Capitulo 0, Reno: Otra ficha de dominó más.

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"¿Estas...terminando conmigo?" - Preguntó sin dar crédito a lo que escuchaba. Solo una risita nerviosa acompañaba sus palabras; y lentamente se dibujaba una sonrisa temblorosa - "Entiendo...esta es otra de tus bromas... algo pesada, pero...".

Era una noche como cualquier otra en el café de siempre. Vehículos pasaban fuera, como siempre; y como siempre, el dulce sabor del helado de vainilla; flotando sobre café amargo, emanaba un aroma relajante.
Pero algo era distinto a las otras veces; Cassey no sonreía.
Su rostro se fruncía de incomodidad, una mueca congelada; y con la mirada, parecía buscar una vía de escape; una ventana por la cual arrojarse...

"Reno...fue divertido...eres una gran persona...y ...esteee... - La muchacha comenzó a morder su labio inferior y a juguetear con su ondulado cabello, nerviosa; sin poder conectar la mirada con quién hasta hace un rato, era su novio. - " ...pero...".

"...se trata de ellos, ¿no?. Sabia que esto pasaria; era obvio que est-"

"¡NO!" - interrumpio la muchacha, golpeando la mesa - "Pero esto no puede seguir. Entiendo que te desagraden y todo eso...no es común que eso suceda. Pero ya no puedo mas; no son ellos: eres tu.
Ese resentimiento que tienes no es sano, ni para ti o para mi.
Yo trate de ayudarte, enserio...pero esto me superó. Ahora, debo concentrarme en mi y mi carrera; así como tu en tus estudios.
Busca ayuda profesional. No eres una mala persona, encontraras a alguien más...pero realmente, ayuda necesitas" .

Dicho esto; la muchacha deja su vaso a un lado; arregla su vestido; ajusta su sombrero y se levanta.
"enserio...espero que lo superes. realmente eres una buena persona...pero mientras no dejes eso atrás, arrastraras a todos contigo".

Reno se quedo frio; congelado con una mirada en el vacio tratando de comprender que había pasado.
No reaccionó al pagar la cuenta ni al salir de aquel café a duras penas por aquella puerta automática en mal estado. No reacciono a las bocinas de los automóviles al cruzar mal la calle ni reacciono cuando un pandillero trato de asaltarlo; solo para se asesinado a tiros por una pandilla rival.
En silencio marchó a casa. Su único amparo de una fría noche de otoño; era la falsa sensación que entregaba el neon de los multiples letreros y anuncios que inundaban las grises calles.
En silencio introdujo la llave en la puerta que llevaba a su minúsculo y viejo apartamento.
En silencio puso boca abajo todas las fotos que había impreso y enmarcado, arrojando lejos sus zapatos casi de forma instintiva.
En silencio; lloró sobre la almohada.

Sus padres habian interferido en su vida, otra vez.

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