Todo estaba en ruinas. Las personas huían despavoridas, había sangre en todas partes y la muerte y desesperación se sentía en todas partes.
Miró a todas partes, buscando a los miembros de Libra. Sin embargo, lo único que halló, fueron sus cuerpos. Trató de moverse, más sus piernas no respondían.
Una risa se escuchó. Blue lo miraba divertido, mientras sonreía.
- No pudiste salvarlos, es una lástima – se acercó a él, tomándolo de los cabellos. Leo no pudo evitar mostrar una mueca de dolor ante eso –. No eres el héroe de...
El paisaje y todo lo que había en él, comenzaron a desvanecerse, al igual que el Rey de la desesperación. Siendo todo reemplazado por un tranquilo paisaje.
El viento movía sus cabellos y las hojas de los árboles. El cielo estaba despejado. Todo estaba calmo.
Dirigió su mirada al frente, encontrándose con una figura muy familiar para él. White estaba de espaldas a él sobre una colina, haciendo que su cabello y vestido se ondeara con el suave viento.
- ¿Estás bien? – preguntó White, volteando a verlo. Con una pequeña sonrisa.
Leo decidió ir hacia ella, quedando de frente a ella.
- ¿Dónde estoy? - Macbeth compuso un puchero al ser su pregunta ignorada, haciendo reír un poco a Leo –. Sí, estoy bien.
Mary sonrió nuevamente.
- Estamos en tu subconsciente, Leo. Escuché que estabas teniendo una pesadilla, y vine de inmediato a salvarte – dijo con algo de tristeza –. Me preocupe al verte tan asustado y desesperado...
Leo sonrió un poco apenado.
- No te preocupes, gracias a ti estoy mejor.
White lo abrazó repentinamente, haciendo que ambos cayesen rodando de la colina. La rubia no pudo evitar reírse al ver que el cabello del castaño estaba más despeinado de lo usual.
Leo sonrió, extrañaba su risa.
De la nada, Mary puso una cara seria, posando una mano en su mejilla derecha.
- Las palabras que Blue iba a decir, no son verdad. Eres un héroe para Black, para tu hermana, para todos y, sobre todo, para mí.
Watch la miró con sorpresa, aunque sus ojos seguían parcialmente cerrados.
- White...
- Déjame ser tu heroína, Leo.
Había tanta determinación y convicción, que no pudo evitar sentir una opresión en su pecho.
- Sí... Gracias, White.
- Por eso, cuando tengas una pesadilla, yo siempre vendré – se levantó de encima de Leo, ayudándolo a pararse, no soltando su mano –. Te quiero, Leo.
- Yo también, White.
- Seguiré esperando a que cumplas nuestra promesa – separó lentamente su mano de la de él. Con una sonrisa –. Hasta entonces, cuídate y cuida a Black.
Leo asintió. Mary sonrió aún más, cerrando sus ojos, convirtiéndose en una blanca mariposa.
...
Abrió lentamente los ojos, pese a que aún era de noche. Sólo para ver, cómo Mary se iba por la ventana de su cuarto.
Esbozó una sonrisa triste.
- Hasta entonces, White.
-Traumada Taisho
Esta es una Shipp bonita y triste a la vez.