12. confesiones

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12; decimos las cosas, le otorgamos valor a las palabras.

Te pido de hablar por un mensaje y quedamos en la hora muerta antes de educación física, un lunes.

Del audio ya pasó casi un año.

Sin embargo, cuando me esperas en la puerta del aula, me echo para atrás y digo que no importa, que no es nada.

Y huyo.

Los dos sabemos que es lo qué pasa por mi mente.

Y también lo qué pasa por la tuya.

Todos me dicen que necesito decirlo, sacarlo; e incluso yo misma sé que es así. También necesito respuestas, incluso aunque lo que tengas que decir sea lo que yo creo.

Necesito saber que no te gusto, que pongas el golpe en palabras para de una vez por todas poder comenzar a cerrar la herida.

En mi casa, a la noche, terminamos hablando por teléfono. Porque tomo valor, y te llamo solo para que escuches mi voz diciéndotelo.

Me tiembla la voz, de los nervios.

"Solo quiero decírtelo, no quiero que me contestes", miento, porque quiero respuesta pero no se si soy capaz de soportarla. "vos sabes que me gustas, es obvio".

Finalmente, me despido cuando vos tratas de hablar, porque soy demasiado cobarde como para escucharte. Y lloro.

Me mandas un mensaje, diciendo que si había algo tapado todavía sigue así, que necesitas reacomodar tu vida. También me decís que me quéres, un montón, y que no te vas a alejar de mi incluso si yo pensara mal de vos.

Y ahí, todo tendría que haber terminado, con una confesión en la que los dos dijimos obviedades.

Chicos como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora