You spend your whole life, just to remember the sound
When the world was brighter, before we learned to dim it down
Call it survival, call it the freedom of will
Where breath is our own, our compass needle standing still
Our resignation only comes on beaten paths.
Cuando es apenas una niña y regresa a su hogar al ponerse el sol, sus pies llenos de barro y su larga cabellera llena de flores, su madre le advierte sobre lo cruel del mundo de afuera.
—Y te prepararemos para él, Mikasa —le promete mientras acaricia su frente—. Te prepararemos con la esperanza de que nunca debas ir.
Sus ojos se llenan de lágrimas sin que pueda evitarlo mientras resiste el impulso de mirar al cielo.
Nanaba no muestra compasión y solo presiona un poco más fuerte la punta de la espada contra la piel tersa de su cuello ahora que está tendida en la hierba.
—Tus lágrimas no significarán nada para tus enemigos —Su voz es implacable—. Nunca lo olvides.
Es la más rápida. Es la más fuerte.
Y la inexperiencia ya no la traiciona.
Nanaba la observa en silencio; esta vez, es ella la que está tendida.
Mikasa no sonríe, porque sabe que la honra de una batalla entre dos amazonas se reparte por igual.
Baja su espada, y ofrece su mano a Nanaba.
Ella la toma y, por primera vez, su rostro ajado y curtido por la batalla le ofrece una sonrisa.
Mikasa no puede saber que, desde lo alto de una terraza, su madre la observa con un nudo en el pecho.
Mikasa está confundida; se debate entre el genuino deseo de ayudar y su recelo ante una criatura extraña.
La criatura, en cuestión, es un hombre de más años que ella que tiene los ojos cerrados mientras intenta recuperarse del naufragio. Mikasa, quien nunca ha visto un hombre en toda su vida, se acerca y lo carga en sus brazos.
Cuando el hombre despierta mientras aún lo está cargando rumbo a su hogar, le cuestiona:
—¿Quién eres?
Nunca nadie ha preparado a Mikasa para lidiar conversacionalmente con un hombre. ¿En batalla? Sí, contra cualquier criatura imaginable. Pero ¿contra alguien del sexo opuesto?
—¿Son todos los hombres tan pequeños como tú? —Es lo único que se le ocurre retrucar mientras mantiene una expresión gélida.
De más está decir que el hombre camina el resto del trayecto antes que dejarse cargar.
—¿De dónde vienes, extranjero?
Levi entiende la desconfianza, aunque no termina de entender qué demonios es esta isla donde todas las mujeres visten o túnicas o armamentos antiguos.
—De la guerra.
Es la verdad, y la peor respuesta que puede darles.
Levi acepta la ayuda que Mikasa le ofrece para escapar de la isla cuando le explica la importancia de retornar al frente de batalla.
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Los más fuertes
Fanfiction¡Holis a todos! En estos días está cumpliendo un año un grupo llamado La Hermandad Rivamika en donde estoy. Así que las fundadoras del grupo organizaron un evento para ahogarnos en Rivamika: el Mes Rivamika :D Acá les traigo mi aporte. Serán cuatro...