Capítulo 1

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Un sentimiento intenso lleva consigo su propio universo, 

magnífico o miserable según sea el caso.

-Albert Camus


Nuevamente se encontraba ahí de pie observando a su mortal enemiga merendando esos fideos instantáneos, la muchacha oji verde imperturbable solo permitía que esa comida chatarra tocara su siempre reservado corazón, pero ¿Porqué ella que tanto se había esforzado no recibía la misma atención? aceptaba que sus métodos eran bastante rudos por decir lo menos, pero ni siquiera así podía recibir el mínimo reconocimiento por la joven azabache.

El desanimo la llevo a un pequeño parque no muy lejos de la escuela, rendirse nunca había estado dentro de sus planes sus padres le habían enseñado a esforzarse, pero a esas alturas comenzaba a pensar que existían seres a los que no les podía importar menos ese hecho.

Ichimatsu Kohina la había vencido sin siquiera esforzarse.

Si por lo menos fuese un poquito relevante para ella como para odiarla, pero era tan poca cosa en su vida que ni siquiera recodaba su nombre a pesar del tiempo que llevaban ya de conocerse. él único que gozaba de la atención de esa chica era sin duda ese hombre de cabellos blancos ¿Qué demonios lo hacía tan especial? la manera en que la trataba no era la clave, ya otros se le habían acercado siendo siempre rechazados con su típico rostro de desinterés, incluso se atrevió a bostezar frente a uno mientras los verdes ojos suplicaban marcharse.

Trató entones de cambiar su apariencia, quizá de ese modo ella la voltearía a ver si notaba la similitud del peinado con el del tutor, dispuesta a averiguarlo se encamino a la estética más cercana exigiendo como modelo los cabellos del tutor legal de la muñeca. En cuanto se observó a sí misma no pudo mas que sonreír satisfecha naciendo un rayo de esperanza en su corazón.

El problema fue... Que ella ni siquiera lo notó.

Alguna vez escuchó decir que las palabras duelen más que un golpe... pues ahora podía dar fe de eso.

Sus ojos comenzaron a mostrar señal de lágrimas que ella no tenía contemplado derramar, era estúpido que algo así desmoronara su siempre buen animo -muy a pesar de sus ya usuales ataques de ansiedad - con rabia limpiaba las gotas salinas que aun no escapaban de sus azules ojos.

– ¿Qué podría ser tan malo como para que alguien de tu edad lloré tan amargamente? - escucho le decía un monje de vestimenta café.

De un salto se levanto del columpio creando distancia entre ella y el hombre maduro, su madre había sido muy específica, ¡NADA DE HABLAR CON EXTRAÑOS! Temerosa dio algunos pasos hacía atrás con la idea de tener el espacio suficiente para echarse a correr.

– ¿Eh? – el hombre se sentó en uno de los columpios vacíos abriendo una lata de refresco. - ¿Te he asustado? Discúlpame no era mi intención alarmarte, detesto ver a las mujeres llorar, tan solo es eso.

– ¡No me asustaste! – dijo con las piernas temblándole, una risa ronca y baja escapo del pecho del hombre, a pesar de las advertencias sintió podría hablar con él, no parecía particularmente peligroso, los monjes eran buenos ¿no?

– Por supuesto que no.- dijo con tono sarcástico mal disimulado - se te ha caído la mochila del salto que diste, por cierto. – veloz se dio la vuelta tratando de levantar su bolso sin hallarlo, el hombre río ante eso.

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⏰ Last updated: Aug 21, 2020 ⏰

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