R E S P I R A. (One-Shot Omander).

R E S P I R A.

Omar se viste rápido y sube al terrao para coger aire. La puerta está entreabierta. Le pega un manotazo y la abre. Encorva el cuerpo apoyando su peso sobre las rodillas. Siente que el aire no entra bien a sus pulmones.

Ander, alarmado por la situación tira el cigarro que se estaba fumando y se dirige hacia donde se encuentra Omar.

-Eh eh Omar que te pasa? Mírame. Respira conmigo.

-No puedo – le contesta Omar sin aliento.

-Respira, tranquilízate Omar, estoy contigo – Ander no puede creer la situación, no entiende que le pasa, nunca le había visto así.

Omar se pone a llorar y le abraza. Ander le acaricia la nuca y Omar se va relajando poco a poco y respira profundamente.

-Joder tío me has asustado. ¿Qué te ha pasado?

-Le acabo de contar todo a mi padre - Omar se sincera

Ander le acuna las mejillas con las dos manos.

-Me ha dicho que me haga las maletas y que me pire de casa – continua Omar.

-Ya sabes que puedes contar conmigo, puedo hablar con mi madre y hacerte un hueco en mi casa.

-Gracias.

Ambos se quedan en silencio. Omar se lía un cigarro, lo enciende y mira a Ander.

-Eres demasiado bueno conmigo. ¿Por qué?

-Porque me he dado cuenta de lo importante que eres para mí y no soporto hacerme a la idea de que estas desprotegido.

Ander se sonroja y observa como Omar se acaba el cigarro.

Omar empieza a hacer movimientos nerviosos con su mano apoyada en la repisa de la terraza y Ader se da cuenta de que sigue inquieto, saca los cascos y pone una canción en el móvil, le pasa un casco y Omar se lo pone extrañado. Se quedan los dos en silencio escuchando la canción. Sus manos están cerca y Omar intenta rozarla con la de Ander. Se miran y sus bocas se quedan a centímetros.

Al día siguiente por la mañana.

Omar recibe un mensaje al móvil. Es él. Le pide que vaya a su casa, que tiene un cuarto libre donde puede quedarse.

Omar no tarda ni un segundo en sonreír. Hace las maletas, como su padre le había obligado, y sale por la puerta con paso firme.

Se encuentra con su padre en el mostrador de la tienda. Le tiembla todo. Le mira y se va.

Llega a la puerta de la casa de Ander y se lo encuentra en el césped de la piscina sentado en una tumbona leyendo.

-Ey – se atreve a decir Omar al entrar.

- ¡Ya estás aquí! Pensaba que nunca llegarías, ven te enseño tu cuarto.

Llegan al cuarto y Omar se sorprende al ver algo que no esperaba. Es el cuarto de Ander y para colmo le ha hecho un hueco en su armario para que cuelgue sus cosas. Omar no puede evitar sonrojarse, se le ilumina la cara con una sonrisa. No se puede creer que durante una temporada vaya a dormir con él.

-Pero... ¿yo no iba a dormir en otro cuarto?

-Ibas, tú lo has dicho.

Ander se acerca a Omar despreocupado, le acaricia la mejilla y le deja un beso húmedo y suave que despierta el apetito de ambos chicos.