LOS HIJOS DE CAÍN

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Ahí estaba yo, frente a su puerta, una puerta vieja, de dos hojas, color verde, desteñida, maltratada por el paso del tiempo, parecía como si esta puerta condujera a otra dimensión o época, me sentía nervioso, una sensación eléctrica recorría mi cuerpo mientras mi mano se extendía, golpeando, esperando que me abrieran…

Recordé entonces cuantas puertas en estos últimos años, golpee, cuantas veces estuve ansioso y expectante ante la puerta que se abría, puertas lujosas, de condominios exclusivos, puertas de hoteles capitalinos, puertas ricas, extravagantes, a veces frías, viejas, macizas, solitarias ,en fin durante estos diez años he golpeado tantas puertas que no podría contarlas y siempre ante ellas tratando de obtener indicios de quién está adentro como será, quién me espera, el cliente que me generaba intriga, hombres la gran mayoría de la veces, aunque ocasionalmente, matrimonios y de vez en cuando mujeres. Algunos muy viejos, otros jóvenes, incluso parejas deseosas de romper la monotonía y engañarse mutuamente, pero de forma conjunta en complicidad, mujeres solas, deseosas de amanecer con alguien, en fin un sin número de personas que pagan por lo mismo, aunque sus motivaciones e intereses sean diferentes todo se reduce a sexo, disfrazado de aventura, de compañía, de calmante pero en realidad, es solo sexo para ellos además tienen el de poder dominar, ordenar, obtener lo que se quiere, y para mí todo se reduce a dinero.

Soy un acompañante, algunos nos llaman masajistas, escorts, prostitutos, pero realmente, no soy más que un puto, simple y sencillamente eso un puto dispuesto a venderme por dinero, soy quien de acuerdo con una tarifa pactada, se puede convertir en alguien amoroso, rudo, sucio, sumiso, lo que se requiera.

Realmente pienso que no hay mejor actor o actriz que un puto o una puta, somos expertos en fingir desde amor cuando estamos sintiendo desprecio, hasta ternura cuando lo que nos invade es el asco, placer cuando lo que tenemos es hastío y dedicación cuando solo estamos contando el tiempo para que finalice la sesión, en fin deberían premiarnos regularmente, porque somos excelentes actores, incluso a veces demostramos interés en lo que nos cuentan, estamos prestos a escuchar confesiones, historias y lamentos, fingiendo escuchar, mientras realmente solo interesa que corra el reloj y podamos cobrar , porque cada hora simplemente es dinero.

Esta es mi vida, esto es lo que hago. Mi nombre es Harry, tengo veintitrés años y soy un puto desde antes de cumplir los trece, éste era mi sino, mi destino, realmente pienso que nunca hubiera podido tener otra opción, mi madre es puta, al igual que lo fue su madre y yo estaba destinado a serlo antes de nacer, es más mi mamá siempre quiso una niña para que siguiera con el negocio familiar y la mantuviera cuando ella no levantara cliente, pero nací varón, aunque no en el sentido estricto de la palabra y ese era mi destino ser puto.

Anne, mi mamá, es prostituta como desde los doce años cuando mi abuela la entrego al primer cliente, fue una joven hermosa, exuberante con grandes senos y largas piernas, cabellos negros hasta media espalda (que ahora tiñe de rojo) ojos grandes negros y expresivos, su tez trigueña boca grande, labios profundamente carnosos y unos dientes blancos como perlas, si siempre fue una mujer hermosa.

Aunque al ir transcurriendo los años alimentados por el trago, el cigarrillo, trasnocho y mal vivir, su piel se ha tornado seca, muerta, como si la vida se fugara a través de cada poro de su piel, un cabello sin brillo; en fin a sus más de cuarenta años la factura ha empezado a cobrarle los excesos de la sordidez.

Pero volviendo a su juventud fue puta como les dije desde muy joven , nunca trabajo en la calle cosa que es un nivel de orgullo y estatus entre nuestro gremio; siempre en casas de citas, las denominadas whiskerías, o sitios de striptease, no obstante a pesar de su belleza, nunca pudo trabajar en un lugar exclusivo o de alto nivel, cosa que siempre la mortificó; ya que como en todas las profesiones el putismo tiene niveles o escalafones diferentes estos grupos están conformados por los callejeros, mujeres, travestis y algunos hombres, son los más pobres, se ligan por cualquier cosa, atienden en el carro del cliente, en residencias de mala muerte o en cualquier pieza disponible. Entre las mujeres de este grupo figuran las más pobres por lo general las más viejas y feas, que lo dan y lo reparten para poder comer esa noche.

Los Hijos De Caín (Larry Stylison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora