parte única.

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— Solecito. — Lo llamo. Sé lo mucho que le fastidia mi apodo y es por eso el como me mira. Me río. Este chico es totalmente único en su especie. — ¿Me das otra gomita?

— Pero me dijiste que ya no querías más, ¿qué sucede contigo? — Frunce el ceño. Tierno.

Lo sé, Hyuckie, es que tan solo quería mirarte y que tú lo hicieras conmigo. Planeaba decirle eso, pero si lo hago, era muy probable el momento incómodo entre ambos y esa no era una buena alternativa para nuestro panorama de fin de semana: mirar el cielo nocturno estrellado de Seúl luego de la tormenta de ayer por la noche. No había ni un rastro del smog habitual y estaba perfecto. Esto era algo que hace mucho tiempo tenía ganas de mirar con mi mejor amigo, el único incondicional a mi lado después de todo el daño que me hicieron en la preparatoria. Siempre estuvo conmigo, me defendía de los malos, me alagaba y me hacía reír y creo que eso lo que me hace ser una estúpida enamorada de Lee Donghyuck.

— Está bien, está bien. Tú ganas.

Hyuck se remueve entre las mantas que pusimos juntos en el jardín de mi casa y me entrega una gomita. Apenas mastico y me la trago; en verdad no quería más de esas cosas deliciosas llenas de azúcar porque son altamente hostigantes. Demonios, me doy cuenta de las cosas que hago por un chico que solo me ve como su mejor amiga de todo el tiempo, y apenas me hace cariño. Siempre soy yo la que está acariciando su cabello o abrazándolo.

Siento que lo necesito, a veces con mucha frecuencia, pero con mirarlo me basta para dejar mi corazón en paz.

Es mirarlo de pies a cabeza, notar las imperfecciones que lo hacen ser aún más perfecto a su manera, repito, única de ser. Sus lunares, como las estrellas, esparcidos en esa piel morena tan hermosa que hace distraerme; esas estrellas como los que se supone que debo estar viendo, pero como es repetitivo en mí, sigo enredándome en él. Caigo en su maldito perfil, es precioso. Sus ojos brillan por la luz natural del cielo, su nariz pequeña y sus labios entreabiertos soltando leves suspiros al respirar. No sé como lo hago. No sé como lo hago para no abalanzarme sobre él y comérmelo a mimos que sé por sobretodo lo mucho que le gustan.

Me sobresalto una vez me mira, es sereno pero curioso. Un poco extraño. Creo que se da cuenta que me quedé mirándolo como idiota. Es que el no sabe el efecto que provoca en mí.

— ¿Qué haces, Yoon? ¿Por qué me miras?

¿Por qué me preguntas eso, Hyuck? ¿No ves lo nerviosa que me pones?

— Para eso están los ojos. — No es la mejor respuesta, pero estoy conforme. Él sonríe y mi corazón late muy rápido.

— Me parece bien. Sé que soy precioso, puedes hacerlo cuando quieras. — Guiña su ojo. No, Lee. No debiste hacer eso totalmente salvaje. — ¿Qué pasa? ¿Tienes frío?

— ¿Por qué?

— Acabas de temblar, boba. — ¿Acabo de hacerlo? Ni siquiera me di cuenta. Probablemente fueron las mariposas molestas que juegan en mi estómago. Bueno, en parte sí tengo frío porque la noche está fresca debido al invierno de Noviembre y el viento está soplando un poco fuerte. — Ven acá.

Donghyuck tira un poco de la manta que lo cubre hasta el cuello y creo que es una señal para que vaya a acurrucarme en él. No lo pienso dos veces antes de ir. No. Lanzarme a sus brazos abiertos que me rodean una vez que yo lo hago con él y nos cubre de nuevo. Puedo sentir la fragancia varonil en su suéter. Me encanta. Huele muy bien porque huele a él.

— Gracias, Hyuckie. — Entrelazo mis piernas con las suyas mientras él pone su mentón sobre mi cabeza.

Sabía lo mal que estaba hacer estas cosas que me ilusionaban en tener una leve posibilidad con Donghyuck, pero no quería alejarme de su calidez. Creo que puedo ser una persona masoquista y lo soy, lo soy bastante. No me sorprendo cuánto puedo llegar a serlo con tal de tenerlo. Por mí, lo traería a vivir conmigo, de todos modos ambos somos bastante maduros y nada extraño pasaría.

you ( haechan )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora