One Shot -I'm sorry, my dear lovers
Todos se arrepentían. En sus miradas tristes, mientras sostenían la carta encontrada sobre la mesa de centro, en la sala, reflejaban el más puro remordimiento y culpa, ansiando, sólo por un momento, volver el tiempo atrás, donde aún lo tenían en sus vidas, donde aún poseían su amor.
Habían sido demasiado toscos, demasiado crueles y fríos, y ahora, el destino jugaba sus cartas, haciéndoles ver la realidad y las consecuencias de sus errores, sin poder corregir lo que hicieron, porque el dolor que marcaron en él, en Jimin, sería imposible de borrar.
Desde que pisaron su apartamento lo convirtieron en su sirviente, le abuchearon, le intimidaron, se burlaron de su peso, le humillaron; no valía nada. Cuando Jimin hablaba, ellos reían. Cuando Jimin proponía ideas para un álbum o una coreografía, ellos le ignoraban. Si Jimin se enfermaba gravemente, ninguno se preocupaba o prestaba atención, como si fuese cualquier cosa. Le gritaban, le golpeaban, le utilizaban.
Ninguno notó que el chico de mejillas regordetas se fue encerrando en sí mismo, sus cachetes perdiendo volumen hasta que la piel se hundió en sus mejillas y sus huesos se marcaron. Ninguno lo oyó llorar en las noches, abrazando su almohada, pidiendo que el dolor se apaciguase, que la calma lo abrazase, que la muerte lo besase; una vida diferente a aquella que llevaba. Ninguno lo vio correr al baño con el vomito trepando su garganta y mucho menos notaron que no comía, no vivía. Nadie lo levantó cuando se desmayó una y otra y otra vez, hasta quedar inconsciente por horas, sin fuerzas. Ninguno vio cómo sus ojos perdían el brillo, cómo forzaba sonrisas, cómo se debilitaba, pareciendo un alma en pena, muerto en vida. Por supuesto, nadie lo notó.
Oh, pero Jimin sí existía cuando necesitaban consejos o alguien que les alabase por su desempeño, Jimin sí existía cuando se sentían frustrados, y con un poco de manipulación, conseguían acostarse con él, engañándole con falsas palabras dulces, con caricias mal intencionadas, con miradas llenas de malicia. Jimin sí existía cuando necesitaban palabras de aliento y él estaba allí, llorando junto a ellos, abrazándolos, amándolos. Jimin sí existía cuando requerían de favores, cuando tenían hambre y deseaban que cocinara, obligándole a servirles. Su existencia se vio marcada por una fina línea, entre la "conveniencia" y el "ya no me sirves", siendo arrojado sin esperanzas al suelo pero levantado luego, como si nada, como si la caída anterior no hubiese tenido repercusión en él, como si su dolor no estuviese ahí.
Y Jimin, nuestro dulce y desafortunado Jimin, se tragó cada palabra, cada mirada de odio, cada toque brusco. Porque él era puro, porque incluso con marcas pasionales de cada uno de ellos grabadas en su cuerpo y las horribles consecuencias después de recibir golpes imborrables en su piel durante cuatro años, él seguía siéndolo, al menos de corazón. Y le dolía, claro, pero lo ignoraba, porque en sus prioridades siempre estuvieron los demás por encima de su persona, porque sus compañeros, en su cabeza, tan sólo tenían formas distintas de demostrar su "amor", porque, para él, ninguno de ellos era malo o perverso, sino, diferente. Y ese pensamiento se encargó de llevarlo a la ruina.Y así fue como un día que, después de que uno de sus conciertos acabara y todos se encontrasen en backstage, sudados, sedientos y cansados, Jimin habló, su voz apenas perceptible, apenas notable. Ellos callaron con miradas desdeñosas hacia él una vez que insistió para que lo escucharan, y sin más, mientras apretaba sus puñitos y tomaba respiraciones profundas, lo dijo. Se retiraría del grupo.
Después de que su voz saliese débil y asustada, la sala se sumió en un silencio perturbador y pesado. La noticia fue un poco chocante, extraña y amarga, pero ellos, guiados por sus instintos de estupidez, se burlaron, riendo a carcajadas mientras comentaban entre sí que aquello era la cosa más descabellada que Jimin había podido decir entre tantas que decía, ignorando la mirada herida del mismo, a punto de llorar. Ellos, entonces, creyendo que era una maldita broma, actuaron despreocupados, bromeando con cosas como: "Vale, cierra la puerta al salir" o "cocina algo rico antes de irte, por lo menos" y un "¡Ya era hora, Jimin, te tardaste cuatro años!". Y las risas estallaron en todo el cuarto.
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I'm Sorry My Dear Lovers -JiminxBTS/OneShot
FanfictionJimin sabe que de alguna u otra manera no está bien lo que hacen con él, sin embargo los ama tanto, tanto, tanto que, sin importar cuánto duela, rasgue y lastime, él lo soportará, se tragará las lágrimas y les sonreirá. Sus chicos valían cada maldi...