Something Weird.

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La alarma había sonado hace exactamente unos 30 minutos atrás. Yuna seguía pegada en un profundo sueño en el incómodo sillón de cuerina, y no era de esperarse su actual situación, pues ayer tuvo trabajo de más, sus colegas hacían caso omiso en sus deberes, ella debió encargarse de todos los inconvenientes en la recepción de los proveedores. Incluso no logró conversar con Sojung por lo atareada que se veía en esos momentos.

Su celular volvió con su cometido de despertar a su dueña, pero solo logró ser lanzado contra el suelo. Yuna despertó de inmediato al darse cuenta de lo que había hecho.

Golpeó su frente con la palma de su mano por su estupidez, se había quedado sin celular, la pantalla mostraba grandes grietas y un blanco puro se veía como fondo.

Abrió la puerta sintiendo los gritos de Yerin al teléfono, no se detuvo a saludar y se encaminó al baño. Solo cepillo sus dientes y arreglo su cabello, que seguía en mal estado después de la rauda peinada que le dio.

- Ya estoy cabreada, no, escucheme bien, no quiero contratar el puto plan! - Colgó azotando su dedo con brusquedad la pantalla de su móvil.- Malditos vendedores, que se los lleve el diablo. Ah hola Yuna, buen día.- Paso por su lado con una sonrisa.- Ayer llegaste muy tarde.- La miraba con gracia.- ¿Acaso saliste con algún chico?

- No, y si así fuera, no serías la primera en saber.- Avanzó hasta la cocina a prepararse su té mañanero.

- Eres mala.- Yerin la había seguido, algo que molesto a Yuna de sobre manera.- Siempre te doy consejos sobre las relaciones.

- Nunca te la he pedido.- Busco su taza de gatitos, pero no la encontraba en ningún estante.- ¿Dónde están mis gatos?

- Ah eso... La nueva llegó ayer, le di un café de bienvenida en tu taza, la chica es un poco tonta y la dejo caer.- Se encogió de hombros.- Dijo que lo pagaría, se fue hace poco, tenía que ir a buscar sus cosas a no sé donde.

Yuna cerro sus ojos tratando de evitar soltarle unas cuantas palabras a su compañera de piso. Su taza, sus lindos gatitos habían muerto en manos de una desconocida.

- ¿Qué hora es? - Preguntó resignada. Yerin dio un vistazo a su reloj, tardaba tanto en decirle la maldita hora que comenzó a desesperar a la pelirroja.

- Ahora sí, son las 8 en punto.- Desvío todas sus ganas de golpear a Yerin y salió corriendo a su habitación, iba a llegar tarde y no quería encontrarse con Siwon de mal humor.

Se vistió con lo primero que pilló, una blusa ocre y un pantalón señido a sus firmes y delgadas piernas, agarró su mochila saliendo a toda prisa despidiéndose de Yerin. Todos en la calle caminaban a paso tranquilo, menos Yuna, que casi cae al tropezar con sus propios pies por estar corriendo.

Llegó con 4 minutos exactos de retraso, terrible, la desgracia más grande que pudo ocurrirle, para Siwon el tiempo era oro, ni uno más, ni uno menos, si llegabas tarde, debías irte tarde, aunque fuesen unos miserables y escasos minutos.

Sabiendo su destino, se dispuso a ordenar unos cuantos informes en su escritorio, un proveedor golpeó la ventanilla para llamar su atención, unas entradas para el cine le tendió con una sonrisa coqueta.

- Señorita Choi, buen día.- Yuna no sé hacía a la idea de cómo responderle al hombre, estaba bien que le dieran algunos presentes, pero jamás pensó en una propuesta de una salida.- ¿Qué me dice? Nos conocemos hace ¿Cuánto?

- 6 años...- Respondió buscando la manera de que la tierra la tragara.- Señor Kim.

- Exacto! Vamos, encuentro que usted es una señorita muy bonita, siempre me sonríe tan amable y recibe mis obsequios, deme una oportunidad.- Yuna pasaba por una crisis mental, sus ojos iban de aquí y allá. Porque no predijo que algún día de estos sucedería algo así, en estos momentos más que odiarse a sí misma, odiaba a Momo por el simple hecho de convencerla de llevarle todos los chocolates que le dieran.

- Yuna necesito una hoja de... - Sojung vio los claros nervios de su colega y amiga, entendió que necesitaba de su ayuda.

El hombre de unos 30 y tantos años seguía mirando a la pelirroja con una sonrisa, Sojung tomó la cadera de Yuna posesivamente dejando un beso inesperado en su cuello.

- Cariño te extrañe demasiado.- Se quedó mirando la reacción del hombre, asqueado rodó sus ojos para tomar sus boletos e irse diciendo el para nada típico comentario de "Estúpidas lesbianas"

En todo ese acontecimiento los nervios de Yuna habían aumentado, la mano de Sojung seguía en su cuadril provocando un leve hormigueo en su vientre.

- Que idiota... ¿Dónde tienes las hojas? - La calidez proporcionada por la castaña se desvaneció, Yuna se sentía rara, extrañada y llena de dudas.

- Déjeme, yo las busco.- Se acerco al cajón debajo de su escritorio. En el había un sobre casi vacío.- Tiene suerte solo quedan dos.

- Gracias Yuna.- Con intenciones de retirarse se despidió de su amiga, pero esta la detuvo con incertidumbre.

- Ayer... ¿Qué le ocurrió? - Cierto, resultaba ser que Yuna era menor que Sojung y le costaba el no utilizar honoríficos a pesar de que la castaña le pidió innumerables veces que no lo hiciera, total se llevaban años conociendo.

- Ah... Eso, nada.- Posó su mano en el hombro de la pelirroja.- Siento haberte respondido de esa manera. Bueno debo irme.- Dio un golpe en el hombro de Yuna y se fue.

Prosiguió con su labor, pero esa extraña sensación permanecía distrayendola, miraba de vez en cuando a Sojung. Quería hacer desaparecer ese malestar en su interior, fue por un poco de agua para así tratar de aliviar el perturbador estremecimiento.

Poco fue lo que logró, su jornada fue lenta y estresante, una vez más debía encargarse de asuntos que a ella no le incumbian en lo más mínimo. Menos aún teniendo a SoJung en su escritorio varias veces, excesivas para un día normal.

Ya era tarde, aun faltandole unos minutos para terminar un trámite, decidió tomarse un descanso, en la oficina no quedaba nadie más que ella y otro chico que había llegado a deshora. Lo bueno es que ya no tenía la presencia de SoJung molestandola en su concentración.

I See Your Colors ( 여자친구 ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora