Capítulo 1

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―Oye... E-exageraste un poco, ¿no crees?

Una imponente figura alada volteó hacia la voz, ladeando la cabeza y cuestionándolo con un par de punzantes ojos chocolate. ―Está muerto, ese era nuestro objetivo.

―Sí, pero... ― Se cubrió la boca y nariz, viendo lo que solía ser un demonio frente a su compañero. Ahora estaba reducido a sangre y vísceras. ―Usaba su forma humana...

―No era una persona. Sólo fue un patético intento de salvar su vida. Vámonos. ― El arcángel chasqueó los dedos, haciendo que el callejón luciera como nuevo. Luego perdió sus alas, esbozando una sonrisa para su compañero mientras arreglaba el visor que apareció en su cabeza una vez cambió de forma, como si absolutamente nada hubiera pasado.

Leo sintió escalofríos, haciendo un gesto de negación e imitándolo, siguiéndolo cabizbajo e intentando borrar aquella imagen de su mente.

― ¡A-aguarda! ¡Por favor, yo no maté a nadie!

El menor de los ángeles se detuvo en seco, al ver que el demonio que perseguían ahora no era más que un lloroso humano asustado. Estaba acorralado y sabía que no podría correr para siempre, así que su mejor opción era apostar por la piedad de los seres de luz.

El arcángel a su lado frunció el ceño, apartando a Leo de su camino. Vaya ingenuo, ¿realmente pensaba que él caería con algo como eso?

― ¡No estoy mintiendo! ¡S-sólo quería explorar! ¡Yo también puedo ser huma-

―Muere.

No pudo terminar la oración cuando el superior lo hizo volar en pedazos, horrorizando a su compañero. ¡No dudó ni un instante! ¡¿Cuál era su problema?! ¡Ni siquiera dejó que terminara de hablar! ¿Realmente alguien así recibía órdenes directas del creador?

―Oye... E-exageraste un poco, ¿no crees?

―No puedo creer que desapareciera alguien más...

Un grupo de amigos se consolaba mutuamente, angustiados por un compañero al cual no veían desde hace unos días. La chica que los observaba a lo lejos juntó sus manos sobre su pecho, preocupada.

―Debes ser cuidadosa al salir, cariño... Todavía no sabemos exactamente lo que sucede, pero... ― Una señora joven suspiró, apoyándose en el mesón frente a ella, encarando a su hija. ―Parece que los ángeles son los culpables.

El corazón de la castaña se desplomó hasta su estómago, horrorizada. ¡¿Ángeles?! ¿Habían ángeles en la ciudad capturando, o peor aún, asesinando demonios?

Era cierto que hace unas semanas, un grupo de malignos empezaron a alimentarse de humanos. Nadie tenía muy clara la razón, pero eran una minoría. La mayor parte de la especie no compartía esa actitud salvaje; consumían animales y convivían pacíficamente entre las personas en su día a día.

Los ángeles parecían ignorar aquello, porque la reciente víctima era un demonio inocente... Para ella no era ninguna sorpresa, estaba consciente de que "los mensajeros del bien" no eran tan bondadosos como aparentaban.

El sonido de una campana la sacó de sus pensamientos, volteando hacia la entrada. Un par de clientes que nunca había visto antes se adentraban al local, tomando asiento en una mesa cercana.

Palmeó ligeramente sus mejillas. ¡Debía evitar desanimarse en ese instante! Después de todo, se encontraba ayudando a su madre en el trabajo. Tomó una pequeña libreta y se acercó a los chicos con una encantadora sonrisa.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2021 ⏰

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