uno.

29 7 0
                                    

Marzo finalmente había llegado, y traía consigo el tan indeseado regreso a clases. El aire se sentía más frío de lo habitual y para Taehyung, era una sensación encantadoramente refrescante.

El chico de (sutilmente) largos cabellos castaños no podía contener aquella gran sonrisa cuadrada que hacía parte importante de quién era, y caminaba por las oscuras calles de la ciudad mostrando sus blancas perlas a todo aquel que cruzara por su camino.

Para muchas personas, por no decir la gran mayoría, levantarse temprano por la mañana y emprender el largo camino a la secundaria podía resultar agotador, especialmente cuando se estaba en pleno invierno, y el frío calaba hasta el más duro hueso. Pero para Taehyung, aquello no era un problema.

Habían tantas razones por las que amaba la secundaria que le faltaría tiempo a sus días para poder hablar de ello. Y muy probablemente nadie entendería jamás lo increíble que le resultaba el pasar poco más de ocho horas al día sentado frente a un pizarrón. Pero claramente, ellos no tenían de compañero de asiento a Park Jimin, aka su mejor amigo, y su pequeño rayo de sol.

Aún faltaban un par (de varios) minutos para que la primera clase del día ㅡy del añoㅡ comenzara cuando el alto chico llegó a su salón. Una parte de él agradecía que éste fuese el mismo que el del año anterior, y es que le hacía sentir en casa. Caminó sin prisa hacia el penúltimo asiento del sector de la derecha, y se sentó. Todo lucía familiarmente extraño, quizás porque la mesa alargada que solía compartir con Park ahora estaba limpia de todos aquellos dibujos que hicieron el año anterior. Quizás, porque el salón lucía tan monótono que el castaño ansiaba volcar su caja de jugo sobre el suelo para darle un toque de color.

Soltando un suave suspiro, buscó su celular de entre sus bolsillos, bufando decepcionado al ver que no tenía mensajes nuevos de parte de su amigo. Ya le había pedido tres veces que no tardara en llegar, y si volvía a mandarle un mensaje luciría como un torpe desesperado (lo cual, sí era), por lo que simplemente divagó entre sus aplicaciones hasta llegar a su favorita: Instagram. Como era habitual, iba hacia un perfil en específico, y deslizaba su dedo con suavidad por la pantalla, observando aquellas fotos que conocía de memoria, topandose con su propio rostro una que otra vez.

-Que lindo eres, Jiminie ㅡmurmuró para sí, bloqueado su celular y dejándolo sobre la mesa después de un ratoㅡ.

Los minutos seguían pasando y oculto en el calor de su bufanda, sus ojos comenzaron a pesar. Taehyung no supo en qué momento pasó, pero finalmente, cayó dormido. Y no fue hasta que unas pequeñas y frías manos se colaron por entre su felpuda bufanda y su cuello, que de tan solo un salto, había despertado otra vez.

-¡Ya despierta, holgazán! ㅡexclamó el chico de cabellos naranjas, sonriendo de forma en que sus dos pequeños ojos parecíeron perderse a causa de sus abultadas mejillasㅡ

-Me asustaste... ㅡmurmuró el contrario, frotando sus ojos antes de finalmente girar en su asiento para poder tener una mejor vista al chico que ahora se sentaba junto a élㅡ Luces bien, pequeña mandarina.

Jimin rió ante su comentario, para después negar suavemente.

-Es terrible ㅡdijoㅡ, no tuve tiempo ayer para teñirme de vuelta.

-Pues a mi me gusta.

El menor de ambos chicos se recostó sobre el mesón, con su vista aún fija en aquel que era su mejor amigo, y prosiguió.

-¿A qué hora llegaste?

-Como a las... ㅡllevó sus cabellos hacia atrás con una mano, dejando su frente al descubiertoㅡ ¿Tres de la madrugada? Quizás.

-Demonios.

-Lo sé ㅡotra risita salió de entre sus labiosㅡ. Estaba agotado, honestamente, estuve así ㅡseñaló con su manoㅡ de cerca de no venir hoy.

-Gracias por hacerlo ㅡrespondió el castaño con una sonrisaㅡ.

-Si, bueno, no te dejaría solo.

A medida que los minutos pasaban, más y más estudiantes llegaban, la gran mayoría de ellos eran rostros ya bastantes conocidos, mismos que permanecieron junto a ellos durante todo el año anterior, sin embargo, y como siempre se esperaba, había uno que otro estudiante nuevo en el salón.

Taehyung jamás fue un gran entusiasta de los tan codiciados chicos nuevos, a diferencia de la mayoría, quienes generalmente corrían y regalaban el mundo a aquellas caras que no habían visto antes, el moreno chico prefería mantenerse al margen de la situación, claro que, jamás dejando su amabilidad. Y es que había tenido tantas malas experiencias con los nuevos estudiantes que llegaban año a año, que finalmente había perdido la paciencia.

-Él es verdaderamente bello... ㅡmurmuró Jimin, casi para si mismo, escondiendo su rostro entre sus brazos, que se encontraban tendidos en el mesón que compartía con su amigoㅡ

-¿Quién? ㅡpero aquellas palabras no pasaron desapercibidas para el contrario, quien levantó su mirada rápidamente y comenzó a buscar entre los estudiantesㅡ

-Él ㅡrepitió, incapaz de señalar pero observando fijamente al chico de cabellos oscuros que observaba con timidez a sus alrededores en busca de un asientoㅡ

-¿Debería conseguirte una cita? ㅡpreguntó, sonriendo con maliciaㅡ

-¡Tae, no! ㅡel de cabellos naranjas se lanzó sobre su amigo, deteniendole antes de que este siquiera se parase y fuese en busca de aquel desconocidoㅡ

El castaño soltó una carcajada cargada de ternura ante la repentina timidez de su amigo, ignorando el nudo que se formaba en su estómago cada vez que Jimin mencionaba a otro chico, y finalmente le atrapó entre sus brazos.

-Si no quieres que abra mi boca ㅡdijoㅡ, entonces debes abrazarme.

Jimin alzó una ceja, cuestionandole.

-Hace un frío de puta madre.

El más bajito asintió, pegando su rostro al del contrario, casi restregando su mejilla con la de Taehyung e intentando brindarle algo de calor con sus pequeñas manitas, situandolas sobre las de él.

Taehyung no pudo sentir mayor calidez. Y fue en aquel momento tan íntimo, que unos oscuros ojos marrón se posaron sobre ellos.

Interruptor. (VMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora