-N5- cayendo

4 1 0
                                        

Y ahí estaba, cayendo, a una profunda oscuridad a la que no sabia como llegué, desconcertado y aterrorizado, mi respiración se cortaba, parecía que el oxígeno escapaba de mi cuerpo y mi mente se nublaba, grité.

Pensé en algún motivo por el cual pudiera estar en esta situación y como acto reflejo terminé mirando hacía arriba buscando alguna respuesta, solo me dejó más dudas al ver que no recordaba que sucedió antes de la caída. Al intentar pensar en algo anterior a mi situación solo venía a mí un sentimiento muy vívido, dolor, una profunda agonía que invadía lo más profundo de mi ser, aplastando con un fulminante golpe mi pecho causando cómo consecuencia un sollozo incontrolable. Pronto todo ese dolor se volvió frustración, mientras más pensaba menos me daba cuenta del tiempo que pasaba y esta amnesia aparentemente inexplicable solo empeoraba la situación, intentando buscar más allá del dolor profundicé en mi ser buscando alguna respuesta llegué a un sentimiento nuevo, uno aparentemente lejano, el inicio, un tono anaranjado invadía mi caída.

La tranquilidad invadía mi tenso cuerpo, relajando todo músculo existente en mi cuerpo, era un simple muñeco de trapo cayendo a la nada, adormecido era casi imposible pensar pero con un esfuerzo logre centrarme, escarbando en mi encadenada mente, sentí como algo me abrazaba por mi espalda, poco a poco se cerraban mis ojos y una lagrima cargada de felicidad salió disparada de mi ojo escapando de mí, consciente de algo que yo no podía ver aún, terminé cerrando por completo mis ojos y una imagen invadió mi mente, sonrisas por doquier, sonrisas cálidas y alegres; el paisaje hace mucho se tiñó de rojo, una brisa fría se acercaba en silencio.

No sabía si debía continuar, el inicio parecía demasiado acojedor en comparación al aparente final, y así me mantuve por lo que mi mente interpretó como una hora, cayendo, sin más, sabía que esta no era una caída normal y que no me permitiría escapar sin terminar el recorrido, así que procedí a continuar escarbando, todo se sintió falso de un momento a otro, mi cara se puso tensa en una perpetua sonrisa y mi cabeza se llenaba de voces, más y más, mientras aquellas sonrisas cálidas se teñían en un tono burlesco e indiferente. La caída empezó a ser más rápida, sentía una fuerte brisa fría atacar mi espalda y el miedo atacaba mi concentración, pronto perdí el curso y empecé a dar vueltas en una caída errática y desesperada, en busca de resguardo cerré mis ojos y entre todas esas sonrisas falsas sin sentido alguno, había una que destacaba en silencio, destacaba sin quererlo así, me centré en esa sonrisa y para cuando volví a abrir los ojos todo se había detenido, la caída volvió a su ritmo normal pero me percaté rápidamente del profundo negro que se acercaba.

Estaba cerca del final, eso estaba claro, seguí centrando mi mente en aquella sonrisa y poco a poco terminó siendo la única a la vista, mi blanco interior que paso de un blanco a naranja, ahora era un perfecto lienzo lleno de colores hermosos y sorprendentes, familiares por algo que no entendía pero nuevos gracias a mi situación. Y de repente sentí un fuerte ardor en mi abdomen junto a un dolor profundo similar a un golpe potente, las lágrimas invadieron toda mi vista, lloraba sin parar mientras un dolor crecía en el interior de mi pecho, cada vez más intenso, no podía respirar y al mismo tiempo me rodeaba el miedo, en una pequeña brecha de claridad vi la oscuridad ya muy alta en mi caída, el rojo parecía un horizonte lejano y aquel naranja un simple mito.

Durante un buen rato mis ojos lagrimaron, aquel dolor era peor pero ya lo había asimilado y perdió su significado inicial, pronto aquel sentimiento inicial volvió, ese dolor, pero ahora lo acompañaba una fuerte decepción, impotencia y tristeza, finalmente me estrelle contra un fango oscuro a gran velocidad, parecía tener cierta impermeabilidad a aquella oscuridad, pronto todos los sentimientos e imágenes volvieron a mí, pero yo ya no podía expresarlos, sabía que era el dolor, la tristeza y todo lo demás pero aún así no podía sentirlos, veía aquellas imágenes aún más claras que antes pero era indiferente a ellas. Caminé un buen rato por aquel lugar sin ningún rumbo aparente, hasta llegar a una especie de "oasis" de la indiferencia era un terreno sólido amarillento con un bello árbol de pétalos blancos con un único fruto, aquella fruta reflejaba mi imagen, le di una pequeña probada y todo desapareció, solo quedó un terreno grisáceo con un escudo de papel mojado en ella y una pequeña daga dorada, agarré el escudo inútil con curiosidad y una fuerte brisa atacó, poniendo a prueba aquel producto patético, rápidamente se desbarató y se fue junto a aquella brisa. Antes de agarrar la daga, mi mente nuevamente blanca recibió una imagen de ese breve momento agradable durante la caída, con una sincera sonrisa en mi rostro agarré la daga dorada con mi mano izquierda, rápidamente esa falsa pintura se desvaneció dejando una daga oxidada que poco a poco se volvió en aquel fango oscuro, por fin entendí lo que sucedía, este era un viaje sin retorno, mire hacía arriba con mi sonrisa en la cara mientras intentaba pensar en aquel sentimiento, el fango oscuro poco a poco tiñó lo que serían mis venas de su mismo color, y como si estuviera vivo, todo el fango empezó a escalar mi cuerpo, empezando a hundirme en el paisaje, ya todo mi cuerpo estaba unido al fango excepto mis ojos, di un ultimo vistazo al paisaje y cerré mis ojos en paz.





Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Relatos nocturnos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora