Capitulo III

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El gran salón está repleto de estantes con vestidos de todo tipo de telas y estilos, mis ojos observan como todas las chicas se desviven por encontrar el perfecto vestido.
Ingenuas deberían de ser así para lo bueno, defender sus derechos, su libertad, que no somos objetos o trofeos para que algún patán nos tratase como basura.

—Mira quién está aquí, nuestra querida Azalea, al fin se deja de juegos y va a tomar en serio lo de la feria. Ya te habías tardado, niña rata

—Margarita yo también me alegro de verte nuevamente – Respiro hondo para no lanzarme sobre la lagartija con tetas – No sabes cuánto deseo que llegue la feria...

—¿En serio? Aunque no sé para qué te emocionas, si nadie querrá comprarte. Mírame, vendrán grandes compradores solo por mi, todos al parecer se pelean por mi

—Tal vez nadie me compré, pero no hace falta que lo hagan- Se que jure no hacer ninguna escena pero está niña me saca de mis casillas muy fácilmente y al público, lo que pida – Estaré feliz aquí, sin que algún vejestorio me este tocando noche a noche, y saber que mi "esposo" no me quiere solo a mí, si no también a sus 5 esposas más. Porque no vas a ser la única reyna, habrá más delante de ti, así que no te sientas tan importante, y así estarás el resto de tu vida, pariendo niño tras niño hasta que tu piel quede más suelta que un gelatina mal cuajada, te dejarán de tocar, nadie te tendrá cariño alguno, entraras en depresión, lloraras cada noche hasta llegar a tus 45 años, dónde intentarás suicidarte y así morirás sola y fea a tus 50 años. Si eso es a lo que te refieres como un futuro exitoso, prefiero quedarme aquí, querida

No podía dejar de sentirme como una triunfadora, no solo porque se quedó perpleja, su cara era difícil de descifrar. Tal vez era ira o sus neuronas al fin pensaban en algo. Nunca la había confrontado así, pero llega un punto en el que ya no puedes más y explotas. Decidida, iba a donde Lila estaba; al pasar  por un lado de Margarita, me detiene del brazo.

— Cómo puede saber una cosa como tú que es el cariño si nunca lo has tenido - Sentía el veneno que emanaba cada una de sus palabras – Ni siquiera tus padres pudieron lidiar con semejante cosa. Ubícate rata, nadie te quiere.

Y así se aleja con una sonrisa triunfante, sabe dónde más me duele. Sabe de mi talón de Aquiles. Pero la gran Azalea prometió jamás dejarse pisotear por nadie. Así que reúno el poco orgullo que me queda y le vuelvo a hablar a Margarita

—¿Qué?- responde tajantemente

— Espero y tú futuro sea grande – Me sonrie hipócritamente – Al igual que tú trasero

Y esta vez la que se va triunfante, soy yo.

—Zally, dejaste a la víbora sin veneno que aventar

—Lila, ¿podemos hablar después de eso? Ahora hay que buscarte un vestido para que tu chico caiga rendido ante ti

—Gracias amiga, sé cuánto odias esto y me daré prisa para ir a comer algo

—Tomate tu tiempo, tengo que distraerme un poco.

Al decir eso se que fue mala idea, sus ojos brillaron y comenzó a meter una cantidad de vestidos que Jesús, tomara todo el día medirselos

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Han pasado más de cuatro horas, más de treinta vestidos que se han convertido a unos tres, para así decidirse por uno de color lavanda. Ahora mismo le están haciendo unos ajustes para que ya se lo pueda llevar al cuarto

—Mi niña, ¿has visto alguno que te llame la atención? - Mira a mi abuela, su mera presencia es reconfortante. Su olor, su escencia me recuerda tantas cosas que me pone nostálgica

—Sabes que no me gustan estas cosas, y  cuánto odio esto

—Yo lo sé mi muñequita, pero las místicas esperan que coperes aunque sea solo para esto

—Pero yo..

—Pero nada, mira te he encontrado estos, que harán que te veas más preciosa de lo que eres – Me extiende unos cuantos vestidos, a simple vista se ven preciosos, ella conoce como la palma de su mano

—Abue, sabes que nada de esto lo quiero – suspira resignada y me da empujoncitos al vestidor

— Lo se, uno nunca sabe que maravillosas cosas le deparará el destino. Piensa en eso.

De momento niego cualquier cosa que tenga que ver con el futuro. Pero aunque sé que va en contra de mis ideas deseo que alguien me compré para así poder usar el poder que tienen ellos y saber de mí pasado. Esa espina que está a incrustada en mi corazón, saber quién iba fueron los desalmados que al abandonar a aquella niña, se llevaron sin saber su alegría, sus sueños y su oportunidad de tener una vida diferente.

¿Pero que estoy pensando? Para que esperar a la feria cuándo puedo escapar por la rejilla de la finca, tal vez al fin todo parece tener sentido en mi vida, al fin tomara una dirección.

Al pensar en aquel pasadizo, me viene a la mente aquel "enamorado" que tengo. Sé que no es necesario tener a alguien a mi lado para ser feliz, pero la mera idea de que alguien quiere estar junto a mi, sin conocer mí pasado, o el porque estoy aquí, es algo que me hace querer esperar.
Sé que estoy jugando contra mis propias reglas, pero como lei en aquel viejo libro; las reglas están para romperse.

—Pero mirate niña, te vez preciosa; brillarás tal cual un diamante –  Mientras me sumergía en mi mente solo estaba mirando pero sin mirar los vestidos, solo uno me llamo la atención, su textura había algo en el que vagamente me recordaba algo, así que me lo había puesto en automático – Mira Lila, ¿verdad que mi nena se ve como diosa?

—Dios mío, luces preciosa amiga

Me limité a sonreír, no dije nada más solo comencé a quitarme lo y ponerlo en su perchero. Me lo llevé a mí cuarto asi sin más, no necesito ajuste ni nada, pareciera que está hecho especialmente para mí.

Nos dirigimos a subir las escaleras, cuándo la mística Rosa, dió el anuncio de que al día siguiente vendrían unas personas muy importantes para ver las florecillas que este año se dieron. Rodé los ojos y me dirigí a mi habitación, con Lila y si parloteo incesante.

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Los quiero ❤️

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La Feria de las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora