En Algún Lugar. Archie y Annie

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El amor duele,

El amor mata,

El amor revive,

El amor lucha,

El amor GANA... en algún lugar.


En un día de estos en que suelo pensar

Hoy va a ser el día menos pensado

Nos hemos cruzado, has decidido mirar

A los ojitos azules que ahora van a tu lado.

Desde el momento en el que te conocí

Resumiendo con prisas tiempos de silencio

Te juro que a nadie le he vuelto a decir

Que tenemos el récord del mundo en querernos

Por eso esperaba con la carita empapada

Que llegaras con rosas, con mil rosas para mí

Porque ya sabes que me encantan esas cosas

Que no importa si es muy tonto soy así.

Y aún me parece mentira que se escape mi vida

Imaginando que vuelves a pasarte por aquí,

Donde los viernes cada tarde, como siempre

La esperanza dice "quieta, hoy quizás sí...!

Rosas.

La Oreja de Van Gogh


Annie miraba a través de la ventana, la brisa levantaba las hojas secas en pequeños remolinos que danzaban en la banqueta, y sus ojos azules brillaban con la luz tenue que se filtraba entre las cortinas.

A sus oídos llegaba la melodía triste de un piano solitario, sus dedos jugueteaban con el listón que sostenía su oscuro cabello y su corazón latía descompasado.

Debí aceptar que jamás podrás amarme... nunca como a ella.

Las lágrimas fluyeron incontenibles, la sal llegó a sus labios e hizo aún más amarga su derrota, sus manos cubrían su rostro, el pecho se agitaba con el vaivén de su tristeza... una mano acarició su cabello.

No puedo prometerte nada... porque ni siquiera yo sé qué siento.

La voz de Archie resonó con delicadeza y tristeza mezcladas, Annie dejó de sollozar y miró con fijeza sus zapatos, sin atreverse a levantar los ojos.

Quisiera decirte que sólo tú estás presente en mi corazón... daría lo que fuera para dejar de verte sufrir de esta forma... poder abrazarte únicamente a ti sin anhelar más nada en mi vida... pero...

Ella tomó su mano entre las suyas y apretó fuertemente.

Pero no puedes hacerlo ¿no es así?

Annie...

No necesitó que me engañes, comprendo aún más de lo que crees... por esa razón te devuelvo tu palabra... no tienes ningún compromiso que cumplir a mi lado... ahora puedes luchar por ella.

La jóven se levantó del asiento impulsada por la desdicha, la cólera y un leve asomo de coraje y dignidad. Archie la tomó del brazo impidiendo que se fuera.

Escucha...

No te disculpes, no hay nada por qué pedir perdón

Te equivocas...

No, ¡sé que no lo hago!

Terry fue a buscarla... en estos momentos deben estar juntos ya...

Por primera vez, Annie levantó el rostro y miró incrédulamente al joven, que bajó la vista tratando de evitar que se percatara del dolor que sentía.

¿Por qué le dijiste dónde estaba?... ¿Por qué lo hiciste?... ¡renunciaste a ella! ¡¿por qué?!

Archibald ladeó el rostro, miró a través de la ventana deseando ser viento y escapar, el corazón se salía descompasado de su pecho y su puño apretado denotaba frustración.

Porque Terry la ama más que yo...

Archie...

Lo supe cuando lo ví llegar a Lakewood... primero pensé en soltarle un golpe... pero ví sus ojos...

El chico tragó saliva y miró de reojo a su interlocutora

No necesitó hablar... me dí cuenta de lo que buscaba... su mirada denotaba desesperanza... como cuando un moribundo te pide un último deseo... y entonces me dí cuenta de que debía hacerlo.

Ella no te lo perdonará

Lo dudo... hice lo correcto

¿Cómo supiste que él era sincero? ¿No se te ocurrió que quizás sólo vuelva a lastimarla?

No, los ojos de Terry no mienten

¿Cómo puedes estar tan seguro?

¡porque yo he mirado de la misma forma!

¡A ella!... ¡claro!... por eso pudiste reconocer que la ama... - su voz se quebró – porque tú la mirabas igual.

Annie se derrumbó en el sofá tratando de ahogar sus sollozos y no derramar lágrimas, se había prometido ser fuerte y estaba decidida a lograrlo.

No has entendido...

Archie se acercó hasta donde ella intentaba frustradamente ser valiente y ecuánime, se arrodilló frente a ella y recargó su rostro en las rodillas de Annie, buscando sus ojos.

- Sé que Terry ama a Candy porque sus ojos reflejan lo mismo que los míos... cuando te veo.

La chica ahogó un grito de sorpresa y fijó su mirada en el muchacho que reposaba en su regazo.

Quiero a Candy... pero a ti te amo

No me mientas... no necesito lástima – suplicó

Mírame Annie... ¿no lo ves?... yo jamás podría darle a Candy lo que necesita... para eso existe Terry... yo te necesito a ti...

Archie...

No puedo prometer nada que no tengo... sólo puedo decirte que hoy me dí cuenta que te amo y quiero estar junto a ti... sólo tengo amor, pero me esforzaré por lograr un futuro y un presente para dos... para nosotros dos.

Dicho esto, se incorporó un poco, cerró los ojos y aspiró el aroma de lilas que Annie desprendía, en silencio tomó sus manos y las besó con suavidad, recorriendo su rostro al mismo tiempo con su aliento.

Te amo...

Fueron las únicas palabras que sellaron esa tarde un compromiso de amor.

EN ALGÚN LUGARWhere stories live. Discover now