Oha-Asa

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Intentaba mantener una postura recta de espalda contra la cama al dormir, pero era habitual que la mentalización que aplicaba para conseguirlo causara el efecto contrario, por lo que su cuerpo inconsciente se removía de vez en vez durante su ciclo de sueño. Cuando despertó por la mañana, se descubrió al borde del colchón, aunque en esta ocasión no fue sólo a causa de sus movimientos nocturnos, sino también porque la espalda de Aomine pegada a la suya le impedía retroceder.

Sin más remedio, tomó asiento, teniendo que mover a un lado la cobija que lo abrigaba (aunque, sinceramente, no recordaba si se había cubierto con ella o no antes de quedarse dormido). Se puso sus gafas, de inmediato buscó a la persona a su lado; con curiosidad, lo observó, tomando detalle de la calma en su respiración, de su rostro apacible y de su espalda desnuda expuesta...

Dio un respingo que le hizo alejarse enseguida. Entonces, sus ojos se centraron en la figura delineada bajo la frazada, luego notó el uniforme acomodado hábilmente sobre la mesita de noche. No pudo... no. No quiso averiguar si le gustaba dormir en ropa interior o completamente desnudo. No. No necesitaba saberlo.

En lugar de eso, sacó dos prendas holgadas de su armario y se dirigió al baño para tomar una ducha.

Sábado, finalmente. Podía disfrutar de la comodidad de la ropa informal sentado en el sofá frente al televisor sintonizado en el programa de Oha-Asa. Escuchar la predicción astral del día para su signo zodiacal y conseguir su respectivo objeto de la suerte era un hábito que no había cambiado en lo más mínimo, pues continuaba siendo parte primordial de su rutina diaria.

Puso la cafetera en funcionamiento en la cocina, a un lado de ella dejó un plato con un par de rebanadas de pan tostado con jalea de durazno sobre ellas. No quería admitirlo, pero preparar café y untar rebanadas de pan eran de las escasas cosas que podía hacer sin crear un desastre en la cocina. Simplemente cocinar no era lo suyo y por su bien tenía en claro que ni siquiera debía intentarlo.

El programa comenzó como cualquier otro día, sin embargo, su mente divagaba en otros asuntos: Aomine desequilibró su rutina, lo cual ocasionó que despertara más tarde de lo que acostumbraba. No logró concentrarse en las predicciones para los primeros signos, aunque no importaba mucho, ya que ninguna era tan importante como la de su signo regente.

Cáncer, un nuevo ciclo está a punto de comenzar. Ha llegado la hora del cambio. Sobre todo en el amor. Tu vida, en el aspecto sentimental, va a dar un giro absoluto. En estos momentos estás comenzando algo, quizás labrando una amistad muy singular para ti. Esta noche de sábado, podrías pasar una velada sumamente agradable si así lo quieres y te lo planteas. No desaproveches la ocasión. El cambio de aires sería genial para ti, actuaría como una medicina —resolvió la dulce voz antes de indicar su posición en el ranking de suerte y nombrar su objeto del día.

Las predicciones de Oha-Asa eran siempre acertadas, por esa razón ésta le había dejado sin palabras.

Tuvo que detenerse a pensar: "tu vida va a dar un giro absoluto," no, esas no fueron las palabras exactas. "Tu vida, en el aspecto sentimental, va a dar un giro absoluto". Apenas comenzaba a aclarar sus pensamientos cuando Daiki bajó por las escaleras, viéndose impecable con su uniforme de trabajo.

Se sintió un tanto avergonzado por usar un simple short y una camisa blanca holgada. A pesar de ello, el moreno pareció no prestar atención a ese detalle, pues le ofreció una sonrisa de lado como saludo sin detener su camino hacia la cocina. Tomó el control del televisor, la predicción del día para el signo Virgo estaba siendo anunciada, pero no prestó atención.

El moreno regresó segundos después con las rebanadas de pan con jalea entre manos.

"...En lo que al amor se refiere, te encuentras más seguro de ti y con un mayor control de tus emociones. Hoy, vas a percibir la respuesta a algo que te estaba inquietando. Verás de qué forma te satisface mucho lo que te aseveren" fue lo poco que escucharon del televisor antes que Midorima lo apagara.

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