarme de ese lugar. Sin embargo, nadie es lo suficientemente osado. Todos eligen resguardarse en aquellos lugares donde la tormenta no esté cercana; porque entienden que también pueden ser seducidos por la tormenta y aún no han captado que son los únicos que pueden librar a alguien que esté siendo halado por ella. No soporto más, perdí mis fuerzas para batallar, ahora solo me repudio mientras el viento y las corrientes de agua me arrastran. A veces da la impresión sosegarse e intento obtener fuerzas para marchar hacia un lugar distante de ella y cuando da la impresión de que por fin estoy encaminándome un lugar soleado, la tormenta se eleva cada vez más fuerte, halándome nuevamente a ella. Ahora solo ansío ahogarme porque solo así dejará de llevarme con ella, ya no tendré que batallar con las fuerzas que no poseo, así ya no creo falsas esperanzas cuando esta parece cesar. Ya no quiero partir de la tormenta, ahora quiero ahogarme en la inundación que me hala. Y pensar que todo esto sucedió por un arcoíris y pudo prevenirse, si tan solo alguien hubiese escuchado el aviso acerca de lo que proclamaba el mismo.