Debiste Dejar La Luz Encendida

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Grabación de un celular encontrada en el lugar del  fallecimiento.  El sujeto graba lo siguiente en forma de lo que parece ser una última declaración, dos días antes el sujeto había milagrosamente sobrevivido a un extraño incidente:

 Desde siempre he creído que mi razón me ha estado ocultando de lo que me rodea, imaginaba mi mente como una delgada sabana que al romperse descubriría mi locura.  Mi imaginación era tan grande que cientos de ideas diferentes atravesaban mi mente cuando estaba a punto de dormir y veía la oscuridad, que para mí ocultaba algo siniestro.

 Pienso que es normal ¿no? Ese escalofrío que todos sentimos al encontrarnos indefensos en la oscuridad, porque cuando el sentido de la vista se pierde, los demás sentidos se agudizan, pero no solo los sentidos se intensifican, también lo hace el temor, el temor de que hay algo justo ahí, algo que está observando, algo que hace que te cubras con la sabana hasta que te vence el sueño, y eso es lo que te hacer poner atención a los sonidos.

 Yo soy alguien que presta mucha atención a los detalles, a los pequeños ruidos nocturnos, como el

 Caminar de los insectos o el ruido de este agitado viento de Enero que es como un susurro que no quiero escuchar, casi parece una frase, un murmullo tan real, pero también lo es el viento en sí, pero ya no quiero oír más porque no distingo bien entre la realidad y la fantasía, lo que sea que fuese no quiero vivirlo ya.

EL recuerdo del suceso lo hace más insoportable, pero no puedo omitirlo porque ese recuerdo está ahí.  Puedo verlo con claridad por que yace en la sombra de lo que yo alguna vez fui o ame.  Está en cada persona, lugar o cosa con la que tengo contacto.

 Hace ya un día que me he aislado de todo por esa razón, pero el maldito sigue ahí, ya está en mi persona, ya está en lo más profundo de mi cabeza, ya no puedo escapar. Se está haciendo más palpable cada hora, cada minuto; su presencia invade más y más mi persona conforme pasa el tiempo. 

 Solo puedo esperar a que la locura me haga cometer el suicidio. Espero con ansia ese momento.  Espero que ya acabe este castigo que me acerca a la cumbre de la agonía y me aleja poco a poco del razonamiento convencional.

 Todo esto está pasando por aquel suceso.  El cual solo sigo repasando en mi cabeza. Es la única cosa que me distrae de verlo, es por desgracia,  el motivo de mi vigencia en este mundo.  Esa memoria parece tan lejana por mi demencia, pero tan real cuando la pienso que mi realidad está empezando a colapsar.

 Enloquezco cada vez que pienso en el suceso, pero aun así es mejor que recordar la terrible imagen de esa cosa, pues no me atrevo a llamarlo humano, esa sonrisa tan blanca como mi mente después de haber sido asaltada por tan traumática imagen, su triste pero eufórica sonrisa se dibujaba retorciéndose en su rostro murmurando palabras ininteligibles sin articular gesto alguno, chorreando minúsculos hilos de sangre que se desprendían de sus alterantes y punzantes labios que llegaban hasta el último filo de esos brillantes dientes, ávidos de alimento.

 Allí estático, mirándome fijamente con sus penetrantes ojos que reflejaban a la muerte, vacíos y brillantes como espejo, ojos que escudriñaban los míos como si quisieran extraerme el alma misma, He quedado perplejo al ver esos ojos, porque ellos han escondido el secreto que me ha perturbado durante toda mi vida, y sé que no soy el único.  Cada vez que intento decirlo siento una falta de oxígeno tan severa que debo parar y al igual que en el accidente no termino de ahogarme.

Teatro de Horror (Terror psicológico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora