*Altagracia*
Salgo de mi empresa a eso de las 5 de la tarde, (Clara) hace unas horas llegó a casa pues matamoros paso por ella al colegio ya que con la reunión que tuve se me hacia imposible buscarla.
Todo el día he tenido la cabeza en otro lado y ese lado se llama Saul Aguirre, por mas que pase el tiempo y los años no me es suficiente para arrancarlo de mi mente y corazon.
Tomo el teléfono para llamar a matamoros y pedirle que cuide por mi a la niña, que necesitó estar sola en este momento y no quiero que mi hija vea a su madre así, como buen amigo y confidente que es acepta pues sabe perfectamente que es lo que me pasa.
-Doña, eso no le hace bien. - lo escucho decir al otro lado de la linea.
-Solo cuidala por favor y si llega la hora de dormir y no he llegado Dile algo, no se que estoy en una reunión. De verdad lo necesitó.-no te preocupes por Clara altagracia, yo cuido a mi sobrina. -sin decir mas ambos colgamos y comienzo a caminar por las calles de París sin rumbo fijo.
Ay dios mio, ayudame por favor.Estaciono el coche en frente al café que se volvió mi favorito desde que llegue, bajo del coche pero antes me colocó un abrigo que me llega hasta las rodillas, el frío ya se esta haciendo presente.
Cruzo las puertas de cristal, el aroma a café inunda mis fosas nasales mientras el calor comienza calar en mi. En mi cabeza tengo millones de recuerdos, momentos únicos que pase a su lado, momentos de felicidad como también de tristeza y dolor. La ultima vez que hicimos el amor es lo que me hace soltar una lágrima.-Señora, disculpe aquí esta su pedido. -Pronuncia la chica mirándome - Se encuentra bien?
-Si si, tranquila puedes retirarte y gracias.
-Con permiso -Le regalo una sonrisa y ella me lo devuelve. Tomo la taza con la humeante bebida para darle un sorbo, el líquido corre por mi garganta Así que cierro los ojos para saborearlo y degustarlo.
*Saul*
La vi entrar al local con con un abrigo rojo, su cabello en ondas ya ahora rubio le da un toque de sensualidad y glamour, nunca perdió la esencia que la caracterizaba ni mucho menos el estilo al vestir, una de las chicas toma su pedido y mientras lo espera observo como tienen su mirada perdida, la veo suspirar e incluso negar con la cabeza como intentando alejar demonios y recuerdos que la atormentan.
Al momento en que la misma chica que la ateneo llega con su pedido limpia una lágrima que quizás broto de sus hermosos ojos verdes, antes de que la chica se retire le regala una sonrisa.
En sus manos toma el café y es ahí que la veo saborearlo y degustarlo como si fuera el mas sabroso manjar.
Sin poder resistirlo mas y aunque quiera estar en contra de mi corazon este no lo acepta así que me coloco de pie y voy hasta su lado.
-Puedo sentarme?-Saul! -dice abriendo los ojos y muy sorprendida al verme.
-Me puedo sentar? -Vuelvo a preguntar pero no habla solo se limita mover la cabeza afirmando- Como estas?
-A que debo tu presencia en mi mesa, hasta donde recuerdo dijiste que no querias hacer negocios conmigo, mejor dicho y te citaré "yo no pienso trabajar en esta empresa y ser el abogado de esta mujer" si así tal cual lo dijiste -Responde con voz ironica siendo tan ella.
-Altagracia escuchame...-Ahora quieres que te escuche? No deberías estar en casa con tu hija y tu mujer? Digo, estará preocupada por ti.
- como si no le importara y restándole importancia intenta tomar de su bebida pero antes de que se la lleve a los labios se la quito- ¿Que pasa contigo licenciadito?
-Tenemos que hablar. Así que...
-Tu y yo no tenemos nada de que hablar Saul. La oportunidad para hablar fue aquel día, sin embargo decidiste irte como un cobarde.