Capitulo 3

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CAPITULO 3: “Fiesta, alcohol y pelea”

  Cuando por fin llegué a casa después de ir a fumar con Brax, me encontré con mi madre preparando la cena.

-Hola cariño- le dijo cuándo me asomé a la cocina con ganas de comerme algo porque el estómago me estaba matando de hambre.

  Yo solo gruñí por lo bajo antes de dirigirme hacia la heladera y sacar de ella unas sobras de la comida del día anterior, comida la cual no comí.

-¿No quieres esperar a la cena?- me preguntó sin siquiera parar de cocinar.

-No tengo ganas de gastar mi tiempo con personas que me mienten- le contesté antes de girarme para poder salir de aquella habitación en la que sentía como poco a poco el aire se iba de mis pulmones.

  Verla era saber que incluso la persona que siempre había amado con todo mi ser, me había mentido. ¿Qué podía hacer? ¿Perdonarla? Nunca.

-¡Eithan!- exclamó algo dolida- Sabes que no te lo he dicho…

-¡YA DEJAME EN PAZ! ¡NO QUIERO SEGUIR ESCUCHANDO TUS EXCUSAS!- le grité antes de salir corriendo hacia mi habitación donde me encerré, dándome cuenta que recién allí que no tenía cubiertos para poder comer- ¡Maldición!- exclamé por lo bajo y me tiré en la cama, dejando la comida sobre el escritorio.

  Comer en mi casa ya casi se había convertido en un infierno. No quería verle la cara a mi madre, como tampoco a mi padre… bueno, en realidad padrastro si lo pienso mejor. A mi hermana tampoco me importaba verla. No quería ver a nadie de mi familia sinceramente y mientras menos interactuara con ella mejor para mí.

-Eithan- dijo mi madre mientras daba pequeño golpes en la puerta- Te dejo los cubiertos aquí en la puerta porque creo que no has traído para poder comer. Si quieres puedes calentar la comida abajo, saldremos a comer fuera con tu padre y tu hermana se irá a la casa de una de sus amigas a dormir para poder terminar un proyecto del colegio- aun la oía detrás de la puerta, así que no me moví hasta ver desaparecer su sombra por la rendija de la puerta.

  Cuando supe que ya se había ido y bajado las escaleras, abrí mi puerta, la cual como siempre había cerrado con llave y tomé los cubiertos que mi madre me había dejado. Comí y luego me encaminé al baño para poder estar listo para cuando Brax me pasara a buscar.

  Me puse, una vez que salí del baño, unos pantalones negros algo ajustados y una camisa verde militar con bolsillos aplicados en la parte del pecho. Busqué unas Nike negras que me había comprado hacía poco y aún no había estrenado y luego bajé, quedándome en el living ya que era una de las habitaciones que daba la calle y podría ver si Brax llegaba mientras miraba la televisión, hasta que el timbre de mi casa sonó, pero el coche de Brax no estaba allí.

  Me dirigí a ver quién era y al abrir la puerta me llevé una gran sorpresa al verlo allí parado frente a mí con una leve sonrisa en su rostro.

-¿Qué quieres? ¿Cómo sabes dónde vivo?- le pregunté con una ceja alzada.

-Todo el mundo sabe dónde vive el gran Eithan Lenoire- me dijo con ironía.

  Yo levanté una ceja y lo miré con cara de que se largara enseguida si no quería ver mi puño en su rostro de nene buenito.

-¿Vas a algún lado?- me preguntó sin siquiera mosquearse por como lo miraba con ganas de asesinarlo.

-¿Y por qué tendría que decírtelo?- le pregunté cruzándome de brazos.

-Solo preguntó- me contestó encogiéndose de hombros- Sabes… nunca creí que sería tan difícil tratar contigo.

-Y yo nunca creí que un nuevo no podría darse cuenta el lugar que ocupa. Estas debajo de la cadena amigo y da gracias que no te golpeo ahora porque no tengo ganas de aguantar tus lloriqueos de niño como cuando hoy intentaste no llorar frente a todos cuando la bandeja de comida cayó sobre ti.

White tears [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora