Ama Al Pastelero (Murahimu yaoi)

Ama al pastelero.

Tercera persona.

Hace un par de años, Kagami Taiga y su hermano, Himuro Tatsuya, deciden salir de Estados Unidos para ir a vivir a Japón.

No por alguna razón específica, sino que, sólo por el deseo de la aventura. Sin embargo, ambos quedaron encantados del lugar, y decidieron quedarse en la lejana Isla de Japón. 

Himuro siempre había tenido un gusto por los dulces, más que comerlos, prepararlos, por ello, decidió estudiar pastelería, a lo cual, años después, decide poner una tienda de pasteles.

Cada día, a la misma hora, y con la misma expresión, llegaba un chico a la pastelería Himu. No es como si fuese alguien descortés o le mirara con odio, sino, que el chico de cabello lila parecía estar aburrido de todo.

Por ello, no podía evitar sorprenderse debido a la gran cantidad de pasteles que pedía a diario. Seis pasteles rellenos de crema, seis de chocolate y seis con dulce de leche.

El chico pagaba y, luego de recibir el pedido, le miraba antes de irse.

Todos los días, hacia la misma rutina sin cambiar nada, ni sus acciones ni su expresión.

-quizás le gustas- habla Kagami a su lado después de otra visita del chico- nunca viene cuando estoy yo, solo viene cuando estás tú, además ¿Por qué vendría si no le gustas? - habla divertido y Himuro le mira negando.

-de seguro compra para alguien más, nadie puede comer todo eso- habla riendo- además, soy hombre, no hay manera de que le guste.

-pero tu eres gay, yo también, él también podría serlo- habla sonriendo- de seguro llega a casa y suspira pensando en el chico lindo de la pastelería- habla riendo y Himuro le empuja para que le deje en paz.

Aunque esa noche mientras preparaba algunas cosas para el día siguiente, no puede evitar darle vueltas a las palabras de su hermano.

"¿y si de verdad le gustaba?"

A decir verdad, el chico no le parecía desagradable y debía reconocer que en más de una ocasión le había parecido atractivo, pero... pero de seguro no era gay y, lo que le parecía mas obvio, compraba todos esos pasteles para su novia. Aunque debía reconocer que le gustaría conocer a la persona que comiese tanta azúcar.

Luego de un par de semanas más, la presencia del chico se hizo mas que habitual, incluso, Himuro había comenzado a dejar apartado el pedido del chico para que no se fuese a quedar sin su ración diaria de pasteles.

Y, como era habitual, el peli lila pasaba cada día, Himuro le sonreía mientras le hablaba, pero el chico no respondía, aunque ya se había habituado a ello.

Una tarde, Himuro pensaba en nuevos ingredientes para sus preparaciones cuando el chico llego, el pelinegro no le vio, por ello, el chico toco su dedo levemente.

- ¡L-Lo siento! Estaba... estaba distraído- susurra avergonzado el moreno luego de dar un pequeño salto por el toque.

Apresurado, Himuro se dirige a tomar el pedido del chico, aunque no nota como este comienza a leer lo que había escrito.

-la naranja debería ser un poco ácida para contrastar con la crema dulce- habla mientras Himuro ordenaba los pasteles.

- ¿disculpa? - pregunta algo confundido.

-este pastel- murmura viendo la hoja- de panques, la fruta debe estar un poco ácida, no mucho, pero si un poco para que no sea demasiado dulce y se vuelva repugnante- habla sin cambiar su expresión.

-oh... gracias por el consejo- sonríe amable entregándole su pedido y el chico esta listo para pagar e irse, pero Himuro le detiene- mañana tendré algunas muestras... si quieres... ¿probarías algunas y me darías tu opinión?